Glenda Zapata: «Un simple gesto puede transformar la realidad cotidiana»

Radicada en España, la artista boliviana Glenda Zapata Medina es conocida por su trabajo con la muerte y la materia orgánica en obras compuestas con elementos como huesos y sangre, entre otros. Gian P. Codarlupo la entrevistó en Madrid en exclusiva para El Suplemento Cultural.

Pieza de la artista boliviana Glenda Zapata compuesta de dientes recolectados en Latinoamérica. Cada uno lleva escrita una palabra. En conjunto, forman un canto mortuorio en aymara.
Pieza de la artista boliviana Glenda Zapata compuesta de dientes recolectados en Latinoamérica. Cada uno lleva escrita una palabra. En conjunto, forman un canto mortuorio en aymara.MONTSERRAT

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Glenda Zapata Medina es una artista multidisciplinar nacida en 1982 en La Paz, Bolivia. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes de La Paz con especialidad en pintura y medios alternativos, cursó talleres de performance, catalogación de bienes culturales, fotografía y arte sonoro y actualmente cursa Antropología Forense y Antropología de la Muerte en el Instituto Profesional de Ciencias Forenses, en Madrid. Ha expuesto de manera individual y colectiva tanto en su país natal como en el extranjero, pudiéndose destacar su participación en el primer encuentro mundial de jóvenes artistas WEYA en Nottingham, Inglaterra, su primera muestra individual, Anamnesis, en la Casa Rosada, Santiago de Chile, exposiciones como Semblanza, en OKK, Berlín, Pánico, en Freijo Gallery, Madrid, y múltiples muestras en Ecuador, Colombia, Italia, Argentina, República Checa y Estados Unidos. Su arte está íntimamente vinculado con la muerte. Radicada en Madrid desde hace 5 años, nos ha cedido parte de su tiempo para realizar esta entrevista en exclusiva para El Suplemento Cultural.

La artista multidisciplinar Glenda Zapata Medina.
La artista multidisciplinar Glenda Zapata Medina.

¿Cuál fue tu primer encuentro con la muerte y cómo ha repercutido en tu obra?

Tenía 14 años y un profesor nos mandó a la morgue a investigar la tasa de mortalidad en Bolivia. No sé si es lo peor o lo mejor que me ha pasado. La morgue de los cadáveres no reconocidos es tremenda. Hacerte consciente de la otredad, verte tú en el otro, en ese cuerpo que emana olores, agusanado. Los cadáveres de personas que no tienen nombre, que viven en la calle, los asesinados. Para mí fue un cambio de paradigma. Un antes y un después en todos los aspectos de mi vida.

¿Qué diferencias notas con respecto a tu trabajo entre España y Bolivia?

Bolivia es un país fascinante, tu arte puede dialogar desde diferentes perspectivas; en mi caso, que trabajo bastante con materia orgánica, o necesito acceder a lugares muchas veces restringidos, me ha permitido producir con toda soltura. Por ejemplo, cuando llegué aquí quería hacer dos hileras de fuego en la calle antes de entrar a la galería. Y me dijeron: «Creo que no estás entendiendo dónde estás viviendo. Aquí no puedes hacer eso». Esa es una gran diferencia. He tenido que acomodarme a lo que se puede hacer sin perder la esencia de mi discurso.

¿Cómo ha afectado eso tu trabajo?

De muchas maneras. Usualmente me gusta trabajar con materia orgánica, experimentar, ensamblar, investigar; para ello preciso un espacio grande y con buena ventilación. Suelo tener muchas cosas que ocupan bastante espacio. Ahora que estoy en constante tránsito he comenzado a hacer arte más conceptual, algo que te puedas llevar en un portafolio o un tubo, pero siempre actuando en función de lo que pide el concepto.

"Espinazo caníbal", pieza de Glenda Zapata Medina.
"Espinazo caníbal", pieza de Glenda Zapata Medina.

¿En qué momento decidiste que tu camino era el arte?

Desde niña me gustaba pintar y dibujar. He tenido la fortuna de saber que mi camino era el arte desde muy temprana edad. Cuando acabé el colegio quise estudiar decoración de interiores y más adelante Bellas Artes. Se lo conté a mi familia y hablaron conmigo: «Glenda, no pierdas tiempo. Todos sabemos que eres artista, te vamos a apoyar siempre», me dijeron. Así que me metí a estudiar Bellas Artes. Y desde ese momento no he parado.

¿Qué procesos has tenido en tu arte respecto a la migración?

Pienso que un artista es cronista de su tiempo. Cuando llegué y me vi en situación irregular, cambió toda mi perspectiva, me tocó ver y vivir realidades muy duras. Y me cuestiono: ¿cuál es el papel del arte ante problemáticas acuciantes? No podemos quedarnos callados e impasibles; al menos tenemos que mostrarlas. Una buena amiga, Antonova Masedosky, me dijo una vez: «Los artistas somos un muro de contención en la sociedad». Me pareció una bonita definición.

¿Cómo se ha reflejado eso en tu trabajo?

Me interesa generar diálogos en torno a ciertas problemáticas. Por ejemplo, yo vivía en un barrio que se llamaba «la pequeña Bolivia». Hicimos un trabajo con mujeres bolivianas contando su proceso migratorio. Yo quería que la receptora de todo esto fuera una dibujante española, que en este caso fue Esther García Urquijo. Las mujeres narraban sus historias de migración y ella iba dibujando su interpretación de Bolivia sin conocerla. Una crónica ilustrada. Lamentablemente, todas las historias coinciden en que migraron escapando de la violencia machista en mi país. Es muy duro ver cómo las mujeres se ven obligadas a salir por miedo a que las maten, no solo de país, sino de continente. Fueron encuentros muy emotivos. La pieza final fue la publicación en formato fanzine con el título de Pánico. Además, los espectadores podían escuchar los audios de las historias. Luego hice una exposición sobre personas en situación de calle, uno de los sectores invisibilizados por el Estado, las leyes y la sociedad. Este trabajo pretendía recuperar la mirada hacia el otro. Llamé a personas de diferentes puntos de Europa para que escribieran un retrato hablado de una persona en situación de calle, con absoluto detalle, para que posteriormente hubiera un acercamiento. Por ejemplo, el retrato hablado de una persona en Madrid se lo envié a un dibujante en Berlín para que hiciera el dibujo en base a la descripción, y así sucesivamente. Era importante para mí que hubiera este diálogo, que participaran diferentes personas y mostrar esos rostros, con un nombre y su historia. Que lamentablemente son los cadáveres sin nombre que llegan a la morgue.

Glenda Zapata Medina está actualmente afincada en Madrid.
Glenda Zapata Medina está actualmente afincada en Madrid.

¿Qué es Bolivia para ti?

Bolivia es mi hogar, mi casa. Bolivia ha hecho lo que soy, todo mi trabajo se ha gestado ahí. Es un país maravilloso, surrealista, mágico, con tanta historia, con tantos contrastes. Puede ser duro, injusto, hostil y sobre todo corrupto. Todas estas realidades que convergen constantemente son un caldo de cultivo del cual emerge mi trabajo.

¿Y Madrid qué es para ti?

Madrid ha sido muy amigable conmigo desde el principio. Obviamente, las leyes migratorias no son amables con nadie; por ello me ha tocado apreciar realidades difíciles, indignantes e injustas, y también me tocó hablar desde ese lugar, todo lo cual ha ampliado mi campo de percepción, y eso siempre es bueno. Por otro lado, he tenido la fortuna de conocer gente increíble que ha aportado enormemente a mi crecimiento personal. Desde la primera vez que expuse en Madrid sentí una buena recepción de mi trabajo; fue uno de los muchos motivos por los que decidí migrar hacia aquí.

¿En qué proceso creativo te encuentras ahora?

Los últimos años estuve centrada en mirar lo que me rodea, mis circunstancias y posibilidades. Ahora tengo una necesidad profunda de trabajar con los materiales que me cautivan y dejar que se desborde a caudales mi mundo interno. Estoy emprendiendo un trabajo investigativo en torno al único tejido líquido que tenemos en el cuerpo, la sangre. También estoy comenzando a sacar mi obra a la calle; me parece muy interesante cómo un simple gesto puede transformar la realidad cotidiana.

¿Cómo es tu relación con la poesía?

La poesía es fundamental no solamente para el lenguaje sino para la vida misma. Personalmente, está muy vinculada a mi trabajo; en el momento de crear hago una composición poética con los elementos. La poesía y particularmente la lectura han aportado mucho a mi vida. El otro día caminaba por una de las calles tan bonitas que tiene esta ciudad y encontré una postal que decía: «Básicamente, el asunto consiste en estar a la altura poética de las circunstancias», y no podría estar más de acuerdo.

La obra de Glenda Zapata está íntimamente vinculada con la muerte.
La obra de Glenda Zapata está íntimamente vinculada con la muerte.

*Gian Pierre Codarlupo Alvarado (Paita, 1997) es escritor, periodista, miembro del equipo editorial de la revista cultural chilena Mal de Ojo y de la Editorial Conunhueno, de Valparaíso, y colaborador en El Suplemento Cultural. Ha publicado el libro de poemas Caída de un pájaro en el mar (Universidad Nacional de Piura, 2018). Actualmente, vive en Madrid.

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