Disrupción externa e incertidumbre en la matriz productiva paraguaya

Los mercados internacionales se encuentran atravesando una coyuntura compleja. A la disputa comercial entre Estados Unidos (EE.UU.) y China se añade la epidemia de fiebre porcina. Esta última reformará el mercado mundial de la soja en los próximos cinco años. Según analistas, deshacerse de la enfermedad y reconstruir la manada, en una nación que consume la mitad de la carne de cerdo del mundo, tomará de tres a cinco años, frenando la demanda de soja utilizada en la producción de su alimento. China es el mayor importador de soja del mundo y la mayoría de sus envíos provienen generalmente de los EE.UU.

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Las tensiones comerciales entre los Estados Unidos y China han impulsado a los fabricantes de alimentos chinos a frenar el uso de las semillas oleaginosas, y el virus porcino tendrá un impacto mayor aún en el mercado de soja. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos e INTL FCStone Inc. pronostican una disminución o un crecimiento más lento en las importaciones de soja de China para los próximos dos años. 

Trasladando al plano local, la creciente disputa entre los dos principales jugadores del mercado de soja podría derivar en el corto plazo en una mayor restricción para el ingreso de la soja norteamericana a China, lo cual tiene como mayores beneficiarios a Argentina y Brasil ante la posibilidad de sustituir esa oferta. Al mismo tiempo, el choque de demanda de soja generado por la fiebre porcina no será un evento solamente de este 2019, sino que sus efectos reconfigurarán el mercado de soja en los próximos tres a cinco años. 

En la historia económica reciente se sucedieron eventos que pusieron en jaque la matriz productiva de todo un país, por ende, los impactos sociales, económicos y financieros fueron de gran relevancia. 

Para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) son numerosos los factores que influyen en los impactos económicos que generan los virus que se propagan de animal-animal, de animal-humano, y de humano-humano. En el caso particular de la gripe aviar consideran: i) el perfil de la población (rural, urbana), ii) la importancia del comercio avícola y de los demás productos relacionados (maíz, soya) para la economía del país y iii) la habilidad de reacción del Gobierno, la eficacia de las medidas sanitarias adoptadas y la capacidad del aparato institucional existente, los cuales influyen en el resultado de prevención y control de la enfermedad. 

Asimismo, se tienen repercusiones indirectas que se asocian a la pérdida de mano de obra en todos los sectores; aumento del costo de la actividad económica; cambio en las preferencias de los consumidores que se apartarían de los productos afectados, entre otros. 

De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2005) señaló que durante la gripe aviar ocurrida entre 2003 y 2004 en Asia Sudoriental se sacrificaron alrededor de 100 millones de aves, numerosas personas perdieron sus empleos y, por tanto, su fuente de ingresos y centenares de pequeñas y medianas granjas desaparecieron. Su estimación apunta a que las pérdidas económicas en el sector de aves de corral en Asia fueron de aproximadamente US$ 10.000 millones. Asimismo, James Newcomb cuantificó que para el Reino Unido la crisis de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), de principios de los años 90, costó entre US$ 10.000 millones y US$ 13.000 millones. En la región, encontró que el brote de fiebre aftosa de Brasil en 2005 fue de US$ 1.000 millones. 

Cabe señalar que parte de esos costos fueron asumidos por los gobiernos de los países que enfrentaron la coyuntura, a través de la compra de los animales enfermos para su posterior sacrificio y descarte (incineración); adquisición de los productos alimenticios que crearon problemas (harinas de carne para alimentar reses en caso de la EEB); inmunización de los animales y en muchos casos intervinieron en el comercio mundial del bien para afectar su precio. 

Componentes y perspectivas del sector agrícola en Paraguay 

La producción sojera ha sido relevante para el continuo crecimiento de la economía en los últimos años. La oleaginosa ha impulsado no solo al sector agrícola, sino también a los vinculados a la cadena productiva, lo que permitió el dinamismo de la economía en su conjunto. Además, los incentivos económicos derivados de la venta de soja generaron un incremento en la inversión en tecnología productiva. Al mismo tiempo, la venta al exterior de granos y derivados permitió la entrada de dólares al país. 

De esta forma, ciclos favorables o desfavorables en la producción agrícola generan efectos en el desempeño de la economía. Asimismo, un incremento o reducción en los precios también impactan en el dinamismo económico. 

En efecto, cuando la cosecha de soja tiene bajo rendimiento, los ingresos que reciben los agricultores por la venta de su producto se reducen, por lo cual tienen menos recursos para honrar deudas, realizar nuevas inversiones y contrataciones. Esta situación también puede ser observada, aunque con un impacto relativamente menor, ante una disminución en el precio del producto. La coyuntura actual presenta una combinación de baja producción y reducción de precios. 

Magros resultados en soja

La campaña sojera 2018/2019 registró cifras inferiores a la anterior. Los magros resultados se debieron, principalmente, a factores climáticos, especialmente en la etapa de la siembra. Así, la producción de la oleaginosa cerró en 7.854.600 toneladas, un 23,5% menos que la cosecha registrada el año anterior. A nivel de las cuentas nacionales, estos resultados impactarán de manera negativa en el Producto Interno Bruto (PIB). 

De hecho, el Banco Central del Paraguay (BCP) proyecta que el crecimiento del PIB para este año se ubicará en torno al 3,2%. No obstante, esta cifra es resultado de una corrección realizada en abril, ya que anteriormente la estimación era de 4%. Esta situación también se ha dado igualmente con las proyecciones de los organismos internacionales y agentes locales. MF Economía estima a su vez que el PIB cerrará el año con un crecimiento de 2,8%, donde la caída de la soja tiene un impacto de 0,9 puntos porcentuales en dicho resultado. La merma en la producción impactará, a su vez, en la entrada de divisas al país. 

De acuerdo a la Unión de Gremios de la Producción (UGP), dejarían de ingresar a la economía US$ 1.340 millones con respecto al año anterior. Esto, explicado por el menor volumen de soja producido, y por la disminución del 20% en el precio de la oleaginosa. 

La menor producción también tiene un efecto sobre otros sectores como el de transporte y el financiero. En lo que respecta al flete, la menor cantidad de soja cosechada, que debe ser trasladada a silos y puertos implica una disminución en los traslados. En promedio mueve 27 toneladas de granos de soja. 

Para esta campaña, se prevé una reducción en torno a los 89.000 fletes, y considerando un precio de US$ 20 por flete, la pérdida en el sector ascendería a alrededor de US$ 1,8 millones. Además, a esto cabría añadir la cantidad de empleos que se pierden como consecuencia de esta situación. 

Riesgos para sector financiero y descapitalización de productores 

Con respecto al sector financiero se pueden presentar inconvenientes debido a que la capacidad de los productores de honrar sus deudas se vería afectada.

En la presente campaña, un agricultor promedio afronta unos costos totales de US$ 624 por hectárea, en tanto que los ingresos ascienden a US$ 759 por hectárea (al considerar un precio de US$ 305 por tonelada, con un rendimiento promedio de 2,487 toneladas por hectárea). Así, el margen del productor se encontraría en torno a los US$ 135 por hectárea. Sin embargo, a los costos se debe sumar la deuda del agricultor con el sector financiero, cuya cuota se encuentra en alrededor de los US$ 253 por hectárea, la cual se obtiene a partir de la cartera del BCP. Por tanto, a los actuales niveles de márgenes, el pasivo no puede ser honrado.

Venta de activos: Nuevo escenario

La complicada situación del sector productivo está generando un nuevo escenario. La figura de la descapitalización va cobrando fuerza entre los productores, quienes al verse imposibilitados de cumplir con sus compromisos, principalmente financieros, buscan e implementan medidas como la venta de activos como tractores, entrega de campos, el retiro de sus haberes depositados en las cooperativas. Esto a la vez podría impactar en la disponibilidad de recursos para otorgar préstamos a los sectores vinculados. 

En este contexto, urgen planes de contención para un sector, cuyo peso dentro del Producto Interno Bruto marca una tendencia de mayor o menor crecimiento de la economía. Hasta el momento, el BCP ha tomado medidas transitorias tales como las registradas en abril último, o como de renovación, refinanciación o reestructuración del capital de los sectores agrícola y ganadero. Con esta resolución, las personas físicas o jurídicas alcanzadas por la mencionada resolución, no estarán afectadas en sus previsiones ni distribuciones de utilidades. 

Parte del argumento esgrimido en la disposición de la banca matriz menciona que la coyuntura climática desfavorable presentada en su oportunidad con un fuerte déficit hídrico ha provocado una significativa reducción de los márgenes de los productores que pueden trasladarse a los diferentes agentes de la cadena agrícola, como los agricultores, acopiadores, cooperativas, proveedores de insumos y maquinarias y servicios financieros, entre otros sectores. Además, a mediados del presente mes de mayo, el BCP dio a conocer otra disposición al publicar la Resolución Nº 1, de fecha 13 de mayo, donde extendió el plazo de cumplimiento para aquellos préstamos otorgados a los sectores vinculados a las actividades agrícolas y ganaderas, que no estuvieran vencidos al 31 de diciembre de 2018 y que resultaron afectados por las inundaciones. Si bien estas figuras financieras darán un cierto respiro a los sectores afectados, el desafío será encontrar la fuente de financiamiento para la próxima siembra, considerando que deberán administrar sus pasivos con las entidades financieras. 

La intervención del sector público podría ser clave en este sentido. La Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), por ejemplo, cuenta con los recursos disponibles para refinanciar la deuda del sector. Sin embargo, es una figura inhabilitada para la banca de segundo piso, ya que para otorgar el refinanciamiento se debería modificar la Ley de la AFD y el tiempo, en este contexto, no está siendo el más favorable para el sector productivo. 

Considerando todos los argumentos presentados anteriormente, las distorsiones que experimenta el mercado internacional reconfigurarán las perspectivas de crecimiento del sector productivo en nuestro país. Buscar medidas que protejan la matriz productiva de la nación es el principal desafío para este y los próximos años. Un Paraguay con un sector productivo debilitado genera impactos irreversibles para la economía.

-La soja representa más del 20% del valor total exportado por Latinoamérica a China, con Brasil como principal jugador. El enfrentamiento entre las potencias EE.UU.-China podría impactar negativamente en la región latinoamericana si la expansión de la asiática se ve afectada por la prolongación del conflicto.

-Si las dos potencias mundiales continúan aumentando sus sanciones comerciales, China podría ponerle más restricciones a las corporaciones de EE.UU. que operan en ese país, lo que produciría una caída significativa de la bolsa de EE.UU. y bolsas mundiales.

-En la historia económica reciente se sucedieron eventos que pusieron en jaque la matriz productiva de todo un país, por ende, los impactos sociales, económicos y financieros fueron de gran relevancia. Buscar medidas que protejan la matriz productiva del Paraguay es el principal desafío para este y próximos años.

Amenaza

El conflicto cada vez más intenso entre las mayores economías del mundo, EE.UU. y China, se ha convertido en una gran amenaza para la economía global.

Caída

De acuerdo a la Unión de Gremios de la Producción (UGP) dejarían de ingresar a la economía US$ 1.340 millones con respecto al año anterior.

Flete

En promedio se mueven 27 Ton. de granos de soja, por lo que se prevé para esta campaña una caída de 89.000 fletes, lo que implica pérdidas de US$ 1,8 millones.

Moneda

La “guerra comercial” debilitaría aún más a las monedas de A. Latina, obligando a los países a subir sus tasas de interés y restringiendo su expansión.

Deudas

En el sector financiero se pueden presentar inconvenientes debido a que la capacidad de los productores para honrar sus deudas se vería afectada.

Plan

Urgen planes de contención para un sector cuyo peso dentro del PIB marca una tendencia de mayor o menor crecimiento de toda la economía.

Medidas

El BCP adoptó medidas transitorias hasta ahora como de renovación, refinanciación o reestructuración del capital de los sectores agrícola y ganadero.

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