La ingeniera Luz Gulino, de la Sociedad Constructora Chaco, sostiene que la construcción del Gran Hospital del Sur “rompe paradigmas: demuestra que las obras públicas pueden ejecutarse con “altísimos estándares de calidad, sostenibilidad y en plazo”, cuando hay expertise, gestión colaborativa (BIM) y compromiso con el desarrollo local”.
“Es un hito que eleva la vara para la infraestructura sanitaria y la ingeniería nacional, dejando un legado de capacidad técnica y progreso social en Itapúa. Un modelo a replicar”, resalta la profesional, quien añade que “es un hospital de tercer nivel, es decir, de alta complejidad, que cuenta con 334 camas, 58 consultorios y 13 quirófanos.
Brinda servicios de urgencias, consultorios e internaciones gineco-obstetricias, pediátricas, clínicas y traumatológicas. La Unidad de Terapia Intensiva cuenta con área neonatal, pediátrica y de adultos, con 72 camas en total. También ofrece servicios de hemodiálisis y de atención oncológica. Una infraestructura sanitaria sin precedentes en el país por su dimensión, tecnología y capacidad de atención”.
La construcción del Hospital General del Sur, en Itapúa, no es solo una obra de infraestructura sanitaria; es un caso de estudio en gestión integral de proyectos de gran envergadura.
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La Ing. Luz Gulino desglosó el monumental proceso detrás de esta obra emblemática, cuyo diseño y complejidad sistémica inició con un estricto programa Médico-Arquitectónico del Ministerio de Salud, el consorcio abordó un diseño de más de 40.000 m² y cerca de 1.000 dependencias.
Recordó el proceso de diseño y planificación que siguió la construcción. “Una vez aprobado el anteproyecto arquitectónico, se involucraron a todas las ingenierías: estructura, instalaciones eléctricas y sanitarias, sistema de climatización, prevención contra incendios, señales débiles y gases medicinales”.
La complejidad y escala del proyecto fue el desafío inicial, pero fueron superados por la participación de profesionales paraguayos comprometidos con el proyecto. “El reto fue integrar especialidades, como Gineco-obstetricia, Pediatría, Clínica y Traumatología, cada una con urgencias, quirófanos y UTI propias, junto a áreas críticas de apoyo (laboratorios, farmacia, esterilización) y sistemas técnicos avanzados”, recuerda Gulino, quien añade que “la clave fue optimizar flujos (limpios/sucios, personal/pacientes) y garantizar conectividad eficiente”.