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“En un país donde el rubro agropecuario tiene una importante participación en la economía, un decrecimiento en la producción se traduce en pérdidas directas a los productores e indirectas a toda la cadena de valor que sustenta al sector. El seguro agrícola soporta una de las variables que pueden generar mermas en estos ingresos”, explica el ingeniero agrónomo Delfín Benítez, gerente agropecuario de Aseguradora Tajy.
“En general los productos ofrecidos por la compañía se presentan competitivos dentro del mercado, ofreciendo una amplia cobertura sobre eventos climáticos, factor imponderable en la planificación de los cultivos que pueden traer aparejadas disminuciones en la producción de los mismos y por ende una pérdida económica a los productores. En tal sentido, el seguro agrícola es una herramienta financiera importante en la cadena de producción, al trasladar uno de los riesgos a la aseguradora”, afirma.
“Todo esto se vio reflejado en la última campaña de soja, cuando la producción nacional se vio afectada por la falta de lluvias, y aquellos productores que contaban con una póliza de seguro agrícola pudieron minimizar sus pérdidas”, resalta.
El seguro agrícola ayuda a los agricultores a mitigar los posibles daños ante eventos climáticos, que pueden afectar la producción de sus cultivos, como las sequías, heladas, granizos, vientos fuertes y otros.
En cuanto al sector financiero que trabaja en este rubro, esta herramienta facilita la recuperación de los créditos otorgados si el buen clima no acompaña al desarrollo de los cultivos. Asimismo, los productores pueden obtener mejores créditos si respaldan su producción con una póliza de seguro agrícola. “Además, otorga a los asegurados algo intangible pero muy importante, que es la tranquilidad. Ante un eventual siniestro climático, sabe que tendrá apoyo económico para enfrentarlo de la mejor manera, sin comprometer su capital de trabajo”, destaca sobre el valor de este producto.