Bulimia cultural

Cuando un latinoamericano viaja por primera vez a Europa, comenta Maurizio Vanni, entre tantos museos experimenta un verdadero shock. Como resultado, se pueden dar dos situaciones. La primera es una bulimia cultural que consiste en consumir todo sin asimilar nada. Visitar cientos de museos sin aprender.

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El turista devora todo, pero al poco tiempo no se acuerda de nada porque vio tanto que se le mezcla todo. La segunda es elegir cuatro museos, no cuatrocientos, sino cuatro especiales y extender el tiempo en el interior para acercarse más a la cultura. Buscar tres o cuatro para visitarlos con calma, ver lo que los ojos no suelen ver, apreciar la esencia del museo. Por ejemplo, la Galería de los Uffizi, en Florencia, es un palacio (originalmente) y un museo (desde 1765) que alberga una de las más antiguas y ricas colecciones permanentes de arte del mundo, pero lo más importante e interesante es pasar el tiempo adentro y comprender mejor quién lo construyó, por qué lo construyó y cómo se formó la enorme colección de arte de los Uffizi. Conocer eso es descubrir el alma del momento histórico. No solo ver las obras de arte, sino también acercarse a lo que era la vida en tiempos de los Médicis y del arquitecto, Giorgio Vasari, célebre por haber acuñado el término «Renacimiento» (Rinascita), por su obra pictórica y, obviamente, como escritor, por su imprescindible clásico Le vite de’ più eccellenti pittori, scultori e architettori (1550), y constructor del Palacio de los Oficios (la «Galleria Degli Uffizi», en italiano) por encargo de Cosme I de Médicis.

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