Un pequeño profesor con un gran sueño

En memoria del antropólogo norteamericano James C. Scott (Nueva Jersey, 2 de diciembre de 1936 - Durham, Connecticut, 19 de julio de 2024), uno de los grandes intelectuales de nuestro tiempo.

James C. Scott (Fotografía de Peter van Agtmael).
James C. Scott (Fotografía de Peter van Agtmael).gentileza

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Para la libertad me desprendo a balazos

de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

de mi casa, de todo.

Miguel Hernández.

Todos los seres humanos tenemos la capacidad de construir en nosotros mismos la vida que queremos. A pesar de las circunstancias externas que ciertamente nos condicionan y limitan –que, en ocasiones, incluso nos oprimen–, el deseo de libertad en nuestro interior persiste. Por la libertad luchamos y –si es necesario– nos rebelamos contra aquellos que nos oprimen. Quienes ejercen el poder han tenido y tendrán que lidiar necesariamente con todo esto, aunque afirmen lo contrario.

Con estas premisas anarquizantes tenemos que aproximarnos al pensamiento y la obra de James C. Scott (1936-2024), politólogo de formación y antropólogo por decisión, quien se ocupó de comprender los mecanismos y los motivos por los cuales las sociedades sin Estado y los grupos subalternos se han evadido y evaden de los poderosos.

Dos proverbios de la sabiduría popular, qué él mismo recogió, describen a lo que se abocó en su paso por este mundo. Uno, en alemán, estaba en la puerta de su heladera: «Muchas personitas con pequeñas acciones en pequeños lugares y de pequeñas maneras han cambiado el mundo» (1). El otro, proveniente de Etiopía, se encuentra como epígrafe de su libro Domination and the arts of resistance: «Cuando el gran señor pasa, el campesino sabio se inclina profundamente y se tira pedos en silencio».

El primero es una confesión que se puso frente a los ojos para recordarse a diario lo que se propuso como el objetivo de su vida: nada más y nada menos que cambiar el mundo; con pequeñas acciones, mostrando cómo los débiles pueden tener la fuerza suficiente para vencer a los poderosos.

El segundo pretende resumir el contenido de ese libro y de todo su pensamiento: el campesino que se inclina ante el poderoso no por ello se encuentra del todo sometido ni deja de rebelarse, a su manera, con los medios que tiene a su alcance, si no está conforme con el trato que recibe; rebeldía que se ejemplifica con la irónica imagen de tirarse pedos en silencio. La obra de Scott es una reflexión sobre esta situación burlona, en la que los débiles vencen, a su modo, a los poderosos.

Algunos libros de James C. Scott
Algunos libros de James C. Scott

El pensamiento de Scott tiene sus orígenes en su experiencia y observación de los movimientos revolucionarios con los que simpatizó en su juventud, como los movimientos de liberación de Vietnam y otros países del Tercer Mundo, que, prometiendo la emancipación de los subalternos, terminaron transformándose en regímenes autoritarios.

Constatar que los procesos revolucionarios que se gestaron en el siglo XX no garantizaron mayor libertad sino lo contrario lo llevó al desencanto de la vía revolucionaria, por lo que cambió de enfoque, analizando la resistencia como alternativa para la emancipación. En este sentido, Scott constató que, mientras las revoluciones pueden llevar a la concentración del poder en nuevas élites autoritarias, las formas cotidianas de resistencia permiten a los oprimidos mantener un espacio de autonomía y de dignidad. Su obra sugiere que el ejercicio del poder nunca logra la dominación total, ya que los dominados siempre encuentran la forma de subvertir el «orden establecido», aunque sea de manera tímida y discreta.

En The Moral Economy of the Peasant: Rebellion and Subsistence in Southeast Asia (2), Scott sostiene que la máxima prioridad para la mayoría de los campesinos es garantizar que sus ingresos no caigan por debajo del nivel mínimo de subsistencia, y que en las sociedades tradicionales sus relaciones con la élite local les brindan cierto grado de seguridad de que eso no sucederá. Los campesinos consideran que las élites locales con las que se relacionan tienen la fuerte obligación moral de comportarse de manera que respete sus necesidades. Cuando estas elites no responden a sus expectativas, reaccionan con sorpresa e indignación y a veces con disturbios o rebelión. Esto último sucede cuando los campesinos sienten que las exigencias del Estado o los terratenientes superan su capacidad de garantizar su sustento.

Scott explica que los campesinos están dispuestos a soportar la pobreza y la desigualdad siempre y cuando se respete su derecho a subsistir. Por ello, cuando los impuestos, los alquileres de tierras o las políticas de los gobiernos se vuelven insostenibles, se rompe este contrato moral, lo que lleva, para buscar restablecer un nivel mínimo de subsistencia, a la rebelión.

Weapons of the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance (3) es un estudio de las formas cotidianas en las que los campesinos resisten la explotación sin llegar a levantamientos abiertos o a la violencia directa. Producto de dos años de trabajo de campo en una aldea de Malasia, se centra en la resistencia de los campesinos pobres frente a los terratenientes y las élites rurales durante un tiempo de transformación económica impulsada por el aumento del cultivo de arroz mecanizado, que profundizó las desigualdades en la comunidad. En base a sus observaciones, Scott afirma que, aunque los campesinos rara vez se rebelan abiertamente –debido al gran riesgo que ello implica–, sí participan en formas encubiertas y sutiles de resistencia. Usan las «armas de los débiles», que son estrategias diarias por las cuales los subordinados resisten a la explotación sin confrontar directamente a las élites.

James C. Scott en su casa de Durham, Connecticut, en 1993
James C. Scott en su casa de Durham, Connecticut, en 1993

En lugar de levantamientos o huelgas, los campesinos pueden valerse de otras estrategias, como trabajar de manera ineficiente, haciendo lo mínimo necesario, robar parte de las cosechas de los terratenientes, sabotear, destruir maquinaria o herramientas, evadir impuestos, murmurar rumores y burlas para desacreditar la autoridad de las élites o fingir ignorancia o incompetencia para no cumplir demandas que consideran injustas. Estas acciones tienen un efecto acumulativo que desgasta a las élites y protege a los campesinos de una explotación excesiva.

En Domination and the Arts of Resistance: Hidden Transcripts (4) Scott explora, a partir de su experiencia en Malasia, cómo las relaciones de poder y dominación generan formas ocultas de resistencia entre los oprimidos. El libro utiliza los conceptos de public transcripts y hidden transcripts, que se tradujeron como «discursos públicos» y «discursos ocultos» en castellano. Scott sostiene que en las sociedades donde existen relaciones de poder desiguales se desarrollan dos tipos de «discursos». El discurso público es el comportamiento que los dominados adoptan públicamente frente a los dominadores y suele ser de conformidad, sumisión y respeto. Es lo que los poderosos ven y esperan de sus subordinados. Refleja las expectativas sociales impuestas por los poderosos. El discurso oculto es el que los subordinados, por temor a represalias, expresan en privado, lejos del control y la vista de los dominadores.

Scott sostiene que la resistencia no siempre es visible ni dramática. Muchas formas de resistencia se desarrollan en el ámbito privado y no son reconocidas fácilmente por las élites. Incluyen rumores, burlas y chismes que cuestionan la autoridad de los poderosos o expresiones artísticas que critican el poder de forma sutil.

Con este tipo de actos los subordinados mantienen su autonomía y dignidad a pesar de estar sujetos a la dominación. Aunque puedan parecer obedientes en público, su discurso oculto muestra que no se han sometido por completo. Esto genera una forma de resistencia que, aunque no sea abierta ni visible, desgasta la autoridad de los dominadores.

Su libro The Art of Not Being Governed: An Anarchist History of Upland Southeast Asia (5) es una indagación que intenta demostrar la veracidad de lo que sugiere Pierre Clastres al final de La sociedad contra el Estado, donde caracteriza a los pueblos tradicionales como sociedades que se niegan a someterse al Estado: «La historia de los pueblos que tienen una historia es, se dice, la historia de la lucha de clases. La historia de los pueblos sin historia es, diremos por lo menos con igual grado de verdad, la historia de su lucha contra el Estado» (6).

James C. Scott en una foto reciente.
James C. Scott en una foto reciente.

En esta obra, Scott presenta los pueblos de Zomia, vasta región montañosa que se encuentra en varios países del sudeste asiático, como sociedades que han resistido la dominación estatal desde hace 2000 años. Scott presenta un análisis provocador de los modos de vida de los habitantes de Zomia –nómadas, sociedades tribales y campesinas como estrategias premeditadas para evitar ser gobernados por los Estados, manteniéndose alejados de su control. Estas estrategias incluyen: evitar adquirir la escritura, para evadir el control fiscal y la administración estatal, practicar una agricultura de subsistencia, evitando cultivos comerciales que puedan ser gravados por el Estado, practicar como forma de apropiación del territorio la dispersión geográfica y la movilidad para escapar de toda autoridad central.

La suma de estas estrategias es lo que, según Scott, les permitió a los pueblos de Zomia resistir a la estatización. Scott sostiene, además, que estas características, que a menudo se perciben como muestra de que estas sociedades son «primitivas» o «bárbaras», son, en realidad, estrategias para resistir a la asimilación del Estado.

Scott afirma que la relación entre los pueblos de Zomia y los Estados centralizados vecinos ha sido siempre conflictiva. Pues estos Estados han deseado asimilar a estos grupos para obtener sus recursos y fuerza de trabajo y controlar su territorio, mientras que los pueblos de Zomia han desarrollado sus formas de vida como estrategia para mantener su libertad y evitar ser sometidos por los Estados.

Si bien Scott, por el tipo de temas que trató, podría ser considerado anarquista o, al menos, apologista del anarquismo, dejó claro que no lo era. Explícitamente afirmó, al referirse a los postulados del anarquismo de perseguir una sociedad igualitaria en lo político y económico, su descreimiento de que la igualdad pueda lograrse sin el concurso del Estado: «Si la igualdad relativa es una condición necesaria de la mutualidad y la libertad, ¿cómo puede garantizarse si no es a través del Estado? Frente a este dilema, creo que tanto en la práctica como en la teoría, la abolición del Estado no es una opción (…) El desafío es domesticarlo. Es posible que esté más allá de nuestro alcance» (7).

A pesar de mostrar escepticismo ante la posibilidad de alcanzar una sociedad igualitaria total, sin gobernantes ni gobernados –como la que aspira a construir el anarquismo–, la obra de Scott puede considerarse una reivindicación de la idea de que en las sociedades humanas debe darse necesariamente un cierto tipo de igualitarismo. Los ejemplos que transmite advierten a los gobernantes que no se sobrepasen en el poder que ejercen si no quieren perderlo, pues los débiles, si no están conformes con el trato recibido, se levantarán contra los poderosos, buscando restablecer la dignidad que se les ha arrebatado.

Con fama internacional como referente en los temas de su especialidad, estudios sobre el sudeste asiático, sociedades campesinas y mecanismos de resistencia al Estado, Scott se desempeñó su trabajo como docente y miembro de la Academia, siendo fundador y director durante muchos años del Programa de Estudios Agrarios de la Universidad de Yale y fundador no oficial de los estudios sobre la resistencia, y lo hizo como un inspirador maestro de sus discípulos y de sus pares, quienes admiraban su erudición, su cordialidad y la manera no jerárquica y generosa en la que se desenvolvía en sus roles como académico (8).

Serán recordadas por sus discípulos las clases de su seminario anual de estudios rurales en Yale, donde cada participante debía enviar un texto sobre los avances en su investigación, presentarlo en 5 minutos y guardar silencio 45 minutos mientras los demás lo criticaban, hacían sugerencias y en ocasiones se alejaban de la propuesta original, lo cual le brindaba una visión mucho más amplia sobre su tema que la que inicialmente tenía. Eran invitados, además de los estudiantes, granjeros locales, activistas políticos y otras personas ajenas al ámbito académico.

Asimismo, Scott propiciaba espacios de intercambio fuera del aula. Dos veces al año organizaba cenas en las que estimulaba a los estudiantes a compartir intercambios más allá de lo académico. En estos espacios y otras comidas informales (algunas en la granja en la que vivía) buscaba construir una comunidad cuyos miembros pudieran forjar su mejor versión de sí mismos (9).

Con este legado que dejó a quienes se cruzaron con él en el ámbito académico, a quienes fueron animados por él a desarrollar libremente su pensamiento, y a quienes hoy se aproximan a su obra, en la que advierte sobre el poder de los débiles, que se levantarán si los oprimen, podemos considerar que Scott logró, al dejar este mundo, cumplir el propósito encerrado en el proverbio escrito en su heladera: cambiar –aunque sea un poco– el mundo por medio de los pequeños actos a los que dedicó su vida.

James C. Scott realizando sus tareas matutinas en su granja en Durham, Connecticut (Foto: Andrew Henderson)
James C. Scott realizando sus tareas matutinas en su granja en Durham, Connecticut (Foto: Andrew Henderson)

Notas

(1) En alemán: «Alle Arten von kleinen Menschen, die an kleinen Orten auf kleine Weise kleine Taten vollbringen, haben die Welt verändert». En: Gabriel, T. (2024). James C. Scott, Iconoclastic Social Scientist, Dies at 87, The New York Times, 28/07/2024: https://www.nytimes.com/2024/07/28/books/james-scott-dead.html

(2) Scott, J. C. (1977). The moral economy of the peasant: Rebellion and subsistence in Southeast Asia. Yale University Press.

(3) Scott, J. C. (1985). Weapons of the weak: Everyday forms of peasant resistance. Yale University Press.

(4) Scott, J. C. (1990). Domination and the arts of resistance: Hidden transcripts. Yale University Press.

(5) Scott, J. C. (2009). The Art of Not Being Governed: An Anarchist History of Upland Southeast Asia. Yale University Press.

(6) Clastres, P. (1978). La sociedad contra el Estado. Caracas: Monte Ávila, p. 191

(7) Traducción del autor. En: Scott, J. C. (2012). Two cheers for anarchism: Six easy pieces on autonomy, dignity, and meaningful work and play. Princeton University Press, p. XVI

(8) [Teidi Productions] (3 de mayo de 2023). In A Field All His Own: The Life and Career of James C. Scott [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=r-IgJJW5Fkc

(9) Peter C. Perdue (2024). A World Without Jim. https://www.asianstudies.org/in-memoriam-james-c-scott-1936-2024/

James C. Scott: un pequeño profesor con un gran sueño
James C. Scott: un pequeño profesor con un gran sueño

*Marcelo Bogado es licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de Asunción (UNA), máster en Estudios Latinoamericanos con énfasis en Antropología por la Sorbonne Nouvelle (París 3), investigador, docente y autor de los libros Representaciones y prácticas de salud en dos comunidades mbya guaraní de Caazapá (Fundación Kuña Aty, 2012) y Antropología Social (Santillana, 2023).

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