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En realidad, no existe precisión respecto a la cantidad de farmacias que operan en el país. Según la lista de la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria, 2421 están habilitadas como tales, pero no se conoce con exactitud cuántas se van dando de baja, o sumando día a día, expresa María Laura Guaragna, presidenta de la Cámara de Farmacias del Paraguay (Cafapar).
Pero si nos guiamos por estos datos públicos, solo en Asunción y el departamento Central totalizan más de 1200 puntos de ventas. “No entendemos por qué se habilitan tantas farmacias, siendo que no hay una mayor demanda. Se está produciendo un hacinamiento en algunas zonas, mientras que en otros lugares ya no hay locales, porque se fueron cerrando las farmacias de barrio”, afirma Guaragna.
La titular del gremio es una férrea defensora de las droguerías independientes, por lo que asegura que si estas no se unen para conseguir ventajas y trasladarlas a sus clientes, indefectiblemente morirán. “El crecimiento (de las cadenas) va en detrimento de la muerte de otras farmacias, pero estamos regidos por la ley de oferta y demanda, la ley de la selva, en la cual el más grande come al más chico”, dice.
Lo cierto es que, desde 2005 hasta 2014, el mercado demostró que los clientes optan por las cadenas, dado que en ese periodo las compras en las redes pasaron de ser solo el 32 % al 92 %, en Asunción y Gran Asunción, según el estudio realizado por la consultora Tendencias y presentado por su director, Daniel Domínguez, en la Convenfarma 2014.
La Cámara Paraguaya de Cadenas de Farmacias tiene agremiadas a 14 empresas, entre ellas Punto Farma, Farmacenter, Farmaoliva, Catedral, Vicente Scavone, Farmatitu, Farmacias Energy, San Fernando, entre otras, que suman 380 puntos de ventas y atención al público. La expansión de las mismas, con aperturas propias y franquiciadas, se fue dando con el objetivo de lograr una economía de escala y para abaratar los costos operativos.
De todas, la más antigua es Farmacenter, que empezó en los años 80 y, actualmente, cuenta con casi 60 locales. Asimismo, la líder en cantidad de locales es Punto Farma, que supera los 80 centros de atención.
Antonio Rodríguez, gerente general de Farmacia Oliva SA (de la marca Farmaoliva), comenta que el rubro de la farmacia tiene márgenes pequeños ya establecidos por el Ministerio de Salud, dependiendo de si se tratan de productos nacionales o importados, por lo que trabajar con una gran cantidad de establecimientos es necesario para poder tener ganancias. “Si no se tiene optimización en el proceso de compra y los gastos administrativos, resulta poco atractivo tener una farmacia. Tenés que disponer de muchas farmacias para que sea negocio, sino no podés cubrir los costos”, indica.
“Hay una fuerte competencia y presión en el mercado por los descuentos; ahí es donde se resienten mucho las farmacias pequeñas. Las alianzas que las grandes consiguen con las tarjetas de crédito de los bancos y el proveedor permiten otorgar las ventajas a los compradores”, añade.
Buscando la rentabilidad, las farmacias fueron incursionando en la comercialización de rubros no fármacos, como aseo personal, pañales y perfumería, entre otros. Actualmente, estas ventas anexas ya hacen al, por lo menos, 30 % de su facturación. “Si el rubro de medicamentos no te da tanta posibilidad de marginar, entonces, hay que buscar otros nichos para compensar. Ahí entramos en competencia con los supermercados, que también venden ese tipo de productos”, cuenta.
Para abrir una farmacia modesta, pero respetable, se necesita por lo menos G. 200 millones, a fin de invertir en mobiliario, estructura, acondicionamiento y mercaderías. Este último representa el 75 % de todo el desembolso. Sin embargo, para abrir un local más grande, algunas emplean hasta G. 1000 millones, contando con un stock de alta perfumería, que son ítems muy caros.