El enemigo interno

La procrastinación convertida en un hábito atenta contra nuestra autoestima y nuestra productividad. La psicoterapeuta y educadora Jude Bijou propone un conjunto de pasos sencillos para combatirla.

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Si bien todos dejamos para más adelante cuestiones que podríamos resolver hoy, el problema es que cuando esta actitud se hace crónica, termina perjudicando el desempeño laboral, nos genera preocupaciones, temores y estrés, que indefectiblemente afectarán nuestro estado de ánimo y mental. Y si ocupamos una posición de liderazgo, posiblemente hará que nuestros pares y empleados sientan que estamos poniendo trabas al progreso.

La buena noticia es que existen herramientas de gran ayuda para romper con este hábito. Jude Bijou, reconocida por su teoría de la Reconstrucción de la Actitud (tema central de su premiado libro Attitude Reconstruction: A Blueprint for Building a Better Life), explica que a veces procrastinar es divertido y que esperar hasta justo antes de la fecha límite puede llegar a ser muy motivador.

En algunos casos postergar puede ser funcional, ya que nos permite liberarnos de una tarea difícil hasta que nos sintamos mejor preparados para afrontarla.

Pero si la postergación se vuelve una conducta natural, es necesario generar un cambio interno y duradero. Bijou explica cómo hacerlo. © WOBI

9 Pasos para empezar ya 

1

Ponga por escrito la tarea que ha estado postergando. De esta manera, su proyecto dejará de ser ignorado y ocupará un lugar primordial en su
mente.

2

Identifique cuál es la emoción central a la que responde la procrastinación. Puede ser el temor (a no lograr hacer las cosas bien), el enojo (por tener que hacer algo que odiamos) o la tristeza
(al sentirnos no aptos para una tarea determinada).

3

Libere esas emociones. El temor, el enojo y la tristeza son sensaciones que si no se expresan física y constructivamente, terminan ejerciendo una presión interna cada vez mayor.
Para liberarse de ellas, la autora recomienda llevar a cabo acciones en el ámbito privado, como pinchar una almohada o mirar una película que nos haga llorar.

4

Neutralice el pensamiento destructivo que surge en su mente cada vez que piensa en la tarea postergada. El secreto está en encontrar un antídoto a ese pensamiento negativo; es decir, un
pensamiento verídico que lo contradiga. “Si piensa que nunca podrá aprender
algo, dígase a usted mismo que si otros pudieron, usted también podrá”, ejemplifica Bijou.

5

Convierta a su gran tarea en una serie de pasos pequeños fáciles de abordar. De esta manera, se mantendrá focalizado en la próxima pequeña tarea.

6

Felicítese por cada paso dado, en vez de esperar hasta completar toda la tarea. Valorar las pequeñas victorias evitará que sienta miedo a fracasar y termine saboteando sus esfuerzos.

7

Anticípese a los obstáculos que aparecerán en el camino. Tenga una táctica lista para enfrentar el problema, como puede ser lidiar con proyectos que tengan una fecha de entrega demasiado próxima.

8

Enfrente la tarea que ha estado evitando. Dígase a usted mismo: “Me sentiré mejor cuando maneje este asunto”. Repítalo como un mantra hasta que el deseo de posponer pase. 

9

Finalmente, disfrute de su victoria. Es enormemente satisfactorio finalizar con éxito una tarea que se ha postergado. 

Según Bijou, lograrlo nos convierte en personas más activas. Y nos hace dormir mejor de noche. Vale la pena intentarlo.

“Solo pospone lo que quieres dejar inacabado cuando mueras.” Pablo Picasso

“Nunca dejo para mañana lo que puedo hacer pasado mañana.” Oscar Wilde

“El espacio se puede reconquistar; el tiempo, jamás.” Napoleón Bonaparte

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