Una comunidad de fe y solidaridad

El obispo de Ciudad del Este, monseñor Pedro Collar Noguera, destacó la profunda fe y el espíritu solidario que caracterizan a la comunidad esteña. Asimismo, instó a la feligresía a emular los valores de San Blas, protector espiritual de la población de la capital del Alto Paraná, quien vivió en total entrega a Dios.

La feligresía católica esteña participa masivamente de las celebraciones eucarísticas del novenario en honor de San Blas.
La feligresía católica esteña participa masivamente de las celebraciones eucarísticas del novenario en honor de San Blas.Gentileza

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La sociedad esteña es considerada muy fervorosa, como lo demuestra la masiva y activa participación en todas las actividades de la Iglesia Católica en la capital del Alto Paraná. El obispo diocesano, monseñor Pedro Collar Noguera, resaltó que la fe en Dios es un rasgo distintivo de los ciudadanos de Ciudad del Este.

“Se nota en las familias que visito y en la participación masiva en las celebraciones litúrgicas, especialmente los domingos. Las capillas siempre están llenas”, expresó el pastor católico en una reflexión que hizo en el marco de la festividad en honor de San Blas, patrono de Ciudad del Este y del Paraguay.

Mons. Pedro Collar Noguera, obispo.
Mons. Pedro Collar Noguera, obispo.

Destacó que esta fe, heredada de los primeros habitantes de la ciudad, se mantiene viva y se profundiza en la vida diaria de la comunidad.

Asimismo, subrayó que la solidaridad es un valor esencial, aún más evidente en tiempos de crisis, como ocurrió durante la pandemia del covid, entre 2019 y 2023.

“Cuando hay una necesidad, siempre hay un grupo, un vecino o una comunidad dispuesta a ayudar”, señaló.

No solo los ciudadanos, sino también empresarios y las organizaciones han demostrado en reiteradas ocasiones su compromiso con quienes más lo necesitan, a través de las donaciones, mencionó el obispo.

En otro momento, monseñor Collar enfatizó la importancia de San Blas como ejemplo de pastor, una figura que no solo concierne a sacerdotes y obispos, sino a todos los fieles.

“Ser pastor implica cercanía, escucha y discernimiento, valores fundamentales en una sociedad con muchas heridas”, dijo.

Además, destacó la entrega total del santo, quien dio su vida por su fe en Dios Todopoderoso.

“Él tuvo que derramar su sangre por el amor y la fe que tenía en Jesús. Es importante considerar esa entrega total, pues su testimonio nos motiva a hacer el bien, trabajar por la justicia y buscar la verdad”, expresó.

El protector de la garganta

Mons. Amancio Benítez, en actitud de obediencia ante el patrono.
Mons. Amancio Benítez, en actitud de obediencia ante el patrono.

San Blas vivió entre los siglos III y IV y es reconocido como un fiel obispo y mártir, a quien se le atribuyen numerosos milagros. Se le recuerda en su calidad de médico y, en particular, como el santo al que se lo invoca para las afecciones de la garganta.

En sus inicios, ejerció la medicina y aprovechó la influencia que le otorgaba su prestigio como excelente médico para hablar a sus pacientes sobre Jesucristo y su santa religión, logrando así numerosos adeptos al cristianismo, de acuerdo a las reseñas sobre su existencia.

Durante la persecución de Diocleciano, San Blas se refugió en una cueva en la montaña, desde donde dirigía y animaba a los cristianos perseguidos. Por las noches, bajaba a escondidas a la ciudad para asistir y consolar a los encarcelados, llevándoles la Sagrada Eucaristía, según relatos sobre su vida.

En el país es venerado como patrono del Paraguay. Otras fiestas grandes en su honor se realizan en las ciudades de Itá y Piribebuy.

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