“Las mujeres somos dueñas de la vida”

Alba Eiragi Duarte es la primera mujer de la etnia avá guaraní con sangre aché que pasa a formar parte de la Sociedad de Escritores del Paraguay. Un logro que es fuente de visibilización para la mujer indígena y una puerta abierta a la interculturalidad.

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El acto de incorporación fue en la sede de la Sociedad de Escritores del Paraguay. Alba Eiragi Duarte –luciendo un atuendo confeccionado con fibra vegetal de caraguatá y collares de semillas– esperaba el reconocimiento orgullosa y emocionada. Orgullosa por representar a su pueblo, de sobresalir y visibilizar a los suyos y, finalmente, por abrir una puerta a la interculturalidad. “Pertenezco a dos pueblos”, exclama contenta, momentos antes del acto.

Creció en una comunidad de los pueblos avá guaraní de Canindeyú, Colonia Fortuna, pero tiene sangre aché. Maneja perfectamente la lengua avá guaraní y toda su cultura. “Me considero avá. Me casé en esa comunidad. Chekuñatãi pépe, che ména ha’e avá guaraní, cuenta.

De su niñez recuerda las labores de preparar la chicha para los abuelos. “Era una tarea que siempre me ocupaba”, revela. “Me encanta el rezo, el jeroky aty; siempre me mostré atenta a la forma de hablar y a todas las costumbres. El idioma es diferente, ndaha’éi la guaraní paraguayo. Aprendí muchas cosas y todas esas vivencias me llevaron a lo que soy”, admite.

Hoy es una lideresa absoluta. Su trayectoria y trabajo la llevaron a sobresalir y representar a los suyos. Estudió Trabajo Social en la Universidad Nacional de Asunción, y Comunicación para el Desarrollo en la Universidad Nacional de Pilar. Hizo el curso de Diplomado de Educación Intercultural en la Universidad Católica de Asunción.

Comenzó su trabajo de docente en 1998, en la escuela básica n.º 14.698 Comunidad Avá Guaraní de Río Verde, en el distrito de Curuguaty, donde permaneció tres años. También ejerció la docencia en la escuela básica n.º 2489 Prof. Benéfrida Torres de Beeker, de la comunidad de Fortuna del mismo distrito durante cinco años.

Una vez aprobada la ley n.º 3231/07 –que crea la Dirección General de Educación Escolar Indígena– asumió la jefatura del Departamento de Gestión y Comunicación Institucional de dicha dirección desde el 2008 hasta la fecha.

Es oficialmente una de las traductoras y elaboradoras guías de materiales educativos indígenas en lengua avá guaraní y español para el 1.er y 2.º ciclo. También participó en varios congresos y simposios internacionales como expositora.

Trabajó con niños y niñas indígenas en situación de calle; además, conforma la directiva de la organización Kuña Guaraní Aty de Paraguay y es coordinadora general del Kuña Reko Yvoty, grupo de canto indígena.

Elaboró el material Ciencia y conocimiento sobre el arte indígena, del pueblo avá guaraní, y trabajó en el documental Mita Karaí, que trata del bautismo sagrado del pueblo avá guaraní.

Es, asimismo, responsable y coordinadora del proyecto Cosmovisiones indígenas e innovaciones educativas con los pueblos mbya guaraní y avá guaraní de Canindeyú y Caaguazú, con 40 jóvenes por pueblo.

Fue organizadora del Primer Congreso de Comunicadores Indígenas en conjunto con la Sicom. Es, también, una ilustre poetisa. Su poemario Ñe’e˜ yvoty, Ñe’e˜ poty fue todo un suceso y rescata vivencias personales.

Angiru˜ (El compañero), Mombyry (La lejanía), Pore’y (La ausencia), Kuña ñe’e˜ yvoty (Mujer de florecidas palabras) y Techaga’u (Añoranza) son algunos de los títulos de la reciente obra presentada.

Sin duda, sobresalir a nivel nacional es un logro bien merecido. “Comencé a enseñar a los 35 años, después de tenerle a mi última hija. Tengo ocho hijos, seis nenas y dos varones. Soy abuela de 15 nietos, pero dentro de poco van a ser 16. Comencé a enseñar en Curuguaty, en una comunidad de los avá. Estudiar fue muy sacrificado, porque tenía que venir desde mi comunidad, Fortuna, hasta la ciudad”.

En el 2011 afloró su veta de poetisa. “Comencé a escribir en castellano, guaraní y mi lengua. Transcribí en el papel esos sentimientos cotidianos, pero, principalmente, mis poemas van dirigidos a la mujer. Mi abuela me enseñó que las mujeres somos invaluables, transportadoras de la cultura, de la vida. Ñande ha’e la purahéi jára; ñande rupive onase la mitãnguéra. Por eso somos las dueñas de la vida. Acompañamos la espiritualidad de los abuelos, porque las mujeres también cantamos y tocamos el bambú. Todas esas vivencias se pueden leer en mi poemario Ñe’e˜ yvoty, Ñe’e˜ poty”.

Alba Eiragi también tiene compromiso con el medioambiente, con el bien común de su pueblo, pero, sobre todo, con el desarrollo de la mujer indígena de una manera equilibrada. “Como indígena, mamá, abuela, educadora, poetisa y lideresa, mi compromiso es rescatar los valores y educar hijos y alumnos comprometidos con el avance del país. La unión de dos culturas, dos mundos diferentes y la convivencia armoniosa gracias al diálogo, sin duda, van a contribuir con el logro de una sociedad equitativa”, afirma.

Ser la primera mujer indígena en ser incorporada a la Sociedad de Escritores del Paraguay significa, para ella, una conquista, un orgullo y una emoción. “Estoy abriendo camino y espero que muchas mujeres más integren este selecto grupo. Poseemos la capacidad e inteligencia, solo faltan oportunidades. Tenemos muchos jóvenes y queremos brindarles una educación igualitaria. Estamos aprendiendo a ser más independientes. Nuestro siguiente paso es incursionar en la toma de decisiones”, expresa entusiasmada y se despide.

La llaman para el histórico acto de anunciar su ingreso a la Sociedad de Escritores del Paraguay. La descripción de su trayectoria, las palabras de orgullo y elogio no faltan durante la ceremonia. Que este canal de integración siga incentivándose a fin de integrar a estas comunidades a las estructuras y procesos de nuestro país. Que no sean vistos como simples beneficiarios, sino como sujetos de derecho que pueden y quieren aportar a su sociedad.

ndure@abc.com.py

Fotos ABC Color/Fernando Romero.

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