Muchos adolescentes entre 14 y 17 años realizan trabajos legítimos, remunerados o no, que son adecuados para su edad y grado de madurez. Al realizarlos, aprenden a asumir responsabilidades, adquieren aptitudes, ayudan a sus familias, incrementan su bienestar y sus ingresos, y contribuyen a la economía del país. En el concepto de trabajo infantil no se incluyen actividades como la de ayudar –después de la escuela y realización de los deberes escolares– en los trabajos de la casa o el jardín, el cuidado de los niños pequeños o cualquier labor ligera.
Pretender otra cosa solo serviría para trivializar la genuina privación de infancia que sufren los miles de niñas y niños implicados en el trabajo infantil que realmente debe desaparecer.
El trabajo infantil que se debe abolir es el que corresponde a alguna de las tres categorías siguientes:
1. El trabajo realizado por un niño o niña que no alcance la edad mínima de catorce años, y que, por consiguiente, impide probablemente la educación y el pleno desarrollo del niño o la niña.
2. El trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño, niña o adolescente, ya sea por su propia naturaleza o por las condiciones en que se realiza, y que se denomina trabajo peligroso.
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3. Las peores formas de trabajo infantil, que internacionalmente se definen como esclavitud, trata de personas, servidumbre por deudas y otras formas de trabajo forzoso, reclutamiento forzoso de niños o niñas para utilizarlos en conflictos armados, prostitución, pornografía y actividades ilícitas.
Los Gobiernos han asumido compromisos orientados a lograr en los próximos años la erradicación de la pobreza extrema, la reducción de las desigualdades y la protección del medioambiente, impulsando un modelo de desarrollo basado en la equidad y el crecimiento económico sostenido por la generación de trabajo decente.
Situación del trabajo infantil y del trabajo adolescente en el Paraguay
De los más de 400 000 niños y adolescentes que se encuentran en situación de trabajo infantil, casi el 50 % se ocupa en actividades relacionadas con la agricultura, 12,2 % realiza actividades de trabajo doméstico en hogares de terceros, un 2,5 % del total de niños, niñas y adolescentes del país, se encuentra en situación de criadazgo, otros trabajan en construcciones, comercios, manufacturas, etc.
Un dato importante se muestra en las cifras relacionadas a la educación, donde se demuestra que niños, niñas y adolescentes que trabajan presentan altos índices de deserción escolar y bajo rendimiento académico.
Fuente: Estrategia Nacional de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente del PARAGUAY 2019-2024. 2018. Versión aprobada por la CONAETI