Mutación de los riesgos en el sector asegurador

El seguro ha tenido que evolucionar como actividad milenaria y como un mecanismo de reducir el inevitable temor y la ansiedad hacia lo incierto y lo desconocido desde sus primeros vestigios hacia el año 5000 a. C. en China hasta la actualidad. Tuvo que acompañar el avance y la modernización de los procesos evolutivos en los distintos escenarios que intervinieron la costumbre y la inteligencia humana. Así, la industria aseguradora vivió bajo la premisa de que los riesgos podían clasificarse, modelarse y anticiparse con relativa estabilidad.

Los patrones históricos servían como base para la tarificación, la selección de riesgos y la estructuración de coberturas. Sin embargo, en las últimas décadas, los riesgos han dejado de comportarse como entidades discretas y predecibles para convertirse en fenómenos dinámicos, interconectados y altamente mutables. Esta transformación ha puesto en tensión los modelos tradicionales de suscripción y ha obligado a las aseguradoras a replantear sus mecanismos de gestión. La mutación de riesgos ya no es un concepto teórico; es una realidad diaria que afecta la solvencia, la competitividad y la capacidad del sector de cumplir su función social.

Un evento específico —un ciclón, una huelga portuaria, un ciberataque a un proveedor de tecnología— puede desencadenar pérdidas patrimoniales en industrias que aparentemente no tienen relación directa con la causa original. Este efecto dominó amplifica la exposición aseguradora, especialmente en pólizas de pérdida de beneficios, transporte, responsabilidad civil, etc.

Por otro lado, la digitalización ha creado un ecosistema donde datos, sistemas operativos y procesos automatizados se han vuelto críticos. Pero esta misma digitalización ha generado un tipo de riesgo nuevo —el ciber “ataque”— que se reproduce, evoluciona e impacta con una velocidad y variedad ajenas a los modelos actuariales tradicionales. Los ciber-riesgos mutan por la generación continua de nuevas vulnerabilidades; el uso de inteligencia artificial por parte de atacantes o la interdependencia entre servicios digitales como por ejemplo: “la nube”, los “APIs” (interfaz de programación de aplicaciones), etc.

Otro factor, quizás más abstracto, el calentamiento global, que ya no es solo un fenómeno climático, sino un generador de riesgos complejos: tormentas más fuertes, sequías más prolongadas, incendios más frecuentes y desplazamientos humanos asociados a cambios ambientales.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Para las aseguradoras, esto implica un incremento peligroso de la siniestralidad; un deterioro de modelos basados en promedios históricos y una necesidad de incorporar modelos climáticos predictivos.

También, las nuevas generaciones reclaman productos más flexibles, personalizables y digitales. Además, nuevos activos intangibles —datos, reputación, algoritmos— que se han vuelto susceptibles de ser asegurados. Los riesgos dejan de ser, así, solo “materiales” y se vuelven simbólicos, abstractos, emocionales y digitales.

Riesgo sistémico

La pandemia de covid-19 nos reveló un riesgo sistémico claro: interrupciones globales, saturación hospitalaria, fallas en cadenas logísticas y pérdidas por cierre de negocios. Las aseguradoras tuvieron dificultades para delimitar el alcance de cobertura, sus límites agregados y los reaseguros adecuados por lo que cualquier riesgo sistémico rompe así la lógica probabilística clásica, donde los eventos eran independientes.

La economía compartida, el uso de vehículos autónomos, las criptomonedas y el metaverso han generado exposiciones inéditas. Estos riesgos tienen características particulares, como poca experiencia, rápida evolución y difícil delimitación legal. La mutación se da no solo en la frecuencia y severidad, sino también en la naturaleza jurídica de esos riesgos.

Así, la mutación de los riesgos es una realidad y la industria aseguradora debe estar en constante vigilancia y revisión; de lo contrario, nuevos tipos de riesgos estarían amenazando el patrimonio y la convivencia, sin posibilidad de estar amparados por el sistema asegurador.

Constante revisión

La mutación de riesgos es una realidad y la industria aseguradora debe estar en constante revisión con los nuevos riesgos que amenazan el patrimonio.

(*) Abogado