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Por otro lado, el suceso de fraude se extiende a la manipulación de mercado, ante diversos grupos que ayudan a “inflar” el precio de un activo, mediante compras simuladas “estratégicamente”, o ante la proyección de fake news a través de publicaciones de datos en redes. En tanto, también se puede distinguir la acción de venta masiva, lo cual se consolida cuando un activo llega a su pico de valor. Por consiguiente, los primeros “inversores” logran posicionarse, mientras que, los siguientes que van ingresando, terminan bajo grandes pérdidas en el instante en el que el mercado económico colapsa.
Es por tanto que, inevitablemente, existen inversionistas que resultan perjudicados ante el desplome del mercado, al no existir nuevos compradores, generándose un beneficio único para quienes crearon la burbuja, puesto que retiraron sus ganancias en un tiempo determinado. En sentido dispositivo, toda esta afectación puede ocupar un fraude financiero y/o una manipulación de mercado y/o una estafa piramidal, así como la diversidad de grados de autores y participes.
Ciertamente, se modulan varios factores como diversos tipos de “burbujas”, sean por lance inmobiliario, financiero, tecnológico, empresarial (entre otros), amparándose en el flujo de precio (inflado) por determinaciones artificiales, imponiéndose expectativas, pues bien, los agentes logran incidir en el comprador instalando el juicio de que el activo valdrá mucho en un determinado plazo, y posteriormente, el costo en base a la expectativa hasta que explota la burbuja.
No obstante, tenemos aquellos casos en los que existe una “deuda excesiva”, es decir, muchas personas y/o empresas instalan el dinero ajeno, y en tal efecto, van surgiendo las “burbujas” en el sector, por no sincerar los balances sectoriales. Ahora bien, conforme a los últimos episodios de inversión, se ha buscado consolidar al bitcoin (de valor criptográfico), y que no aplica a las normas establecidas en divisas.
A su vez, hemos de distinguir el sentido gnoseológico de la “burbuja de pánico” conforme al esquema que nos presenta, desde la simulación de un estado de “urgencia”. Es decir, ocasiona que las víctimas tomen decisiones desfavorables, lo que se puede introducir mediante la frecuencia delictiva de estafas de criptomonedas y/o fraudes personales.
Dicho lo anterior, la dogmática ha captado elementos específicos que exponen el suceso fraudulento, pues bien, convencen (indudablemente) a la víctima de que está en peligro financiero, lo cual, se puede producir a través de mensajes de textos aparentados, una amenaza por vía hackeo o ante una información distorsionada respecto a la inversión. Lo que puede suceder si se difunden noticias (irreales) sobre la pérdida de valor del criptoactivo, a fin de producir el pánico en los inversionistas.
Así, la distribución del pánico consolida la perdida de análisis racional en las personas, lo que ocasiona el retiro de sus inversiones, la compra de activos sin valor real o, inclusive, la trasferencia de fondos a otras cuentas. Pues bien, estas burbujas de pánico logran su cometido en sectores donde no se frecuenta la supervisión económica/financiera sobre las transacciones ideales y/o en lugares donde no se posee una protección normativa. Pues, se razonan en activos sin garantías regulatorias, sin reversión de pago o con la imposibilidad de rastreo o recuperación efectiva de la transferencia.
Consecuentemente, los agentes (defraudadores) se aprovechan de las plataformas comerciales y de la existencia de sistemas de transferencia sin recuperación, lo que implica un beneficio económico indebido, a raíz de que la burbuja de pánico estalla y la víctima percibe el engaño, pero luego de que su activo haya sido transferido, gastado o movido a mercados ilegales.
Definitivamente, todos estos actos de fraude de burbuja comprometen el sentido de transacciones corrientes, ocasionando el detrimento en la confianza financiera, por acciones perjudiciales impulsadas por agentes que esquematizan los elementos de desinformación, miedo, urgencia y falta de compresión sobre algunos activos. Sin duda alguna la ponderación de la burbuja es similar al esquema Ponzi, pues bien, solo los primeros poseen resultados (en beneficio), mientras que, otros van sufriendo pérdidas económicas.
Irreal
El agente del injusto financiero ejecuta acciones con expectativas “irreales” mediante formulación de una promoción para adquirir activos.
Precios
Conducta manipuladora que se ejerce por defraudadores para hacer creer a los inversores, respecto a que los precios seguirán subiendo.
(*) Docente investigador de la carrera de Derecho de la Universidad Americana. Doctor en Derecho. PosDoctor en Ciencias (PD Cs.) - Mención Investigación Científica. Magíster en Ciencias Penales. X: @MatiasGarceteP