¿Cómo elijo mi carrera?

Llama la atención la cantidad de profesionales que desarrollan actividades muy poco relacionadas con la formación terciaria o universitaria que han recibido. Contadores, abogados, arquitectos y muchos otros, quienes tras tanto esfuerzo y dedicación al estudio, terminan atendiendo un comercio, o en un cargo operativo o administrativo en una empresa, o en cualquier otra actividad lejana a sus especializaciones. Esta situación usualmente genera frustración y pérdida de la autoestima.

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Solemos elegir la carrera o profesión a la que nos dedicaremos toda la vida, a la tierna edad de 18 ó 20 años, el estudio en promedio durará 6 años, y aunque a veces ya en el camino sea evidente que no se está absolutamente feliz con la elección, tendemos a pensar que no se puede desperdiciar el tiempo invertido, y así, por los siguientes 50 ó 60 años, podemos quedar atados al fantasma de quien nunca quisimos ser. Por eso, los jóvenes deben comprender que elegir una profesión no es una carrera de corta distancia, se trata de una decisión realmente importante que los marcará de por vida y por ello es fundamental darse espacio como persona, en forma madura y responsable, para elegir dentro de un proceso en el que se desarrolla la propia identidad.

¿Quién soy?

Nunca antes la oferta académica en el nivel terciario y universitario fue tan apabullante y variada, la enorme cantidad de casas de estudios, públicas y privadas, muestran un abanico de posibilidades que van desde las carreras tradicionales como Derecho, Medicina, Ingeniería, Contabilidad, entre otras, hasta las carreras “nuevas” como Ingeniería Comercial, Marketing, Comercio Exterior y muchas más, que han ido surgiendo como respuesta a las necesidades que los jóvenes desarrollan en su activa búsqueda por encontrarse a sí mismos a través de sus ocupaciones.

En Paraguay, el 75% de la población es menor a 34 años y el 40% es menor a 18 años, por lo que se hace evidente que una gran preocupación actual de la población es justamente el área de educación y capacitación. Ante un entorno cada vez más competitivo, la acumulación de conocimiento pareciera ser la única y desesperada alternativa de todo joven que pugna por un lugar productivo para el desarrollo de su propia dignidad y por alcanzar el éxito económico que precisa para satisfacer sus múltiples necesidades.

Al apremio por elegir sus carreras profesionales al término de la secundaria, se les suman las presiones y expectativas de los padres, las incertidumbres propias de la edad, la baja autoestima, y la pobre estimulación del contexto en general. Pareciera ser que los jóvenes lo quieren todo y lo quieren ya, pero no saben qué es lo que quieren ni cómo lograrlo. Por lo menos, esa percepción tenemos la mayoría de los padres que angustiados esperamos que tomen una decisión correcta.

Conocerse a uno mismo es clave para definir el rumbo correcto, esto es: ¿qué me gusta hacer? ¿qué no me gusta? ¿dónde me gustaría trabajar? ¿en una empresa grande o en una pequeña? ¿en forma independiente o dependiente? ¿en un escritorio o visitando clientes? ¿desarrollando vínculos y relaciones con los demás, o preferentemente solo? ¿me gustaría un horario determinado o no me incomodan las urgencias de cualquier hora?
A esto deberían sumarse otras respuestas de autoconocimiento, como ser: ¿cuáles son mis habilidades y fortalezas, así como mis debilidades o aspectos negativos? Lo que estamos diciendo podría resumirse en ¿cuál es mi proyecto de vida? ¿Dónde me veo dentro de 10 ó 20 años? El proyectarse a uno mismo resulta absolutamente necesario, para vencer los inconvenientes que invariablemente surgirán en los años de estudio terciario o universitario.

¿Dónde estoy?

Ubicarse uno mismo en el contexto de la realidad del entorno resulta esencial y para ello el joven debe poseer información adecuada, algunas preguntas claves podrían ser: ¿cuántos profesionales tiene esta carrera actualmente? ¿cuántos nuevos profesionales se reciben cada año? ¿qué prácticas se tienen en esta profesión, que podrían reñir con mis principios éticos?

Además, el joven debe tratar de conocer el mercado, tanto de la oferta como de la demanda, pues si bien las condiciones cambian constantemente, hay carreras profesionales que históricamente han tenido dificultades en la inserción laboral o el desarrollo económico. En cuanto a la oferta, es importante conocer los lugares en donde capacitarse, alcances de los títulos, percepción del mercado (empresas y potenciales clientes) sobre la universidad en la que pretende desarrollar su carrera, cuáles son las habilidades técnicas, humanas y conceptuales necesarias para lograr el éxito en esa profesión, cuáles son los costos y el tiempo que implica el estudio, cuál es el programa de estudios de la carrera, etc.

Luego es importante realizar una selección y análisis en función de la información reunida y comparar las expectativas propias, las posibilidades económicas y personales con la proyección antes mencionada, para finalmente, acercarse a una elección aproximada a las necesidades planteadas en primer término. Sin embargo, es fundamental destacar que, si bien la elección correcta es importante, no es suficiente para asegurarse el éxito en los estudios debido a que aún quedará un largo camino por recorrer y el resultado dependerá exclusivamente de cada uno.

En este proceso me parece importante lograr vencer los prejuicios hacia ciertas profesiones (quizás no universitarias, sino terciarias) que no tienen el glamour ni el brillo de los ilustrados, pero son sumamente rentables. Además, deben sortearse las presiones sociales con respecto a determinadas ocupaciones, como “debo ser médico” porque mi papá es doctor, o, me gusta odontología, pero papá quiere que me haga cargo del negocio familiar. Antes solíamos decir que seguir la vocación era lo importante, hoy creo debe agregarse a este ingrediente condimentos como entorno, viabilidad, realidad laboral, entre otros.

Elegir correctamente una carrera consiste en reconocer la vocación, ubicarse en la realidad del contexto y fijarse sus propias metas de vida. Básicamente hay dos maneras de tomar la decisión: ¿qué quiero y qué me haría feliz? y por el otro ¿qué me permitiría valerme por mí mismo y lograr éxito económico? Estas alternativas no deberían ser excluyentes, recuerda que debes ser feliz cada día desarrollando una actividad rentable y sustentable. No es tarea fácil definir el futuro; lo bueno es que está en tus manos. Sigamos hablando de dinero,
así aprendemos a manejarlo mejor.

75%. En Paraguay, el 75% de la población es menor a 34 años y el 40% es menor a 18 años, por lo que se debe priorizar el área de educación.

Cómo. Pareciera ser que los jóvenes lo quieren todo y lo quieren ya, pero no saben qué es lo que quieren ni cómo lograrlo.

Vocación. Antes solíamos decir que seguir la vocación era lo importante, hoy debe agregarse entorno, viabilidad, realidad laboral, etc.

Dónde. En cuanto a la oferta, es importante conocer los lugares en donde capacitarse, alcances de los títulos y prestigio del oferente.

Presidenta de Cadiem Casa de Bolsa SA
gloria@cadiem.com.py

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