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El poemario de Victorio V. Suárez, recientemente lanzado, anuncia con su título “Delante de la oscuridad” tres apartados: crepúsculos certeros, manos que se esfuman y vidriera de difuntos. Estas conforman una combinación de significaciones que ayudan a despejar la nebulosidad que el vacío existencial encubre en cada uno.
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Este poemario ahonda las preocupaciones comunes sobre la muerte; rompe esa idea tajante entre vida y muerte. Claro que no se encuentra esta relación dialéctica entre vida y muerte en un solo poema, es cada uno de ellos lo que muestra una cara del pensamiento de Victorio sobre la delgada diferencia entre la vida y la muerte, que no siempre es cuestión de un más allá, sino del más acá. Por eso, en este poemario no vamos a encontrar preocupaciones metafísicas ni especulaciones sobre lo que hay tras la muerte.
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Muchas veces, el sentimiento fugaz de la vida no lleva a la melancolía, sino que sirve como un estímulo para disfrutar de la vida, que es breve. Es un vívido vivir el momento. Hay, en general, una permanente vacilación entre los dos estados de ánimos y, frecuentemente, una fusión entre ambos. Creo que son estos estados fusionados los que son puestos en versos, en versos de palabras esenciales. El tratamiento poético de la vida y la muerte que Victorio realiza en este poemario contribuye a abrir caminos a la ciencia, a la filosofía y a la religión. El enigma de la muerte inspiró, motivó e hizo cavilar a la humanidad desde siempre.
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¿Qué hay delante de nosotros además del espejo que nos hace humanos hermosos? En “Delante de la oscuridad” no hay un abismo, hay caminos… porque sus versos limitan y delimitan fronteras que acercan al lector a un más allá de una vida fría, racionalizada, guiada, tímida, sin reverberación, sin matices, continua en la mortificación.
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Los versos de este poemario parecen nutrirse de la sensación, de la impresión de invasión, de intrusión, de coacción de una sombra infalible y silenciosa que nos habita y no nos deja. Ante ella, lógicamente, experimentamos subjetivamente la vivencia de una voluntad en ruina, perturbada, enferma. Una voluntad caída ante esa sombra, pero justamente y por eso mismo: exigente, im-perdonante por imposibilitada de restablecer algún dominio o redención.
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Sin embargo, en “Delante de la oscuridad”, por lo combinable de las series de versos, no encontramos inmovilidad, sino más de lo mismo… lamentaciones. Hay vida, vida compuesta, mezclada, diversa; vida con soluciones simples y singulares, es decir sorpresiva... sin parecerse a nada, fuera de lo que es común.
Son las combinaciones de sus versos las que abren una grieta a la oscuridad. Para ello, Victorio recurrió a tres poemarios en uno. Hay tres capítulos en igualdad, sin jerarquía, que interactúan para que sus senderos poéticos desborden cualquier orden que conduzca al desencanto.
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Si la vida es lo vivo y el poemario de Victorio V. Suárez hace hablar a lo vivo, ¿se inscribiría lo suyo en la llamada poesía biopoética, si entendemos bio por goce vivo, goce vital?
Ágape Psicoanalítico Paraguayo