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Por otro lado, nunca antes tampoco, el mundo conoció el nivel de competitividad actual en el desarrollo de la carrera profesional, la vorágine por la actualización constante, así como el desafío de conquistar nuevas y mejores metas diariamente en las organizaciones.
Causa y efecto
Cada año se quitan la vida casi un millón de personas, lo que implica una muerte voluntaria cada 40 segundos, en los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado en un 60% a nivel mundial. De hecho, en algunos países, el suicidio representa la tercera causa de defunción entre las personas de entre 15 y 44 años y la segunda causa en el grupo de 10 y 24 años; y estas cifras no incluyen las tentativas de suicidio que se calculan en unas 20 veces más frecuentes que los suicidios consumados.
No intento caer en la simpleza de relacionar las tasas de suicidio con el estrés laboral ni mucho menos. Tampoco pretendo dar una cátedra que correspondería al campo de la psiquiatría, ya que sin duda el suicidio es un problema complejo, en el que intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.
Sin embargo, en mi trabajo diario interactúo con muchas personas que a pesar de conocer el éxito profesional no logran sentir plena satisfacción en lo que hacen, a pesar de los altos cargos, y de sus nada despreciables ingresos, afrontan sus tareas diarias con una dosis de sacrificio y sufrimiento que a la larga produce estragos en su salud y muchas veces en su vida afectiva.
Por ello, creo que vale la pena parar un rato la pelota en este frenético juego económico en el que estamos compitiendo a cada segundo, para evaluar qué realmente estamos buscando conquistar en nuestras vidas y diseñar un plan para alcanzar las metas identificadas en cada área.
En mi planteamiento, lejos estoy de dar consejos alejados de la practicidad, de hecho soy bastante escéptica sobre aquellas frases idealistas que proponen hacer lo que te gusta aunque eso implique vivir del aire. Creo en el autoconocimiento como fuente clave para descubrir las propias fortalezas y poder utilizarlas como herramientas de éxito.
También considero que la felicidad es un camino no un fin, quizás relacionado en algunos aspectos con la satisfacción y confundido con el estereotipo de que alcanzaré la felicidad cuando me convierta en bella, poderosa y rica (o algo así, cada uno tiene su propio ideal mental). De lo que sí estoy segura, es de que ninguna meta futura es capaz de solucionar la insatisfacción y frustración actual, al fin y al cabo solo tenemos el ahora, el pasado ya no lo tenemos y el futuro aún no es y cuando sea, dejará de ser futuro para convertirse en el presente.
Camino y meta
Mi propuesta es dejar de “luchar” para sobrevivir, dando paso al aprendizaje de descubrir lo positivo de cada día para disfrutarlo y fortalecerlo. Así, nos será más fácil descubrir cuál es nuestra motivación, evitando decepcionarnos o frustrarnos porque no nos acercamos a las metas.
Voy a dar un ejemplo para que quede claro el planteamiento. Hace unas semanas, Paola, de 31 años, jefa de oficiales de crédito en una importante entidad financiera, me decía que si bien sus evaluaciones laborales eran superiores al promedio y que estaba más que conforme con sus ingresos mensuales, ella siempre había querido ser médica, pero por razones de índole económico-familiar tuvo que estudiar contabilidad, profesión que tampoco ejerce en el trabajo que realiza. Esto la hace sentir frustrada y no le permite disfrutar lo que sí ha conseguido.
Entonces, le pregunté el motivo por el cual ella quería ser médica, conversamos bastante sobre sus sueños y descubrió que su motivación estaba en el servir a los demás. Entonces, pudo encontrar que en su trabajo ella también puede destacar ese aspecto y transformar el proceso rutinario con una actitud de servicio, además, descubrió muchas acciones sociales que puede desarrollar en su tiempo libre y que pueden brindarle alta satisfacción personal.
Antes de redactar este comentario, estuve nuevamente conversando con ella y me decía que se sentía mucho mejor. Se ha planteado metas en lo personal, laboral, profesional, social, económico, financiero, familiar y social, a corto, mediano y largo plazo, y determinó acciones específicas para poder alcanzarlas, esto le ha dado una sensación de equilibrio emocional que la fortalece. No es necesario ser irresponsable económicamente para ser responsable socialmente.
Cada uno de nosotros tiene motivaciones distintas y, de hecho, normalmente, no tenemos definido un solo aspecto motivacional, sino que estamos compuestos de distintos factores, que se destacan en cada esfuerzo adicional que estamos dispuestos a realizar o en la pasión que entregamos voluntariamente a alguna actividad determinada.
Así, probablemente todos podamos coincidir en que la Madre Teresa de Calcula ha sido una mujer muy exitosa y feliz, pero ella no poseía poder político ni tampoco era dueña de fortuna alguna. Su pasión por lo que hacía la empujó a conquistar metas que se autoimpuso y las logró de tal manera que fue reconocida mundialmente. Podría entonces identificar en ella la motivación del “logro”.
Otras personas, en cambio, se ven fuertemente motivadas por el dinero y ven al incremento y acumulación de riquezas como su principal objetivo, su pasión está encendida por la capacidad de crear riqueza y ningún monto es suficiente para sentir que su meta ha sido alcanzada, siempre quieren más. Su motivación entonces está en el dinero e incluso pueden sentir molestia por quienes se atreven a interrumpir su concentración, poniendo en riesgo a sus relaciones afectivas.
Por otro lado, hay quienes solo buscan el poder, a tal punto de sentir necesidad de influir e incluso dominar a los demás, se rodean de personas que le hacen sentir superior y alimentan su ego con conquistas que impliquen vencer a quienes se oponen a su reinado. Ven al competidor o al adversario como enemigo.
Estos evidentemente son extremos, la mayoría de nosotros estamos posicionados en dos o tres agentes de motivación y, como podemos observar en el Cuadro Nº 1, sería ideal alcanzar el equilibrio y encontrarnos en el punto de Satisfacción personal sustentable.
Este espacio casi ideal, nos permitiría un nivel de integridad humana que no busca reconocimiento, admiración ni obediencia de los demás, tampoco está enfocada hacia un extremo absoluto, donde hay prácticamente un descuido por los demás aspectos de motivación.
Frases como: “Dios proveerá” o “El destino así lo quiso” podrían advertirnos sobre tendencias a abandonar la responsabilidad individual que cada uno de nosotros tiene en el peso de sus propias decisiones de vida, el destino es resultado de acciones que tienen origen en nuestras decisiones.
Yo quiero lograr mis metas, para muchas de ellas necesito dinero y también poder. Una meta que deseo lograr es que mis hijos crezcan saludables y se conviertan en adultos de bien. Para ello, entre otras cosas, debo invertir en educación de calidad, planes de salud con buena cobertura, adecuada nutrición y, desde luego, un acompañamiento afectivo permanente. Todo esto implica la utilización de dinero; pero también será clave que ellos me den el poder para permitirme influir con amor en sus vidas de forma que acepten estudiar, se ejerciten, coman balanceadamente y establezcan relaciones que aporten a sus valores y principios éticos.
Entonces, el sentir satisfacción permite que el funcionamiento mental del ser humano se encuentre en armonía. La misma contribuye a la felicidad mientras que la insatisfacción, por el contrario, genera sufrimiento. Busquemos más satisfacciones, encontremos que nos motiva, encendamos con pasión nuestra chispa para producir más y mejor, para beneficio propio y de quienes nos rodean. Sigamos hablando de dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.
Distintas
Cada uno de nosotros tiene motivaciones distintas y, de hecho, normalmente, no tenemos definido un solo aspecto motivacional.
Meta
Ninguna meta futura es capaz de solucionar la insatisfacción y frustración actual, al fin y al cabo solo tenemos el ahora, el pasado ya no lo tenemos.
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