Para autores como Carling (2008: 46-48), no todas corresponden a esa forma estereotipada mencionada anteriormente sobre las remesas (el dinero no es siempre enviado al país de origen de los migrantes, tampoco es siempre remitido por los migrantes mismos, etcétera). En tanto que otros especialistas proponen el concepto de «remesas sociales» (social remittances) para designar los flujos no monetarios (ideas, valores, normas, prácticas, competencias, aspiraciones, etcétera) que circulan entre los migrantes y sus sociedades de origen, y pueden tener consecuencias sobre el desarrollo (Levitt y Lamba Nieves, 2011).
En la última década, los migrantes enviaron US$ 5 billones en remesas a países de renta media y baja, monto que superó la ayuda oficial al desarrollo e igualó los niveles de inversión extranjera directa. Más de un tercio de estos fondos llegó a zonas rurales, donde tienen un impacto más significativo. Para el año 2030, se estima que ingresarán US$ 4,4 billones adicionales en remesas a estos países.
Detrás de las cifras, existen remesas individuales de 200 o 300 dólares que los migrantes envían a sus hogares de manera regular para que sus familias puedan comprar alimentos, pagar la vivienda y cubrir los gastos necesarios. Los servicios de remesas son ahora mucho más rápidos y económicos gracias a las tecnologías digitales. Sin embargo, el coste de transferir 200 dólares a través de fronteras internacionales sigue siendo elevado.

Por tanto, la vinculación de las remesas con servicios y productos financieros, junto con una alfabetización digital y financiera inclusiva y sensible al género, es clave para aprovechar este flujo de recursos en favor del desarrollo sostenible, refiere Family Remittances.
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¿Qué ha pasado en América Latina y el Caribe?

Las últimas estimaciones disponibles sobre la población migrante de América Latina y el Caribe (ALC) corresponden al año 2020. En ellas se observa que la mayor parte de los migrantes de la región (59,5%) reside en América del Norte, especialmente en Estados Unidos. El segundo destino (26,3%) se encuentra distribuido entre diferentes países de la propia región, mientras que Europa ocupa el tercer lugar (12,6%), principalmente España, de acuerdo con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Datos del mismo organismo refieren que las remesas hacia la región han mostrado un crecimiento durante la última década, consolidándose como un componente clave en las economías de la región. Sin embargo, el ritmo ha venido disminuyendo de forma constante en los últimos cuatro años. En efecto, el flujo había pasado de US$ 54.700 millones en 2010 a una proyección de US$ 160.900 millones en 2024, lo que implicaría casi triplicar el monto en catorce años. El incremento refleja tanto la migración constante como la importancia de los envíos de dinero en el sostenimiento del consumo y la inversión de los hogares en los países receptores.
Al desagregar por subregiones, el informe del BID muestra que México concentraba la mayor parte de las remesas con un crecimiento desde US$ 24.700 millones en 2015 hasta más de US$ 65.000 millones en 2024. Centroamérica también evidencia un dinamismo notable, con un incremento de más del doble en el mismo periodo, al pasar de US$ 16.400 millones a casi US$ 46.000 millones. El Caribe mantiene un avance más moderado pero sostenido, situándose en torno a US$ 18.000 millones en 2024, mientras que Suramérica pasó de US$ 15.000 millones en 2015 a más de US$ 31.000 millones proyectados para 2024. Estos datos resaltan cómo las remesas han dejado de ser un fenómeno exclusivo de México y Centroamérica para consolidarse también en Sudamérica, aunque con distinta intensidad según los países.
Al procesar los datos de Paraguay desde 2010 hasta julio de 2025, las remesas familiares continúan mostrando un importante crecimiento con reducciones puntuales. Así, pasaron de representar US$ 273.574.700 a US$ 731.826.000 en 2024 y de US$ 528.713.500 hasta el séptimo mes del año, de acuerdo con las estadísticas del Banco Central del Paraguay (BCP).
Los ingresos de divisas para el país provinieron, en el periodo de análisis, principalmente de España (56,8%), EE.UU. (19,9%) y Argentina (9,1%), tal como se puede observar en el cuadro que se acompaña.
Finalmente, y en línea con Family Remittances, para aprovechar el potencial de las remesas en los países de renta media y baja hacia 2030 y más allá se identifican seis áreas estratégicas de acción. En primer lugar, resulta fundamental reforzar la inclusión digital y financiera de los hogares migrantes en los países de acogida. Esto implica garantizar el acceso a servicios financieros, especialmente para mujeres y comunidades rurales, y promover políticas que incentiven el ahorro y la inversión de los receptores y la diáspora.
En segundo término, se requiere mejorar la infraestructura financiera digital, involucrando al sector privado en la innovación y en la creación de soluciones que faciliten transferencias más seguras y eficientes. Un tercer eje clave es reducir los costos de envío de remesas a menos del 3% para 2030, promoviendo mayor competencia entre operadores, transparencia en tarifas y un marco regulatorio proporcional.
El cuarto punto se centra en generar coherencia política entre instituciones, integrando el aporte de los migrantes a las estrategias nacionales de desarrollo. Asimismo, se plantea facilitar inversiones seguras e instrumentos innovadores para la diáspora, orientados a fortalecer el desarrollo local y el emprendimiento.
En conjunto, las acciones permitirán que las remesas dejen de ser únicamente un mecanismo de consumo inmediato y se conviertan en factor de crecimiento sostenible, inversión productiva y resiliencia económica a largo plazo. Tal como se subraya en el informe de Family Remittances, aprovechar estas oportunidades hacia 2030 y más allá puede marcar la diferencia en el bienestar de millones de familias dependientes de este flujo vital de ingresos.
59,5% de ALC en EE.UU.
Estimaciones sobre el éxodo de la población de ALC se observa que la mayor parte de migrantes de la región (59,5%) reside especialmente en EE.UU.
Clave en las economías
Informe del BID refiere que remesas hacia la región se expandieron en la última década, consolidándose como componente clave en las economías de la región.
