El autismo, una realidad en las aulas (parte I)

En el desarrollo del niño pueden plantearse situaciones complejas que necesitan una atención especial y en algunos casos intervención profesional para superarlos, un ejemplo, el trastorno autista.

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Para saber…

El autismo se detecta en la infancia, en la mayoría de los casos antes de que el niño cumpla su primer año.

Los niños con un trastorno autista muestran distintas clases de impedimentos: en las relaciones sociales, la comunicación y las actividades. Por lo general presentan una notoria falta de conciencia de la existencia y sentimientos de los demás. Pueden tratar a las personas como objetos, no buscan a un adulto para que los consuele si están lastimados, no les gusta que los abracen, evitan el contacto visual, demuestran preferencias por juegos solitarios.

Casi el cincuenta por ciento de los niños autistas no desarrollan ningún lenguaje. Si aprenden a hablar su lenguaje probablemente será inusual.

Las actividades e intereses de los niños autistas son muy limitados, pueden pasar mucho tiempo girando algún objeto, moviendo los dedos, balanceando el cuerpo. Modificar la rutina diaria puede ocasionar una gran perturbación.

Los científicos sugieren que algunas personas tienen una predisposición genética al autismo. Los estudios de personas con autismo han encontrado anormalidades en algunas regiones del cerebro, estas anormalidades expresan que el autismo es resultado de una ruptura en el desarrollo del cerebro durante el crecimiento del feto. Otros estudios manifiestan que las personas con autismo muestran anormalidades en la serotonina y otras moléculas del cerebro.

Según Dey Kin y Mac Mahon, parece probable algún tipo de patología cerebral en los individuos autistas ya que aproximadamente el veinte por ciento de los niños autistas, desarrolla ataques epilépticos en la adolescencia. El riesgo de ataques es mucho mayor para aquellos niños autistas que presentan un retraso severo.

Actividades

1. Trabajar con programas de modificación de conductas. En principio tomar 15 a 30 minutos. Cuando el niño ya sigue órdenes simples se le puede pedir conductas imitativas primero siguiendo instrucciones visuales (un abrazo, mover la cabeza), luego verbales (levantar un brazo, alzar una pierna).

2. Emplear la comida como reforzador para que el niño preste atención, establezca contacto visual y participe de una actividad de juego.

3. El desarrollo de un programa completo toma varias horas al día durante meses, por eso los padres deben recibir entrenamiento y cobertura.

MUY IMPORTANTE: Recordemos que la estimulación temprana y la constancia en el tratamiento del niño posibilita su independencia.

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