Sonrisa irreverente

Jack Nicholson cumple 80 años con un nuevo proyecto en marcha cuando todo apuntaba a que su retiro era definitivo. Con 12 nominaciones a los Premios Óscar y tres estatuillas en su poder, el considerado como mejor actor de su generación, en sus últimos trabajos, ha dado un giro cómico a una filmografía repleta de personajes perturbadores marcados por un rasgo común: la sonrisa más mítica del cine.

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Ganador de tres Premios Óscar y el actor más nominado de la historia con 12 candidaturas, Jack Nicholson es aclamado como el mejor actor de Hollywood de su generación, gracias a personajes míticos como Jack Torrance en The Sining, McMurphy en One Flew Over The Cuckoo’s Nest, el romántico con trastorno obsesivo compulsivo de As Good As It Gets o el célebre Joker de la primera adaptación cinematográfica de Batman.

Es un ícono del cine desde que protagonizó Easy Rider en 1969, y con sus inseparables gafas de sol y su sempiterna sonrisa, cumple 80 años tras un largo periodo alejado del cine, los rumores sobre su salud y las especulaciones sobre su retiro definitivo, dejándose ver en contadas ocasiones, como en los partidos de Los Ángeles Lakers en el Staples Center.

Su última película, How do you know, se estrenó en el 2010 y, a principios de este año, su compañero en Easy Rider, Peter Fonda, aseguró que el actor, director, productor y guionista estaba retirado.

Sin embargo, Nicholson regresará a la gran pantalla para protagonizar la adaptación de la película alemana Toni Erdmann, el mejor filme europeo del 2016 y candidata al Óscar a la mejor película de habla no inglesa, que será realizada en Hollywood por Paramount, y Ridley Scott le quiere para su próximo proyecto, All the Money in the world.

La biografía del actor publicada por Marc Eliot dejó claro que, si la carrera de Nicholson ha sido espectacular, su vida personal no ha sido menos intensa, desde sus experiencias con las drogas a sus tormentosas relaciones sentimentales, como la que mantuvo durante más de 15 años con la actriz Anjelica Houston.

De ordenanza a estrella

John Joseph Nicholson (22 de abril de 1937, Neptune City, New Jersey) no aprendió a actuar viendo a Brando –su primer ídolo– ni siquiera estudiando el método Stanislavski. Aprendió de su madre... de la que no supo la verdad hasta que fue adulto.

El actor creció creyendo que su madre era Ethel, que, en realidad, era su abuela, y su madre biológica era June, a quien creía su hermana mayor. June se había quedado embarazada con 16 años y, después de que el padre los abandonara, la familia quiso ocultarlo.

Llegó a California siendo un adolescente y en el instituto destacaba por sus comentarios socarrones. En 1955 entró a trabajar en el departamento de animación de la Metro Goldwyn Mayer, en el que se dedicaba a ordenar alfabéticamente el correo de los admiradores de Tom y Jerry y, además del salario de USD 30 semanales, consiguió introducirse en el mundo del espectáculo.

Después estudió arte dramático en el Player Ring Theatre, donde conoció a James Coburn y Roger Corman, pionero del cine independiente y el productor que apadrinó a los directores que cambiaron el cine de Hollywood en la década de los 70, y el que hizo debutar a Nicholson en la gran pantalla con The Cry Baby Killer, en 1958.

Aquella fue la primera de muchas colaboraciones con Corman en los inicios de la carrera cinematográfica de Nicholson, en su faceta de actor y, también, en la menos conocida de guionista.

Una década después de su debut, y tras casi una veintena de películas como actor o guionista, Nicholson llegó al estrellato gracias a Easy Rider (1969), una película de moteros en la que compartía cartel con Dennis Hopper y Peter Fonda, y que le sirvió para obtener su primera candidatura al Óscar como mejor actor de reparto.

La película arrasó en el Festival de Cannes, en el cual la actuación de Nicholson fue ovacionada y, por primera vez, el actor pensó: “Soy una estrella del cine”.

El trampolín de Easy Rider le llevó a su época dorada, una trayectoria en la que trabajó a las órdenes de directores como Stanley Kubrick, Tim Burton, Milos Forman y Roman Polanski o, más recientemente, Martin Scorsese en The Departed (2006).

Éxitos y excesos

Antes de rodar Easy Rider se planteó dejar la actuación y dedicarse a escribir. “Los que no han visto mis primeras películas tienen más suerte que yo”, ha llegado a decir el actor, quien en 1962 se había casado con Sandra Knight, con la que tuvo a su hija Jennifer, razón por la cual comenzó a aceptar papeles que después le avergonzaban.

Con Five Easy Pieces (1970) fue nominado por primera vez al Óscar como mejor actor, al que también optó por The Last Detail (1973) y Chinatown (1974), y que lograría al fin por One Flew Over The Cuckoo’s Nest (1975). En lo más alto de su carrera, “la estrella de la sonrisa fulminante” fue portada de la revista Time en agosto de 1974.

Para entonces, ya vivía en Mulholland Drive, donde aún reside, y tenía vecinos como Marlon Brando, su inseparable Warren Beatty o Jim Morrison, en la que se empezó a conocer como Bad Boy Drive.

La fama de excesos ha acompañado a Nicholson a lo largo de su vida, que nunca ha ocultado ni sus coqueteos con las drogas ni su afición por el sexo. El actor bromeaba sobre su fama de mujeriego: “Con mis gafas de sol soy Jack Nicholson. Sin ellas, soy gordo y viejo”, comentaba a Efe al cumplir los 75.

El actor nunca volvió a casarse tras su matrimonio con Sandra Knight, pero tuvo cuatro hijos más: Caleb James (37), con la actriz Susan Anspach; Honey (36), hija de la modelo Winnie Hollman, y Lorraine (27) y Ray (25), de su relación con la actriz Rebecca Broussad.

Ni se casó ni tuvo hijos con la también actriz Anjelica Houston, con la que mantuvo una tormentosa relación que duró más de tres lustros marcada por el temperamento de ambos y las continuas infidelidades, y que a la que la actriz puso fin en 1989.

“No me di cuenta de que Jack era un mujeriego de primera en aquella época. Para lo prolífico que parece haber sido, era bastante discreto”, cuenta la actriz en sus memorias.

Mago del cine

Nicholson comenzó los 80 con dos de sus películas más célebres: The Shining (1980) y The Postman Always Ring Twice (1981), recordada por la famosa escena en la cocina con Jessica Lange, y concluyó interpretando al Joker, el antihéroe y enemigo de Batman que le dio su sobrenombre: Jack the Joker, y ha sido su mejor villano.

Entre medias, películas como Reds (1981), Prizzi’s Honor (1985) o Ironweed (1987), por las que fue de nuevo candidato al Óscar, o Terms of Endearment (1983), en la que compartía cartel con Shirley MacLaine, Debra Winger y Danny DeVito, y por la que recibió la estatuilla como mejor actor de reparto.

Volvería a optar al Óscar como actor de reparto en 1992 por su papel en A Few Good Men y, en el 2002, como protagonista de la película About Shmidt, cinco años después de haber conseguido el premio por As Good as It Gets, en la que mostró su faceta más cómica, alejada de los papeles perturbadores que lo encumbraron.

Candidato al premio de la Academia de Hollywood en cinco décadas diferentes, Jack Nicholson ha entregado la estatuilla dorada a la mejor película del año en ocho ocasiones, la última en el 2013 junto con la entonces primera dama Michelle Obama, y ha conseguido también seis Globos de Oro, a los que ha sido candidato en 18 ocasiones.

El autor de su biografía definió a Nicholson como “un espiritista cinematográfico capaz de usar de algún modo los pedazos de su vida difícil, errónea, rabiosa, a veces en ruinas; pedazos de su encanto irresistible, un desgaste físico, un vacío emocional y toda su decepción familiar para crear personajes de gracia y belleza cinematográfica”.

Un mago del cine que ha conseguido realizar con creces su deseo de trascender en el séptimo arte.

EFE/Reportajes

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