Poesía japonesa (5): Ueshima Onitsura, el florecer del cerezo

Ueshima Onitsura, contemporáneo de Matsuo Basho que, a diferencia de este, no creó escuela ni tuvo discípulos, fue durante mucho tiempo el gran desconocido de la poesía del periodo Edo.

Retrato de Ueshima Onitsura por Yosa Buson
Retrato de Ueshima Onitsura por Yosa BusonGentileza

Durante mucho tiempo se creyó que el iniciador del haiku fue Matsuo Basho, en gran parte por la escasez de traducciones de otros autores. Sin restar importancia a Basho, la primera traducción a una lengua europea –el castellano– de la obra poética de Ueshima Onitsura amplió el horizonte. En palabras de Reginald Horace Blyth, citado por Vicente Haya en la separata que acompaña el libro: «Onitsura compuso el primer haiku de verdad».

En este punto es necesario destacar la labor editorial y de difusión de Miraguano Ediciones, sello español fundado en 1979 con sede en Madrid que cuenta en su catálogo con varias joyas de la literatura japonesa.

Por su parte, Antonio Cabezas García, en el prólogo de su antología bilingüe Jaikus inmortales (Madrid: Hiperión, 1983), escribe acerca de nuestro autor y de Matsuo Basho: «Onitsura, a pesar de ser contemporáneo de Basho, es en cierto modo su precursor literario, y en otro sentido su discípulo. Puede considerarse el primero en haber escrito verdaderos jaikus, en cuanto que sus poemas son pura percepción de la naturaleza».

Onitsura nació en 1661 en Itami (en la actual prefectura de Hyogo), tercer hijo de una familia de fabricantes de sake. Al morir su padre, el hermano mayor tomó las riendas del negocio familiar. Onitsura escribió su primer haiku a los 7 años de edad. A los 13 años, se convirtió en discípulo de Matsue Shigeyori. Posteriormente, se afilió a la escuela Danrin, del poeta Nishiyama Soin. A los 18 años, participó en la colección Toryu Kagonuke, aparecida en 1678.

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Elaboración de sake en Itami. De "Nihon Sankai Meisan Zue" (1799). Onitsura nació en Itami en una familia de fabricantes de sake.
Elaboración de sake en Itami. De "Nihon Sankai Meisan Zue" (1799). Onitsura nació en Itami en una familia de fabricantes de sake.

Onitsura cantó en sus haikus a la naturaleza, a la lluvia, al ruiseñor, a las luciérnagas, al florecer del cerezo:

Sobrecogido de asombro:

mientras lo estaba mirando

el cerezo ha florecido.

El lenguaje poético de Onitsura es extremadamente sencillo y coloquial:

Salta una trucha,

nubes cruzan el fondo

de la corriente.

Los haikus de Onitsura inmortalizan los instantes en imágenes:

Hasta las hojas de los árboles

tienen un sonido nuevo

al despertar.

Además de componer haikus, Onitsura reflexionaba sobre el proceso de crearlos. Se hizo célebre su lema: «Sin autenticidad no hay haiku» (makoto no hoka ni haikai nashi). Procede de su libro de teoría del haiku publicado en dos volúmenes y titulado Hitorigoto (1718), que tuvo una gran cantidad de lectores durante la era Edo. En él dejó escrito: «En la primavera del segundo año de Teikyo (1685) me di cuenta de que sin autenticidad (makoto) no había haiku».

Onitsura era un gran lector de Man’yoshu, la colección más antigua de poesía japonesa, y del Kokin Wakashu, y tenía especial admiración por uno de sus compiladores, Ki no Tsurayuki, con parte de cuyo nombre, Tsurayuki, precedido de Oni, que significa «diablo», formó su seudónimo, Oni no Tsurayuki, que resumió en Onitsura.

No hay pruebas de que Basho y Onitsura se hayan conocido, pero sin duda tanto el uno como el otro sabían de su existencia. Era famosa la frase: «Basho en el Este y Onitsura en el Oeste», por los lugares en los que vivían.

Finalizado su ensayo Hitorigoto, Onitsura comenzó a corregir su producción poética para reunir, bajo el título de Satoe nanakuruma, los 800 mejores haikus escritos hasta sus 67 años. En 1732 editó Nanakuruma shûi, que recoge la producción posterior al año 1728, cuando el poeta tenía 72 años. Corregía constantemente sus libros; era un trabajador incansable. Onitsura fue sorprendido por la muerte en Osaka el 2 de agosto de 1738, a los 78 años de edad. A diferencia de Basho, que dejó escuela, Onitsura nunca tuvo discípulos. Un larguísimo silencio siguió a su muerte y han tenido que pasar siglos para que podamos encontrar a este poeta que estuvo condenado al olvido. Antes de morir, Onitsura escribió su jisei, es decir, su «poema de muerte»:

¡Devolvedme el sueño!

Me han despertado los cuervos

La neblina de la luna

Palabras de luz (Tomoshibi no kotoba), de Ueshima Onitsura (Madrid: Miraguano Ediciones, 2009).
Palabras de luz (Tomoshibi no kotoba), de Ueshima Onitsura (Madrid: Miraguano Ediciones, 2009).

Referencias

Cabezas García, A. (1983). Jaikus inmortales. Madrid: Hiperión.

Onitsura, U. (2009). Palabras de luz (Tomoshibi no kotoba). (Y. Uchida, V. Haya, A. Yamada, Trads.) Madrid: Miraguano Ediciones.

*Gian Pierre Codarlupo (Paita, 1997) es licenciado en Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Piura, escritor, periodista, miembro del equipo editorial de la revista cultural chilena Mal de Ojo y de la Editorial Conunhueno, de Valparaíso, y corresponsal en el extranjero de El Suplemento Cultural. Ha publicado el poemario Caída de un pájaro en el mar (Universidad Nacional de Piura, 2018). Actualmente, vive en Madrid.

De izquierda a derecha, poetas Natalí Aranda, Elvira Hernández y Gian P. Codarlupo en Madrid.
Nuestro corresponsal Gian P. Codarlupo con las poetas Elvira Hernández y Natalí Aranda en Madrid.

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