Nuestro país registra un incremento de la demanda interna de pollo, lo que se constituye en un desafío cotidiano para crecer acorde con las necesidades del consumidor nacional.
En naciones vecinas se registra un consumo de carne avícola entre 48 y 50 kilos per cápita al año, mientras en Paraguay se avanza en la misma dirección, entre 25 y 30 kilos, una cifra que va creciendo a pasos agigantados. “Molino San Juan SRL, para Pollos Don Juan, cubre aproximadamente el 20% del mercado”, destaca el gerente comercial, Lic. Héctor Segovia.
Explica que al ser un alimento de bajo costo, saludable y de escaso impacto ambiental, está convocado a ser el líder global en la producción de proteína animal.
Añade que este ritmo de expansión les obliga a mantenerse al día con la tecnología, tanto en parámetros de salud y sanidad animal, bioseguridad y calidad, así como en el procesamiento del frigorífico y de toda la cadena logística.
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“Esto nos demanda procesos decapacitación permanente, tanto con profesionales locales como internacionales.
Es fundamental para la empresa el mejoramiento continuo en los procesos que implementan, tanto con incorporación de nuevos equipos así como en la aplicación de estándares de calidad internacional dentro del proceso productivo”, agrega.
Resalta al respecto la aplicación de tecnología de punta en procesos de tratamiento de agua, que resultan fundamentales para garantizar la sustentabilidad en la producción.
Como ejemplo, cita que la planta de tratamiento que poseen es líder en el rubro y refleja su compromiso con el medioambiente.

Otro punto destacado por Segovia es el impacto del rubro en todala cadena de valor que genera esta producción, que permite visualizar su aporte a la economía paraguaya.
Esto arranca con la producción del material generado en Paraguay, que luego les permite producir huevos fértiles que se transforman, previo trabajo en incubadora, en los pollos que crían en sus granjas.
Relata que los granjeros, a su vez, juegan un rol clave, aportando tecnología y mano de obra para el servicio de alojamiento y crianza de pollos, que luego van al frigorífico.
En todo este proceso el personal entrenado cumple con los más altos niveles de exigencia en términos de seguridad biológica, bienestar animal y tecnología de punta.
“Nuestra cadena logística se encarga de la distribución mediante su red de sucursales propias y puntos de distribución tercerizados, además de trabajar directamente con el cliente final mediante nuestro servicio de ventas digitales y de telemarketing, haciendo llegar la deliciosa carne de pollo a las mesas de las familias paraguayas”, cuenta el gerente.
Esta industria involucra a unos 750 colaboradores directos, pero el impacto indirecto es mucho más alto.
La empresa aporta orgullosamente al crecimiento de las comunidades donde opera, como Capiatá, donde se encuentra la sede central; así como en Itá, área del frigorífico y granjas.
Además, posee sucursales propias en Minga Guazú, Cambyretá, Coronel Oviedo, Asunción, Luque, Limpio, San Lorenzo, Ñemby y Villa Elisa.