El gomasio

Es un condimento de origen japonés hecho con semillas de sésamo y sal marina, que puede sustituir la sal refinada. Gracias a sus numerosas propiedades, su popularidad ha ido creciendo en el resto del mundo y es el condimento de moda en la cocina vegetariana y macrobiótica.

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Desde hace más de 7500 años, el sésamo ha sido uno de los primeros descubrimientos en cuanto a semillas oleaginosas en la India. Sin embargo, al gomasio se le conoce como un condimento tradicional de Japón, un alimento cuyo consumo se ha incrementado considerablemente en todo el mundo como consecuencia del surgimiento de la cocina macrobiótica, así como por el interés general por la cocina saludable. Este condimento es una parte importante de las tradiciones culinarias en Japón y China, debido a que el aceite de sésamo de la India traspasó las fronteras asiáticas hace miles de años.

Gomasio es un termino japonés que podría traducirse como “sal de sésamo” (sésamo por goma y sal por shio). Hay que decir que este condimento, tanto en Japón como en China, se combina con un estilo de vida chino basado en la filosofía del yin y el yang, y fue trasladado a Japón con la intención de establecerlo como la base de la dieta macrobiótica. En Japón también utilizan el gomasio con fines medicinales. 

Nuestro cuerpo necesita sal (cloruro de sodio) para diversos procesos metabólicos, pero la sal refinada industrial que tenemos en casa normalmente es un condimento que, en exceso, nos puede causar muchos daños, algunas sales están sometidas a muchos procesos, pierden calidad y no nos aportan lo mismo que una sal no refinada. Es por eso que el consumo del gomasio ha ido en aumento como sustituto de la sal de mesa común, ya que está hecho (o se debe hacer, si se hace en casa), con sal marina sin refinar.

Cómo se usa

En la actualidad, ha pasado a ser uno de los condimentos preferidos en muchos países del mundo al estar compuesto solo de semillas de sésamo y sal marina; aporta nutrientes y aminoácidos esenciales, destacando su riqueza en calcio, fósforo, hierro y zinc, así como vitaminas D y E, proteínas y ácidos grasos omega 3 y omega 6.

Se debe utilizar crudo, principalmente justo después de la cocción, en verduras, ensaladas, carnes o pescado a la plancha, así como espolvoreado sobre una gran variedad de cereales. Al machacar las semillas de sésamo con la sal marina, el aceite que liberan las semillas disuelve los cristales de sal, lo que hace que sea mejor absorbida por el cuerpo humano. Constituye un excelente condimento para usar de forma cotidiana en la cocina. 

El gomasio mejora cualquier sabor, pues le añade un ligero gusto a fruto seco y aporta texturas diferentes, con lo que se consigue crear platos más sabrosos, nutritivos y diferentes. Es muy versátil, pues se puede utilizar para prácticamente cualquier receta. También se puede tomar solo, es decir, una cucharadita o dos al día para beneficiarse con sus propiedades. Si lo toma solo sin nada más, es necesario masticarlo bien para que entre en contacto con las enzimas de la saliva, cuya acción es muy importante para que sus muchos nutrientes se metabolicen correctamente.

Sus beneficios 

Es alcalinizante: gracias a su aporte de minerales, ayuda a equilibrar el ph sanguíneo cuando hay un exceso en el consumo de carne, grasas saturadas y aditivos.

Protege el sistema cardiovascular: gracias a las grasas omega 3 y omega 6 del sésamo, el consumo regular de este condimento ayuda a mejorar el estado de las arterias y prevenir enfermedades cardiovasculares.

Es un aliado del sistema digestivo: su gran aporte de fibra ayuda a mantener limpios los intestinos y conseguir una correcta absorción de nutrientes. También ralentiza la absorción de azúcares simples y colabora en la formación de la flora intestinal.

Es antioxidante: gracias a sus vitaminas, es un condimento antioxidante que revitaliza, y ayuda a combatir la falta de energía y los estados de cansancio.

Ayuda a mejorar el estado de ánimo: gracias al triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina que mejora el estado anímico, la depresión, la calidad del sueño y la energía vital.

Alivia los dolores: en Oriente se utiliza tradicionalmente para aliviar los dolores de cabeza y los mareos, y para frenar el dolor de muelas y dolores menstruales.

Fortalece los huesos: el gomasio aporta mucho calcio orgánico fácilmente asimilable y de mucho mayor aprovechamiento que el procedente de los productos lácteos, lo que, evidentemente, favorece la salud ósea y frena los procesos degenerativos de los huesos. Indicado en casos de artrosis y osteoporosis.

Contraindicaciones

Las semillas de sésamo pueden provocar reacciones alérgicas en algunas personas, por lo que hay que advertir de su presencia a los comensales. En cuanto a los problemas derivados del consumo de sal, relacionados con la hipertensión arterial y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda establecer un consumo diario de menos de 5 g de sal al día. El gomasio utilizado en las cantidades recomendadas puede ser usado como alternativa a la sal común, ya que su contenido en sodio es menor, y es un buen alcalinizador de la sangre. Con todo, no debe tomarse más de una cucharadita pequeña al día si ya se padece hipertensión arterial. Tampoco se debe abusar del gomasio, ya que, en exceso, el cuerpo puede remineralizarse mucho y pueden salir piedritas en el riñón.

Preparación 

El gomasio se consigue ya listo en las tiendas de productos dietéticos orientales. Pero prepararlo en casa es muy sencillo, solo se necesitan dos ingredientes, las semillas de sésamo crudas y sal marina sin refinar. Las herramientas para elaborarlo son una sartén y un mortero, mejor si es japonés (llamado suribachi), pues tiene unas estrías en su interior que favorecen la apertura de las semillas de sésamo. Es importante hacer la cantidad que se vaya a consumir en la próxima semana, pues sus semillas pueden oxidarse y perder las propiedades.

En definitiva, se puede hacer gomasio en casa siguiendo estos pasos:

Colocar siete cucharaditas de semillas de sésamo en una sartén sin aceite.

Calentarlas a fuego bajo hasta que estén ligeramente doradas o hasta que comiencen a saltar como si fuesen palomitas de maíz. Recuerde no dejar de moverlas para que reciban calor por toda su superficie. No deje que se quemen, pues quedarían inutilizables.

Cuando comience a sentir el aroma de las semillas tostadas, retirar del fuego y pasarlas a un mortero. Machacarlas realizando movimientos circulares en ambas direcciones. No exagere con la fuerza, pues la idea es abrir las semillas, que es la parte que contiene los nutrientes, no triturarlas del todo.

Añadir a la mezcla una cucharadita de sal marina y darle un par de vueltas más.

Se le puede dar otro sabor agregando también algunas nueces tostadas y trituradas, algas, ajo, especias (cúrcuma, por ejemplo), orégano seco, etc.

Guardar en un frasco bien cerrado y consumir en no más de siete días, porque se puede poner rancio.

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