El niño y los dulces
Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente de desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: «Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces».
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Moraleja
Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.
El herrero y su perro
Un herrero tenía un pequeño perro, que era su favorito y compañero constante.
Mientras él martillaba sus metales, el perro permanecía dormido; pero cuando, por otra parte, el herrero iba a la cocina y comenzaba a comer, el perro se despertaba y meneaba su cola, como pidiendo una parte de su comida.
Su amo, un día, fingiendo estar enojado y golpeándolo suavemente con su palo, le dijo: «¡Usted pequeño holgazán desdichado! ¿Qué le haré? Mientras martillo en el yunque, usted duerme en la estera; y cuando comienzo a comer después de mi trabajo duro, usted se despierta y menea su cola pidiendo el alimento. ¿No sabe usted que el trabajo es la fuente de cada bendición y que ninguno, solo aquellos que trabajan tienen derecho a comer?».
Moraleja
Quien no trabaja, no come.
Fuente
Recuperado de: Fábulas de Esopo para niños - Guiainfantil.com
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