En las ediciones anteriores, esta serie de reportajes abordó la vulnerabilidad de la agroganadería paraguaya ante un escenario de giro de Taiwán a China Continental, así como el riesgo evidente de un “jaque mate” para la industria nacional frente al poderío de la manufactura china.
Lea más: El costo oculto de un giro a China: un jaque mate a la industria nacional
En esta entrega, llevamos la lupa sobre la tercera pata de nuestra economía: el sector de servicios, el cual aunque a primera vista se percibe como menos expuesto que la manufactura, también podría enfrentar riesgos importantes en áreas estratégicas como tecnología, las telecomunicaciones, el segmento de finanzas y la infraestructura logística.
Lea más: Por qué el campo paraguayo podría perder si apuesta a China
¿Podrían crecer los servicios?
Bajo esa mirada, la pregunta de si la apertura a China impulsaría el segmento de los servicios en Paraguay debe responderse con una “dosis de realismo”, tal como sugirieron nuestras fuentes del sector privado.
Al respecto, el economista Jorge Garicoche explica que los servicios que pueden insertarse en el mundo son únicamente los “altamente calificados”, como el “data science” o la ingeniería de software. Asimismo, advierte que los grandes centros económicos asiáticos ya poseen ventajas considerables sobre Paraguay y que, por tanto, nuestro mercado no sería apetecible para una eventual inversión china.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

“Esto genera más factibilidad de que ellos vengan a posicionarse hacia acá que nosotros hacia ellos”, indica. No obstante, factores como la gran distancia, la diferencia horaria y las barreras culturales actúan como inhibidores para que Paraguay atraiga ese tipo de inversión de alta tecnología, especialmente en competencia con centros mejor posicionados, como Singapur, si solo se habla de bajos impuestos.
Sector financiero: créditos y dependencia
Pero veamos otro rubro que sí podría verse afectado: el financiero. Se trata de un importante motor económico, ya que “todo el sector real de la economía debe ser financiado”, explican los especialistas y, en ese sentido, la experiencia mundial muestra que la incursión china en este segmento se caracteriza por la penetración a través de promesas de créditos blandos y financiación directa de proyectos.
Dicha dinámica, documentada por diversos estudios académicos, alerta que el aumento de préstamos y financiación directa desde bancos estatales chinos o fondos puede cambiar el patrón de financiación local en países emergentes. Esto podría exponer a un país pequeño como Paraguay a la dependencia de nuevos acreedores y a condiciones no transparentes, como préstamos ligados directamente a proyectos.
Precisamente, un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado en noviembre de 2020 y denominado “Banking Across Borders: Are Chinese Banks Different?” (Banca transfronteriza: ¿Son diferentes los bancos chinos?), aborda esta cuestión. Los autores (Eugenio M. Cerutti, Catherine Koch, Swapan-Kumar Pradhan) encontraron que los bancos chinos se han convertido en los mayores acreedores transfronterizos para casi la mitad de los países emergentes y en desarrollo.

Un hallazgo que se destaca en el “paper” de referencia es la relación entre préstamos, comercio e inversiones. Las conclusiones sugieren que cuando dos países tienen vínculos comerciales más fuertes, los bancos –especialmente los chinos– tienden a prestar más, pero esto no se replica de la misma forma con la inversión de cartera (bonos y acciones).
A nivel local, desde la Asociación de Bancos del Paraguay (Asoban), su presidenta Liz Cramer señala otro punto a considerar y es que el sistema financiero paraguayo está altamente dolarizado y depende de sus bancos corresponsales en Estados Unidos (Citibank, JP Morgan, etc.) para operar internacionalmente. Esas operaciones se dan a través del sistema SWIFT, basado en el intercambio rápido y seguro de información sobre las transacciones financieras.

Sin embargo, China está impulsando activamente su propio sistema de pagos interbancarios (CIPS) para reducir su dependencia del dólar y del sistema SWIFT; por lo que ese aspecto debe ser considerado por Paraguay, ya que implica una estructura distinta para el comercio exterior y, además, el país debe cumplir con las normas dictadas por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) en materia de seguridad, transparencia y confiabilidad.
El financiamiento taiwanés: emprendedoras, vivienda y pymes
Otra variable de la ecuación sobre el financiamiento chino es que un giro diplomático implicaría la pérdida inmediata de la cooperación no reembolsable y la reembolsable taiwanesa en condiciones preferenciales para la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), la banca de segundo piso de nuestro país.
En ese contexto, la presidenta de AFD, Stella Guillén, menciona que para esta institución y para el Paraguay, Taiwán pasó a ser un socio estratégico que acompaña en varias líneas de negocio.
La vinculación estrecha nació durante la pandemia, según cuenta. La AFD recibió la primera donación de toda su vida institucional, cuando el Gobierno de Taiwán, a través de su agencia de cooperación ICDF, se acercó con la intención de impulsar créditos blandos para mujeres emprendedoras.

“Presentamos al Gobierno de Taiwán la creación del primer fondo de garantía para mujeres en la AFD. Eso tuvo un visto bueno de Taiwán y nos donaron cinco millones para comenzar. Es un fondo de garantías que hoy, si uno mira, ya logró garantizar cuarenta y dos millones de dólares, o sea, casi ocho veces el valor original de la donación”, señala.
Como resultado de esa experiencia exitosa, añade, se buscó una línea de crédito orientada a potenciar “Che Róga Porã”, el programa insignia del Gobierno de Santiago Peña en materia de viviendas. Fue así que se firmó el contrato de préstamo de US$ 200 millones, que ya se transfirieron recientemente. “Eso hace posible que realmente podamos mantener esas condiciones tan especiales del programa, de una tasa de 6,5% hasta treinta años y que hoy realmente está traccionando mucho el mercado inmobiliario”, acota.

Adicionalmente, se impulsó una tercera línea de US$ 3 millones, orientada a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), a una tasa favorable que plantea “un ejercicio de corresponsabilidad”.
En ese sentido, Guillén explica: “Nosotros tomamos un crédito, pero la AFD se compromete a poner el doble de los recursos que nos presta Taiwán. Entonces, lanzamos hace poco el primer programa de financiamiento a pymes exclusivamente a través de cooperativas. Se llama ‘CoopeMypes’. Y básicamente lo que busca es que la oferta crediticia de las cooperativas que normalmente atienden a pymes mejore en varios sentidos: en una reducción de su tasa, en una ampliación del plazo, en la generación de años de gracia, en la incorporación de servicios no financieros como capacitación, que puedan incluir también el uso de nuestras garantías”.
Tecnología y dependencia
Por otra parte, el segmento de finanzas es solo uno de los que podrían verse en riesgo dentro del sector terciario. Veamos qué dicen los datos regionales al respecto.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la inversión extranjera directa (IED) en el sector de servicios ha experimentado cambios. En 2024, las entradas de IED en este ámbito representaron el 40,4% del total regional (con un peso similar al de las manufacturas, de 43,6%).
Aunque históricamente la IED de China y Hong Kong ha representado una pequeña proporción de las entradas totales de IED en América Latina y el Caribe (solo el 2% del total en 2024), su actividad en el ámbito digital es notable, reconoce el estudio de Cepal.
En esa línea, la IED china ha mostrado un fuerte crecimiento en el ámbito digital en esta parte del Globo (aumento del 72% en los anuncios de inversión en 2024), con empresas como Huawei Technologies anunciando importantes inversiones enfocadas en infraestructura de comunicación, servicios en la nube y entrenamiento de talento digital.

No obstante, el análisis de Cepal advierte que la IED en el sector digital no es neutra y que la concentración del mercado puede desplazar capacidades locales y debilitar las “capacidades tecnológicas endógenas”.
El patrón chino de inversión en Latinoamérica se concentra principalmente en el segmento de infraestructura y capacidades (como redes y centros de datos) y es mucho más reducido en actividades de producción, investigación y desarrollo (I+D).
Según entienden los especialistas, esta configuración limita el potencial para fortalecer las capacidades locales en innovación y aumenta la dependencia de bienes y servicios digitales producidos en el exterior.

Dependencia digital, telecomunicaciones y casos de espionaje
Asimismo, los sectores de tecnología de la información y telecomunicaciones están estrechamente relacionados y presentan riesgos tanto de vulnerabilidad tecnológica y el espionaje, como de la profundización de la dependencia en estos ámbitos.
Justamente, la experiencia global, publicada en numerosos medios de comunicación internacionales –como Reuters y The Guardian–, muestra que en el sector de las telecomunicaciones, esta penetración se ha vuelto incluso un tema de seguridad nacional, ya que al intervenir esta industria, se facilita el espionaje.
No se trata de una “teoría conspiranoica” contra China Continental, sino que varios informes documentan preocupaciones sobre el acceso a datos, vulnerabilidades de software y hardware, y riesgos de espionaje cuando proveedores extranjeros dominan lo que entendidos llaman “capas sensibles de la infraestructura digital”.
El caso de Canadá sirve como un ejemplo de respuesta política frente al riesgo de referencia. Este país, según las publicaciones, prohibió el uso de equipos 5G de Huawei y ZTE en 2022, citando riesgos a la seguridad nacional. Otros países desarrollados tomaron la misma medida.

En el plano local, para el Ministerio de Tecnologías de Información y Comunicación (Mitic), la ciberseguridad moderna no se trata solo de “firewalls” o encriptación técnica, sino de “confianza en el origen”.
“Las salvaguardas técnicas son inútiles si la filosofía del proveedor tecnológico, por medio del control de Estado, contempla el uso de datos para el control de los ciudadanos. Nuestra postura es clara: la soberanía digital descansa sobre la libertad”, señala la cartera en una nota enviada a ABC.
Control social, bajo la excusa de la conectividad
Según afirma el Mitic, Paraguay “se alinea decididamente” con naciones que comparten nuestros principios republicanos y el respeto irrestricto al Estado de derecho. “No se trata solo de tener regulaciones, sino de reciprocidad estratégica: trabajamos con quienes respetan nuestra privacidad. Preferimos construir nuestra infraestructura sobre cimientos de transparencia democrática, evitando cualquier modelo que, bajo la excusa de la conectividad, pueda convertirse en una herramienta de vigilancia o control social”, resalta.
De esta forma, la cartera pone sobre la mesa aspectos relevantes para el debate, entendiendo el alcance de Internet, las redes sociales y la tecnología actual.
En tal sentido, menciona la ley “de datos personales”, que ha sido un paso fundamental en la búsqueda de “criterios claros para esta última gran lucha que tenemos por lo derechos fundamentales de las personas: la propiedad irrestricta de nuestros datos personales y nuestra libertad de decidir explícitamente quién hace uso de estos y para qué fines”.
Puertos y logística estratégica
Además de los tres segmentos antes analizados, un cuarto rubro expuesto a riesgos es el de la infraestructura logística, especialmente los puertos.
La participación de China en puertos a nivel global ha mostrado beneficios, como la inyección de capital y la rápida modernización de terminales, que mejoran la conectividad y la eficiencia. Sin embargo, esta incursión conlleva serios peligros.
Para la Cámara Paraguaya de Terminales y Puertos Privados (Caterppa), la cuestión no es prohibir la instalación de puertos chinos en Paraguay sino blindar jurídicamente los contratos y marcos regulatorios. “En Paraguay existen leyes que regulan las compras de tierras a extranjeros de países limítrofes, en este caso se podría aplicar un marco semejante”, indica el presidente del gremio, Roberto Frigola.
No obstante, publicaciones periodísticas de la prensa mundial hacen referencia a preocupaciones de los gobiernos a nivel de geopolítica y soberanía sobre ese mismo punto. La expansión portuaria china es vista por actores regionales y externos como una ganancia de influencia estratégica, además de comercial.
Un ejemplo al respecto que se ha publicado en medios como la BBC y regionalmente, en Infobae, es el caso de Yibuti, un pequeño país ubicado en el noreste de África. Este alberga la primera base militar china fuera de China, junto a un puerto crucial, lo que demuestra la convergencia de intereses comerciales y militares que genera preocupación.
Considerando ese tipo de casos, a nivel local, en un contexto donde la Hidrovía Paraguay-Paraná es un corredor logístico fundamental para varios países del Cono Sur de América, cualquier concesión o inversión importante sería altamente sensible.

La trampa de deuda
Este tema también ha sido discutido por gremios portuarios de Latinoamérica y más recientemente, por un “paper” publicado este diciembre por la Revista Económica del Club de Economía de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (carrera Economía-FCCAE). “El costo geopolítico del reconocimiento diplomático a China: Lecciones para Paraguay desde el Sur Global” es el título del artículo académico, cuyo autor, Federico Rabino, aborda otro ejemplo similar, el de Sri Lanka, un país en Asia del Sur.
El estudio citado destaca que desde Ecuador hasta Argentina, varios convenios de infraestructura firmados con el gigante asiático han enfrentado obstáculos técnicos, condiciones crediticias desventajosas o falta de ejecución.
Pero en el plano global, el caso de Sri Lanka sigue siendo el más citado tras la “ Iniciativa Franja y Ruta (BRI)”. “Tras acumular deudas insostenibles para financiar proyectos chinos, el país terminó cediendo el control del puerto de Hambantota a una empresa estatal china por 99 años, generando un debate mundial sobre la llamada ‘trampa de deuda’”, puntualiza.

La soberanía económica
En resumen, la inversión china en infraestructura de importancia estratégica puede proveer capital, pero al mismo tiempo pondría en juego la soberanía económica y la capacidad de negociación futura.
Además, según afirman las fuentes consultadas, la dependencia tecnológica en áreas críticas como telecomunicaciones, defensa o infraestructura digital, sobre todo para países pequeños y vulnerables como Paraguay delante de gigantes tecnológicos, plantea riesgos de ciberseguridad.
En definitiva, en este debate sobre un hipotético giro de Taiwán a China, no podemos dejar de insistir en lo que parece obvio, a la luz de estudios y experiencias regionales: El impacto no se limitaría solamente al ámbito económico comercial, sino que se podría redefinir la inserción internacional de nuestro país y podría vulnerar áreas sensibles para la soberanía nacional.
“Nos aliamos con quienes quieren vernos crecer como iguales”
El titular del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic), Gustavo Villate, también se suma al debate sobre un eventual giro diplomático de China a Taiwán y las implicancias que ello podría acarrear en su área de competencia. En ese sentido, afirma que la relación con Taiwán no está basada en vínculos que deba defender el gobierno, sino que “son vínculos que debemos defender todos los paraguayos”.

Para el ministro, “nuestro vínculo con aliados como Taiwán, Israel o Estados Unidos no son temporales basados en la conveniencia económica, ni son vínculos establecidos por la dádiva de donaciones o cooperaciones técnicas. Nuestro vínculo es uno de hermandad, que une a aquellos pueblos que comparten valores, que defienden su derecho de existir, de elegir libremente el destino que tienen por delante”.
En esa línea, asegura que el desarrollo tecnológico real solo puede nacer “de la mente libre, no de la imposición” y en tal sentido, la experiencia regional que menciona la Cepal en sus estudios es valiosa: “Nos confirma que no nos interesa ser meros consumidores de ‘cajas negras’ tecnológicas. Tenemos que aspirar a que el Paraguay sea un productor de conocimiento y no una colonia digital”.
Según explica, la política paraguaya de alianzas internacionales en el ámbito de la tecnología se basa en la cooperación genuina y recíproca. “Nos aliamos con quienes quieren vernos crecer como iguales y transferir know- how, no con quienes buscan generar dependencias asimétricas. Ratificamos que Paraguay se alinea con los países que quieren ser nuestros aliados, no nuestros dueños. Día a día vemos la evidencia clara de que la innovación florece únicamente donde existe libertad de empresa y libertad intelectual”, señala.
Con relación a Taiwán, indica que la alianza no es transaccional, sino una de valores. “La Universidad Politécnica Taiwán-Paraguay, por ejemplo, no está invirtiendo en cables, está invirtiendo en la libertad intelectual de nuestros ingenieros. Usted pregunta si los montos de inversión compensarían esa pérdida. Mi respuesta es que los principios no tienen precio de mercado”, asevera.

Según su análisis, no podemos poner en la balanza la formación de capital humano libre frente a promesas de infraestructuras que, a la larga, como se ha visto en África, vienen condicionadas.
“Nosotros reconocemos a la libertad como el único vehículo posible para el desarrollo sostenible. Perder un aliado que fomenta la educación, la libre expresión del disenso y la ciencia libre, a cambio de capital, sería renunciar a nuestra visión de un Paraguay moderno”, agrega.
Proteger a empresas paraguayas de servicios digitales
Asimismo, el ministro hace referencia a las políticas de desarrollo productivo y marcos regulatorios para proteger a las “startups” y empresas paraguayas de servicios digitales.
Al respecto, explica: “Para proteger a nuestros emprendedores, lo primero es garantizar un terreno de juego nivelado (level playing field), algo que solo es posible entre economías de mercado que respetan las reglas del juego y no utilizan subsidios estatales desleales para depredar mercados ajenos”.
“La propuesta que estamos impulsando es una de creación, de desarrollo tecnológico y científico que, a un horizonte lejano, permita que invirtamos hoy en generaciones de futuro”, finaliza el ministro.
