Buen viaje, Mr. Funk: adiós a Willy Crook, aventurero crónico

El domingo pasado, después de sufrir un accidente cerebrovascular que lo tuvo internado en una clínica desde el 8 de junio, falleció el músico argentino Willy Crook. El Suplemento Cultural recuerda hoy a uno de los pioneros del funk sudamericano.

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–¿A qué le tenés miedo?

–A cruzar la 9 de Julio enamorado.

(Willy Crook, 1965-2021)

«Aventurero crónico» lo nombra, con acierto, en su obituario el diario Tiempo Argentino. Quizá no haya mejor título para quien fuera el inolvidable saxofonista de los Redonditos de Ricota, el impulsor del funk en Argentina con sus Funky Torinos, el chico que irrumpió en el mundo musical de su país con Memphis la Blusera y que, incansable, nunca más se bajó de los escenarios, y que tocó con Los Abuelos de la Nada, con Sumo, con Riff, con Charly García, con Los Fabulosos Cadillacs…

Willy Crook puso ese saxo asesino, estremecedor, embrujado en Oktubre de Los Redondos. Después descubriría por su cuenta cómo puede sonar el rock a través de un prisma funk y cómo pueden sacudirte el jazz y el rhythm and blues con unos andamios rockeros, y con el tiempo se convertiría en el gran referente del género en Argentina al frente de su banda, los Funky Torinos, con un estilo propio y discos como el homónimo de 1997, Eco, de 1998, o Fuego Amigo, del 2004.

Willy Crook estuvo con Los Redondos desde los 18 hasta los 22 años, para después seguir su camino y no detenerse jamás. Jamás hasta el pasado domingo, día enlutado por la noticia de su prematuro fallecimiento a los 55 años de edad. Prematuro, inesperado. No sé por qué, recuerdo que una vez, en el programa televisivo Duro de domar, le preguntaron: «¿A qué le tenés miedo?». La respuesta fue hermosa: «A cruzar la 9 de Julio enamorado».

Willy Crook, 2017 (Foto: Marianela Albornoz).
Willy Crook, 2017 (Foto: Marianela Albornoz).

Fue plomero en España, tocó en el metro en París, con The Funky Torinos llenó el Coliseo en 1999, fue pintor, mecánico, camarero, tuvo un programa de radio, «El yo-quién club», en la FM Nacional Rock, tuvo una columna, llamada «Fax de W», en la revista La Mano, hizo dedo por todas las rutas... Todo le interesó, todo lo probó, se prendió con todo: hiciera lo que hiciera, lo hacía a lo Willy Crook. Willy Crook era su propia marca. «Siempre me gustó tanto la literatura, que me impuse como premisa no arruinarla escribiendo un libro», había declarado hace pocos años en una entrevista, pero lo cierto es que terminó publicando uno, la autobiografía Memorias improbables (Buenos Aires, Planeta, 2017). Hace apenas unas pocas semanas se había presentado en la ciudad de Córdoba, pero el 8 de junio lo derribó un ACV y se encontraba internado desde entonces. «Soy muy joven», dijo hace cuatro años en una entrevista para Revista Almagro. «Hace 50 años que soy joven. ¡Esto es ser joven, carajo!»

«Nací en Villa Gesell, sí, y creo que fue para impresionar a las estudiantes de psicología en el futuro», comienzan sus Memorias improbables. En Villa Gesell vivió hasta los 18 años, en Villa Gesell empezó a escuchar música (rock argentino, sobre todo, pero no únicamente) y en las playas de Villa Gesell descubrió The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd. Su familia no era precisamente adinerada, estaban en plena dictadura militar y, hartos de vivir en verano y sobrevivir el resto del año, un buen día sus padres decidieron buscar mejor suerte en España. Por entonces, escribe en esas páginas Willy Crook con su indesmayable sentido del humor («el humor», solía decir, «es lo más cerca que puedo estacionar de la inteligencia»), «Argentina era un gran país para conocer el mundo».

Regresaron al país junto con la democracia, y de nuevo a Gesell. Y aquel verano en el que Willy Crook vio a Sumo en varios lugares de la Villa (la disco Momentos, el Julia Bar…) y en el que los Redonditos de Ricota, con quienes grabaría Gulp! y Oktubre, los dos primeros discos, lo invitaron a incorporarse a la banda, comenzó su carrera artística, que siguió hasta el final de su vida. Y debajo de la dupla de Solari y Beilinson se quedaron, tremendas, esas frases de saxo sonando para siempre.

Afiche de un concierto de Willy Crook y sus Funky Torinos, marzo del 2019.
Afiche de un concierto de Willy Crook y sus Funky Torinos, marzo del 2019.

Desde su participación en Gulp! y Oktubre, dejaría un montón de música y un puñado de discos únicos. Todo lo que grabó con Willy Crook & The Funky Torinos en los noventa es de un groove y un mood perfectos, pero, sobre todo, es único. Funk de aspereza porteña y vastos horizontes geselinos. Esos horizontes que ahora imaginamos de lejos: Villa Gesell fuera de temporada, con sus calles silenciosas bajo las ventanas cerradas, con la arena que se amontona ante unas puertas que solo se abren en los meses de calor, con las largas tardes de sol de invierno que invitan a vagabundear con la libertad fantástica de los balnearios vacíos.

En los últimos años, merecidamente revalorado, Willy Crook había vuelto a los escenarios de toda Argentina. De Willy Crook, cuenta el periodista Sebastián Chaves (2), se decía que tenía dos Torino: uno para dormir y el otro para trasladarse. Es difícil describirlo, reconoce la nota. Lo suyo era tener estilo sin entrar jamás en la categoría de cool, como su Torino no entraba jamás en Palermo. Funk porteño con sudor de pista de baile y olor a whisky, pero nunca del más caro –nunca cool–. Soul de barrio.

Willy Crook había nacido como Eduardo Guillermo Pantano Crook en Villa Gesell, en la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires, el 28 de agosto de 1965. Atravesó a pie o en bondi los ochenta, los terribles ochenta, los hermosos ochenta, los inolvidables ochenta, cuando las madrugadas llevaban a Cemento, al Café Einstein, al Parakultural, a cualquiera de esos boliches subterráneos en los que de pronto podían aparecer tocando en vivo Virus, La Sobrecarga, Los Violadores… Bandas que solo se parecían a sí mismas, noches que terminaban en comisaría o en milagro.

Fue saxofonista, guitarrista, cantante y compositor. Fue parte de cada uno de los momentos más importantes de la historia del rock argentino y mundial de los últimos cuarenta años. Compartió noches de música sobre los escenarios con Los Redondos, Luca Prodan, Charly, Miguel Abuelo, Pappo, Los Rodríguez, Los Fabulosos Cadillacs, Los Toreros Muertos, Los Mimilocos, Los Encargados, Pachuco Cadáver, Daniel Melingo, Lions In Love, Alvin Lee, Gotan Project, David Bowie, Gillespi, Echo & The Bunnymen, James Brown… Hoy el rock latinoamericano está de luto porque Willy Crook se ha marchado para siempre con su cabeza llena de música a otra parte.

Las memorias improbables de Willy Crook publicadas por Planeta, 2017.
Las memorias improbables de Willy Crook publicadas por Planeta, 2017.

Notas

(1) Willy Crook: Memorias improbables. Buenos Aires, Editorial Planeta, Colección Fuera de colección, 2017, 200 pp.

(2) Sebastián Chaves: «Willy Crook, adiós al creador del swing barrial», Silencio. En línea: https://silencio.com.ar/etc/in-memoriam/willy-crook-adios-al-creador-del-swing-barrial-53374/

juliansorel20@gmail.com

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