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La degradación del suelo es un proceso que reduce la capacidad actual y potencial de ese recurso para producir un bien o servicio de manera sustentable. Una de las principales consecuencias de la degradación del suelo es la disminución del nivel de materia orgánica y, por lo tanto, de la fertilidad. Esta pérdida, en el contenido de la materia orgánica, es resultante de varios aspectos, siendo la falta de cobertura del suelo una de las más importantes. Otros factores son la utilización continua de sistemas inadecuados de manejo de suelo como la quema de los residuos vegetales, laboreo excesivo, monocultivo, siembra en sentido de la pendiente y otros.
La degradación física y química del suelo es causada principalmente por la erosión superficial. Por esta razón es muy necesario evaluar la susceptibilidad de los suelos a la erosión hídrica o eólica que pueda sufrir de manera a planificar el uso de la tierra y establecer las medidas necesarias de su conservación adecuada.
La erosión es la principal responsable del transporte y pérdida de las partículas más finas así como de nutrientes, por lo tanto es el principal responsable de la perdida de fertilidad natural del suelo y la disminución de la productividad de los cultivos.
CAUSAS
La erosión del suelo es la resultante de un proceso de degradación donde se combinan el clima, el terreno, el suelo y el hombre. Puede ser natural o acelerada. La erosión natural ocurre sin participación humana, aunque en este tipo ocurre pérdida de suelo, no se da la perdida de la fertilidad futura del mismo.
La erosión acelerada es la producida por efecto directo del ser humano sobre la cobertura del suelo y tiene gran impacto negativo sobre la fertilidad.
La erosión del suelo puede ser producida tanto por el agua así como por el viento. La erosión hídrica, se produce en zonas donde el clima es lluvioso, el terreno tiene cierta inclinación o pendiente y el suelo presenta escasa cobertura. Este tipo de erosión es muy común en la región oriental del Paraguay. La erosión eólica, sin embargo, es común en zona de clima seco donde el terreno es plano o llano y el suelo presenta escasa cobertura. Aunque la erosión eólica ocurre también en la región oriental del Paraguay, la misma es muy común en suelos del Chaco.
EFECTOS
Varios efectos negativos son ocasionados por la erosión sobre las propiedades químicas, biológicas y físicas del suelo y por ende sobre la productividad de los cultivos y la calidad de las cosechas. El principal es la perdida de la fertilidad del suelo. Esta disminución de fertilidad se produce por la pérdida de nutrientes esenciales conocidos como macro nutrientes y micro nutriente u oligoelementos.
El arrastre de sedimentos finos del suelo por efecto de la erosión hídrica favorece la pérdida acelerada y en grandes cantidades de iones básicos, como el calcio, magnesio, sodio y potasio. Esta pérdida de elementos básicos ocasiona un aumento en la acidificación de los suelos, la cual reduce la disponibilidad de nutrientes para la planta.
La degradación biológica es también una consecuencia de la perdida de partículas del suelo tanto por efecto de la erosión hídrica como eólica. El componente biológico del suelo, constituido por hongos, bacterias, actinomicetos, protozoarios, lombrices, hormigas, entre otros, es el principal medio para la transformación de restos orgánicos como hojas, flores, raíces, frutos, restos de insectos, microorganismos, animales superiores en nutrientes.
La mayor riqueza biológica del suelo se encuentra en los primeros centímetros, por lo tanto en la medida que aumenta el arrastre o pérdida de la capa más superficial también aumenta la pérdida del componente biológico y por ende su fertilidad.
La degradación física del suelo es otra consecuencia de la erosión. Esta degradación física se produce principalmente como resultado de la pérdida de partículas finas, como el limo y arcilla, elementos aglutinantes fundamentales para la agregación del suelo. Esta falta de agregación entre otros facilita el transporte y pérdida de los componentes orgánicos y minerales del suelo, así como afecta negativamente la retención de humedad, nutrientes, entre otros.
(*) Profesor e investigador en ciencia del suelo