A cuatro décadas de la conclusión de la Guerra del Chaco, sus protagonistas militares todavía no habían dejado testimonio de su papel en la contienda. Unos pocos habían escrito libros sobre las operaciones militares, pero ninguno había analizado la significación de la movilización guerrera, el papel del pueblo en armas ni la guía militar del mariscal José Félix Estigarribia y el rol global de comandante en jefe del Dr. Eusebio Ayala, encargado de administrar el país y conseguir los preciosos recursos logísticos sin los cuales, en palabras del capitán norteamericano David Zook, «las grandes batallas preparadas por el Estado Mayor nunca hubieran salido del papel».
La brillante idea de recoger sus testimonios se tradujo en una obra de impacto significativo, que a la fecha se encuentra agotada y en vías de reedición.
Por primera vez, jefes y oficiales del Chaco pudieron discurrir sobre las repercusiones, tanto de su contribución personal como de las de sus superiores y subordinados.
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El esfuerzo chaqueño fue realmente inconmensurable desde todo punto de vista, y marcó con un sello indeleble a la sociedad paraguaya, trayendo profundos cambios sociales y políticos.
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La idea de dar la palabra a quienes tanto dieron por defender la integridad territorial fue retomada más adelante por el historiador Alfredo Seiferheld en varios volúmenes de valiosas entrevistas, pero la pionera de todo ese esfuerzo fue la autora de este volumen, de alcance amplio por la cantidad y calidad de los entrevistados. Su condición de historiadora le permitió también recoger datos valiosos sobre quienes ya no estaban, como Eusebio Ayala, José Félix Estigarribia y Eugenio A. Garay.
La organización del libro no se ciñó al rango de los protagonistas sino que se fue tejiendo con los acontecimientos y la oportunidad de las entrevistas. Por eso, no es raro que el primer entrevistado fuese apenas un teniente primero de reserva, el Dr. Edmundo Tombeur, cuya condición de secretario militar del conductor volvía, sin embargo, repositorio de importantes anécdotas y confidencias del general comandante.
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El segundo fue el general de división Raimundo Rolón, seguido del general Amancio Pampliega, jóvenes combatientes ambos de honrosa carrera militar futura. Los siguientes entrevistados son figuras importantes y ya veteranas con altas responsabilidades, como el general Juan B. Ayala y el coronel Carlos J. Fernández, comandantes ambos de grandes unidades de combate.

Un entrevistado de honrosa trayectoria militar fue el coronel Alfredo Ramos, recordado líder de los aguerridos jinetes del Batallón Valois Rivarola, aunque debe anotarse que, debido a la falta de agua para los montados, los oficiales y soldados de Caballería del Chaco en realidad fueron miembros de la Infantería paraguaya.
Un relativamente oscuro oficial de distinguida trayectoria militar durante y después de la guerra fue el coronel Juan N. Barrios, el único comandante de fuerza que estuvo dispuesto a defender el gobierno constitucional de Eusebio Ayala el 17 de febrero de 1936. Sus camaradas de armas lo persuadieron de no repetir la experiencia de la Revolución de 1922, cuando sectores adversos del mismo ejército se enfrentaron en sangrienta lucha.
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Otro entrevistado con mucho que decir fue el teniente coronel Dámaso Sosa Valdez, comandante de la poderosa División de Caballería de Campo Grande entre los Gobiernos de Félix Paiva e Higinio Morínigo, cuando desde esa unidad militar se dictaban las líneas políticas a ser seguidas por el gobierno.
Entrevistado también fue el teniente coronel Antonio E. González, autor de numerosas obras de valor histórico y análisis político.
El teniente coronel José María Cazal tiene la honra de haber comandado la batalla final de Ingavi, cuya resonante victoria, el 7 de Junio de 1935, persuadió a los bolivianos de firmar el armisticio tan solo 5 días después.
Un notable protagonista de la épica jornada de Yrendagüé, que recuperó la aguada salvadora de manos de Bolivia en diciembre de 1934, fue el mayor Julio Paraguayo Saldívar, autor de valiosas rememoraciones de dicha hazaña.
El general ingeniero Marcial Samaniego tuvo destacada actuación a cargo de los sacrificados «zapadores», al igual que el general Basiliano Caballero Irala. Una de las entrevistas de mayor significado futuro fue la del mayor de reserva Dr. Julio César Chaves, posiblemente el historiador más distinguido, autor de valiosos volúmenes y obras definitivas de la historiografía paraguaya, como la biografía del Dr. Francia que luego sirvió de base a la novela Yo el Supremo, del premio cervantes de literatura Augusto Roa Bastos.
Ni bien se abren las páginas de este libro, ofrece un mapa raramente publicitado por razones de política partidaria, donde se anota que el territorio recuperado por las fuerzas combatientes y el Tratado de Paz de 1938 fue mucho más extenso que la posición ocupada por nuestras fuerzas al comenzar la contienda.

Ciento veintiún mil novecientos cincuenta kilómetros cuadrados en junio de 1935 contra ciento diez mil setecientos kilómetros cuadrados en 1932.
De trayectoria igualmente determinante para la suerte de las armas nacionales fueron todos los demás entrevistados por la autora, como el teniente coronel Atilio J. Benítez, el general de división Francisco Andino, el general de brigada Augusto Guggiari, el mayor de reserva Lorenzo Medina, el general de brigada Atilio J. Migone, el capitán de corbeta Rodolfo Dávalos y el capitán Juan E. Melgarejo. Debe destacarse que los rangos con que aparecen en las entrevistas son los que ostentaban al momento de relatar sus experiencias, y no concuerdan necesariamente con su rango militar durante la contienda.
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Este aporte de Beatriz Rodríguez Alcalá constituye una fuente primaria para estudios ulteriores de la contienda chaqueña, que distan de haberse agotado. Todavía existe mucho por discernir y descifrar y el análisis de esta contribución es imperativo para comprender la mentalidad y el altruismo de los combatientes paraguayos.
Beatriz Rodríguez Alcalá de González Oddone
Testimonios veteranos: evocando la guerra del Chaco
Asunción, Casa América, 1977
608 pp.

*Beatriz González de Bosio es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción y licenciada en Historia por la Universidad Nacional de Asunción, miembro del Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica (Ceaduc), vicepresidenta de la Academia Paraguaya de Historia y presidenta del Centro Unesco Asunción. Ha publicado Periodismo escrito paraguayo, 1845-2001: de la afición a la profesión (2001) y El Paraguay durante los Gobiernos de Francia y los López (en coautoría con Nidia Areces, 2010), entre otros libros.

