Tren de cercanías o autopista elevada, una decisión estratégica

El transporte público en el área metropolitana de Asunción atraviesa una crisis profunda. Menos del 20% de los viajes diarios se hacen en bus, los tiempos de espera superan los 20 minutos y los subsidios crecen año tras año sin que el servicio mejore. En paralelo, los cálculos realizados con datos del Compendio Estadístico Ambiental y las estimaciones poblacionales del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que el parque automotor se disparó de 350.000 vehículos en 2002 a casi tres millones en 2023, lo que equivale a 469 vehículos por cada mil habitantes en el país y más de 570 en Asunción y Central.

Imagen de una autopista elevada vista desde abajo
Imagen de una autopista elevada vista desde abajo. (Foto ilustrativa).Shutterstock

En este escenario, el Congreso debate una reforma clave del transporte público, mientras dos grandes proyectos concentran la atención: la autopista elevada de la Ruta PY02 y el tren de cercanías. Ambos buscan aliviar el tránsito, pero sus impactos y beneficiarios son muy distintos.

El plan vial de la PY02 contempla una autopista elevada de 3,6 km en Luque y mejoras hasta San Bernardino, con un costo cercano a US$ 195 millones. Según publicaciones del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), beneficiaría a 477.000 personas, quienes constituyen la población total de Areguá, Itauguá, Luque, Ypacaraí, San Bernardino y Emboscada.

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Sin embargo, la cifra se reduce drásticamente cuando se analiza quiénes realmente podrán usarla: solo el 47% de los hogares de esa zona tiene vehículo, y si se consideran únicamente las personas en edad laboral, los beneficiarios reales rondan las 171.000 personas conforme a las estimaciones, es decir, apenas un tercio de los anunciados. Además, la obra está pensada para facilitar el paso de automovilistas que atraviesan Luque hacia Asunción, dejando fuera a los propios luqueños, más de 250.000 habitantes, quienes soportarán el impacto urbano sin beneficiarse directamente.

El costo del tren de cercanías

El tren, en cambio, tendrá un costo mayor, estimado en US$ 430 millones, conforme a datos del MOPC, pero con un alcance mucho más amplio: hasta 600.000 pasajeros diarios entre Asunción y Ypacaraí. Si se observa el costo por usuario, la diferencia es reveladora: en el escenario óptimo, cada pasajero del tren costaría US$ 717, mientras que cada beneficiario de la autopista costaría US$ 800 y casi US$ 1.000 en el tramo de la autopista elevada.

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En términos de pasajeros por kilómetro recorrido, el tren movilizará más de 26 millones al año, más del triple de lo que lograría la autopista. Estos cálculos fueron realizados con base en costos estimados, extensión y tránsito promedio diario anual del trazado del proyecto indicado por Obras Públicas.

Tren o autopista: qué genera más contaminación

La comparación es aún más contundente cuando se consideran las emisiones. El transporte es responsable del 87% del CO2 en Paraguay, con un promedio de 2,4 toneladas métricas de CO2 por vehículo al año, según cálculos realizados con datos de la Comisión Europea y del INE.

El tren, en tanto, emitiría apenas 4 gramos de CO2 por pasajero-kilómetro, tomando como referencia el Metrô de São Paulo, el cual opera con una matriz energética limpia similar a la de Paraguay. La autopista, al incentivar el uso del auto, seguiría aumentando la presión sobre un parque automotor que ya crece por encima de la capacidad de las ciudades.

El bolsillo de los usuarios también entra en juego. El pasaje del tren se estima en G. 5.000 por viaje, según declararon en su momento autoridades públicas a la prensa, lo que implica unos G. 220.000 al mes para un trabajador que se desplaza ida y vuelta al centro, considerando que trabaje 22 días hábiles al mes (excluyendo sábados y domingos).

Para que el auto sea más barato, el gasto mensual en combustible debería ser menor que esa cifra, sin contar estacionamiento ni peajes. Incluso si el boleto sube a G. 10.000 por viaje, el tren seguiría siendo competitivo frente al automóvil.

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Elegir el tren de cercanías en lugar del mejoramiento vial de la PY02 supondría un ahorro de 148 millones de dólares en daños climáticos durante los próximos 30 años. Este cálculo surge de monetizar la diferencia en emisiones de CO2 entre ambos proyectos con un costo social del carbono de 185 dólares por tonelada métrica y de descontar los beneficios climáticos anuales, aplicando la fórmula del valor presente de una anualidad con una tasa del 9%, en línea con el estudio de factibilidad del proyecto de mejoramiento de la ruta PY02.

Al comparar con el escenario sin proyecto, los cálculos realizados indican que el tren evitaría pérdidas por US$ 55 millones, mientras que mantener el trazado actual supondría US$ 93 millones menos en daños que ejecutar la autopista.

Los resultados son consistentes por tramos: el tramo 1 de la autopista generaría sobrecostos climáticos equivalentes a US$ 84 millones y el tramo 2, a casi US$ 9 millones. En otras palabras, el tren de cercanías no solo es más costo-efectivo en términos de usuarios y pasajeros-kilómetro, sino también más costo-eficiente, pues evita que el país asuma pérdidas millonarias por emisiones que agravarían los efectos del cambio climático.

El dilema no es solo técnico. La elección entre autopista y tren refleja el modelo de movilidad que Paraguay quiere consolidar. La autopista refuerza la dependencia del automóvil, concentra beneficios en automovilistas y puede saturarse en pocos años. El tren, en cambio, amplía el acceso al transporte público, reduce la presión ambiental y se alinea con los objetivos de la reforma que hoy se discute en el Congreso: mover más personas de manera eficiente y justa, en lugar de seguir subsidiando un sistema caro e ineficaz.

Fuentes consultadas

Este análisis se basó en datos del INE, MOPC, Mades, estudios de Brasil, la Unión Europea, publicaciones periodísticas, entre otras.

*Por Rodrigo Chenú, economista (UNA) y máster en Gestión del Desarrollo con Especialización en Desarrollo Económico Aplicado (LSE).

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