Mosaico urbano

Al colorido de los lapachos, y la exuberancia de los nísperos y granadas a la vera de las estrechas callejuelas, en Mundo Aparte, los vecinos agregan sabor y gracia. Los jardines rebosan de alegría y recuerdan los mejores años de la bohemia en el vecindario asunceno, del cual surgieron artistas y profesionales de toda laya.

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¿Por qué hay tantas “ranas” en los jardines y casas de Mundo Aparte? La respuesta es una sola: “Son de la buena suerte y ayudan a evitar el mal de ojo”. Rana danzante, otra que canta con una guitarra, ranas saltarinas y con gorros son algunas de las formas que toma este batracio entre los helechos de los jardines, las terrazas, cornisas y bordes de las callejuelas de Cambala.

Es como si se hayan quedado a vivir en el vecindario desde que desapareció la recordada Laguna Pytã, rellenada en los primeros años de la década de 1960 por el ocurrente intendente César Gagliardone (1960-1964) para la construcción del Hospital Militar, hoy Hospital del Trauma.

Casi todo el barrio reposa a la sombra de un frondoso yvapovô o un florido lapacho. También hay santarritas y jazmines que se deshacen en flor sobre los muros, tejidos o rejas. De los balcones cuelgan helechos de todas las variedades.

-¿Cómo se llama este callejón?

-Acá Verá.

-¿Y el otro?

-Acá Verá.

-¿Cómo es que todos se llaman Acá Verá?

-Porque tenemos Acá Verá 1, Acá Verá 2, Acá Verá 3 y así sucesivamente.

La respuesta de Antonio Maluje refleja la realidad y simplicidad de los pasajes que atraviesan Cambala. Las serpenteantes callecitas son como bifurcaciones de la calle Acá Verá que conducen a todos lados y, para los moradores acostumbrados a la caminata diaria, no hay manera de equivocarse. Cada uno es diferente y tiene una gracia propia.

Mientras unas risueñas ranas otean al caminante, Reinaldo Servín (56) se coloca en el portón de la humilde casita ante una Kombi salida de los años 60. Es músico integrante del grupo Reiser, hace 23 años. Su fuerte es la animación infantil, aunque también está presente en las fiestas para los grandes. Ha recorrido casi todo el país con su arte, que también incluye encarnar al payaso “T y Z”.

“Aquí todos somos trabajadores, y de aquí han salido muy buenos músicos y grandes profesionales”, afirma orgulloso.

Un mundo musical y bohemio

Mundo Aparte es un mundo lleno de música y bohemia, también de folclore y tradiciones. Luis Alberto del Paraná tenía la casa de su madre en 33 Orientales y Azara. Se cuenta la anécdota de que su tono de voz cambió luego de un chapuzón que se dio en la Laguna Pytã y que le afectó la garganta.

Otros músicos que marcaron época fueron Lucho Aguilera, los hermanos Emiliano y Antonio González, Emilio Bobadilla Cáceres, Rigoberto Arévalo, Aurelio Ovelar, Los Cumbreños.

En el entorno de este semillero de músicos florecieron sitios de bohemia como las parrilladas La Curva, La Huella, La Calandria y el Fugitivo, junto con el Cine Teatro España.

Cayo Frutos Pane fue el autor de la polca Expreso Decano, que se convirtió en el himno del club Olimpia, ubicado sobre Mariscal López. En el otro extremo florece el club Guaraní, que –según cuentan– se fundó cuando un grupo de socios del Olimpia se molestaron, apartaron y se instalaron hacia Dos Bocas.

Frente a la placita de Azara y Acá Verá, una vivienda ostenta una placa: “En esta casa vivió Emiliano González Ayala (1951-2001), fundador y director de Las Voces del Tiempo”. Artista, músico, bailarín y teatrero, marcó una época en el arte nacional, y enalteció su barrio antiguamente conocido como Pinozá y considerado “cuna y albergue de artistas”.

Fue discípulo de Emilio Bobadilla Cáceres y guitarreaba con su hermano Antonio desde la adolescencia en interminables noches estrelladas, en tertulias con los jóvenes de la tradicional barriada.

Cuenta Pachín Cenco que, en 1972, Osvaldo Bobadilla, hijo del maestro don Emilio, regresó del Brasil y con los hermanos González crearon el trío Las Voces del Tiempo, que grabó su primer disco, pero esta brillante carrera se truncó con la trágica muerte de Óscar.

Entonces, los hermanos González se sumaron al grupo Aty Ñe'e como actores y cantantes, con giras y puestas de importantes dramaturgos, como Arturo Pereira, Alcibiades González Delvalle, Antonio Carmona, Raquel Rojas, Humberto Gulino, Ramón del Río, Yiya Gunsett, Wall Mayans y otros.

Luego de varios pasos por el escenario, con representaciones del ballet folclórico y clásico en los años 90, Las Voces del Tiempo revivió como cuarteto de los hermanos junto con Tomás Giménez y el boliviano Luciano. El conjunto fusionaba la guitarra, quena, zampoña, bombo y el silbido de Giménez. Luego, Antonio González dejó el grupo y fue reemplazado por Antonio Torales, con quien se logró grabar el segundo material, que incluye el Pájaro Chogüi con el silbido inmortal que pasó a identificar al grupo, siempre siguiendo el relato de Pachín.

En otro momento, Luciano abandonó el grupo e ingresó Roberto Paya y el cuarteto siguió sus actuaciones en el Jardín de la Cerveza, alternando con giras por países limítrofes y el interior.

Emiliano González también creó una escuelita de canto y guitarra para niños y adolescentes en situación de riesgo.

Desde los orígenes

Aunque Mundo Aparte está inmerso en el extenso barrio Bernardino Caballero, en el que actualmente se construyen enormes complejos edilicios, existen embajadas y lujosas residencias, nunca se dieron casos de discriminación. “Los dos papas que vinieron al Paraguay, Juan Pablo II y Francisco, durmieron en nuestro barrio, donde está la sede de la Nunciatura Apostólica”, comenta Manuel José Almada, descendiente de antiguos pobladores radicados en la calle 33 Orientales, en las cercanías de la parroquia Virgen del Carmen, una gran aglutinadora de la población.

El barrio era parte de la gran Pinozá, que correspondería a una deformación de antiguos propietarios, los Espinoza, y cuyo nombre quedó al sector comprendido hoy entre las avenidas Eusebio Ayala y Fernando de la Mora.

El sector de la parroquia Virgen del Carmen era conocido originalmente como barrio Oriental, con su principal calle 33 Orientales, y así figura en un mapa de Asunción de 1915, en homenaje a igual cantidad de uruguayos que lucharon en 1825 por la recuperación de su Independencia.

Este sector era parte de una inmensa propiedad que originalmente pertenecía a la familia de origen francés Pecci-Gasparini-Ortiz, que contaba con 19 ha y en ese sector se conformaba una gran quinta, al igual que muchas otras de los suburbios de Asunción.

El Ing. Augusto Basili menciona que los Pecci Gasparini habían comenzado a lotear la propiedad en las primeras décadas del siglo XX. Lograron vender algunos lotes que daban hacia la avenida Eusebio Ayala, en tanto que en otro sector se habían ido instalando familias luego de la revolución de febrero de 1936 y se rehusaban a salir.

Teresa Monges y Cándido González, activos pobladores del barrio, sostienen que la tradición oral extendida en el lugar es que los excombatientes de la Guerra del Chaco, muchos de ellos heridos, fueron los primeros en afincarse en la zona, porque no tenían adónde ir para ser asistidos. Fue así que empezaron a venir sus familias desde el interior con sus carpas primero y, luego, ya con casitas que se fueron instalando en el sitio.

Entre la documentación del barrio que guardan en sus archivos Manuel José Almada y su madre, Ana María de Larruce, consta un decreto ley n.° 18.222, firmado por el presidente de la República, Higinio Morínigo, y que data de 1947. En él se dispone que el Estado paraguayo, a pedido de la Intendencia Municipal de la Capital, solicita la expropiación o compra directa del inmueble para solucionar el problema social que afecta a los pobladores de Mundo Aparte. Al mismo tiempo, se resolvería la ubicación en la zona de General Santos y Mariscal López, donde hoy está el Regimiento Escolta Presidencial; de la escuela República del Brasil, pues el Gobierno del vecino país había manifestado su intención de “donar a nuestro país un amplio y moderno edificio” para el local de la futura institución.

En las luchas sociales del barrio ha sido fundamental la parroquia Virgen del Carmen, que se constituyó el 1 de mayo de 1942, dicen Teresa Monges y Cándido González. Era una pequeña capilla en sus inicios, fundada por un sacerdote de los betharramitas del colegio San José, el padre José Saubatte, quien venía desde la sede de la institución, en la avda. España, en un caballo blanco. “La gente conserva en su mente esa imagen, pues a partir de allí empezaron a donar ladrillos, arena y agua para la construcción. Un antiguo poblador llamado Fausto Barrios siempre contaba que la gente acarreaba el agua para la capilla en baldes y carritos con tambores”.

Las fiestas patronales de antaño eran muy sanas y animadas, con abundante adorno de piriritas. Venían una gran cantidad de carretas que formaban como una protección sobre el arenal, para que en el medio se instalara la calesita y otros juegos en la manzana en la que hoy está la Seccional Colorada n.° 9, en 33 Orientales y José A. Flores.

Todos los sacerdotes ayudaron muchísimo al fortalecimiento de la comunidad, desde el primero, el padre italiano Armando di Perna; el padre Luis Alberto Ortiz y el padre Ramón Talavera, ayudados por la Diócesis de Salamanca y los sacerdotes salmantinos, misioneros. También es inolvidable el aporte del padre Wenceslao Yubero Pérez, quien estuvo 35 años al frente de la parroquia, y dejó como legado el colegio y el instituto profesional para la formación y dignificación de las mujeres en diversas labores. Además, preocupado por la calidad de vida de los pobladores, fundó hace 28 años la Cooperativa de Ahorro y Crédito Nuestra Señora del Carmen. Entre sus 6900 socios figuran profesionales y trabajadores, como pancheros, vendedores ambulantes, quinieleros que trabajan legalmente. Tras su fallecimiento se creó la Fundación Monseñor Yubero, cuyo puntal es hoy el padre Leoncio Redero, quien sigue animando a la gente con sus 92 años.

Los pobladores de Mundo Aparte siempre lucharon por su permanencia en el lugar y combatieron con fuerza a los militares. Cuenta Cándido González que los intentos de desalojo fueron muchísimos. En una ocasión, la pelea fue dura, pues los militares irrumpieron en plena homilía y se llevaron detenido al sacerdote. Los pobladores, encabezados por Dorila Gómez, José López, Castorina Monges, Pedro Fretes y otros, se organizaron para defender el asentamiento. Cuando los militares avanzaban con sus caballos, los pobladores los enfrentaban y en una ocasión, en la que fueron amenazados de que irían presos, los pobladores fueron a la Comisaría 7.a y se declararon detenidos hasta que los dejaran en paz.

El Ing. Augusto Basili recuerda que, en 1958, el arquitecto Rojas Gastó, hermano del Gral. Pablo Rojas, estaba realizando mediciones para la ampliación del Escolta sobre el barrio. Una de las vecinas sacó un crucifijo y lo maldijo. Coincidencia o no, a los seis días falleció. Eso dejó que hablar y los intentos se suspendieron un buen tiempo.

En toda la consolidación del populoso barrio pesó la decisión y unidad de familias muy tradicionales, como los Frutos Pane, Antar, Riquelme, Ferreira, Snead, Bareiro, Bogado, Valinotti, entre otras; cada una con su aporte de sabor y color a este vecindario asunceño que, lejos de todas las estigmatizaciones, quiere convertirse en otro de los barrios turísticos de Asunción. 

pgomez@abc.com.py

Fotos: ABC Color/Silvio Rojas/ Celso Ríos/Gentileza.

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