Los mitos de las botellas

Me resulta muy simpático ir a los supermercados y observar a los consumidores escoger sus vinos. Algunos saben ir directamente a lo que buscan, pero la gran mayoría mira, busca, vuelve a observar, y después se animan, tocan o levantan la botella, como si fuera que la misma les dará alguna información sobre si el vino es bueno o malo en su interior.

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Las botellas son de vidrio y suelen estar frescas, pero sus formas son muy variadas. Pueden ser finas y largas, tipo botella Rhin, un modelo usado en Alemania, Austria y en la zona de Alsacia. La más tradicional es la llamada botella bordolesa, la que vemos prácticamente en todas las góndolas de vinos; su contenido suele ser Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Malbec, Petit Verdot o Carmenere, esencialmente. La botella Borgoña es más redonda, habitualmente se utiliza para vinos Chardonnay y Pinot Noir. También existe la botella tipo Ródano, que normalmente contiene vinos de la cepa Syrah. Hay una famosa botella italiana con cesto de mimbre de la zona de Chianti, y otra botella muy famosa aquí en Paraguay, la llamada Caramayola, que es chatita, y redondeada a los costados y con frente y dorso rectos, esta era antiguamente utilizada por Undurraga y hoy contiene los vinos San Felipe.

Casi todas tienen un contenido estándar de 750 cc, pero, por supuesto, hay botellas más chicas, como la de 187 cc, o más grandes, como la famosa Magnum de 1500 cc, también conocida como “doble botella”.

Una cosa sí puedo certificar, mientras mayor sea el volumen de líquido en la botella, mejor envejece el vino y tiene características organolépticas superiores, lo que indudablemente lo va haciendo un vino superior que el mismo vino, contenido en una botella de 750 cc. Mientras mayor sea el volumen de vino en una botella, mejor será el resultado del mismo con el tiempo, siempre y cuando se respeten varios puntos: 1º) que la botella sea guardada en condiciones óptimas de temperatura, luz y humedad, 2º) que el vino sea un vino de guarda y no un vino destinado a ser bebido joven. Estos dos puntos son realmente esenciales.

Cuestión de márketing

Una de las preguntas que muchos me hacen es si el tipo de botella de 750 cc tiene alguna influencia en el vino. La respuesta es un rotundo no. La botella tiene un volumen ya estipulado de líquido en contacto con el vidrio, que no le aporta absolutamente nada, y, entonces, la forma de la botella no tiene ninguna influencia en la calidad del líquido, no lo mejora ni lo empeora, es totalmente neutral.

Sin embargo, hay un punto en que sí puede llegar a influenciar en algo al vino, y es el color de la botella. Hoy en día, el vidrio tiene en su composición química colorantes que ayudan a proteger a la bebida de los rayos ultravioletas, al igual que los lentes de sol. Esto sí es de gran importancia, ya que la luz es uno de los grandes enemigos del vino.

Otra gran duda de los consumidores es si deben tener en cuenta el peso de la botella. ¿De qué me sirve una botella de vidrio pesado para el vino, si el vidrio no aporta nada y el contenido sigue siendo 750 cc? ¡Puro mito! y en esta trampa caen muchísimos consumidores. Toman la botella con las manos y, si es pesada, infieren que el vino es bueno. ¿Y si la botella fuese pesada y adentro tiene un vino económico? También se preguntan, ¿si el vino es bueno, mejora? ¡Claro que no!, sigue siendo el mismo vino en una botella de mucho peso.

El fondo hundido de la botella, ¿mejora al vino? En nada. Nuevamente, se trata de otro mito que está basado 100 % en el márketing. Una botella de 750 cc con fondo hundido contiene los mismos 750 cc que la de fondo plano. Lo que pasa es que, colocadas una al lado de la otra, la botella de fondo hundido indudablemente tiene que ser más alta, ya que en el fondo tiene aire, y la otra, líquido. Al ser más alta, parece más grande y el consumidor la elige porque piensa que está llevando un poco más que 750 cc, o que, por el mismo precio, lleva más, lo mismo que creen cuando eligen esa botella que es más pesada porque tiene más vidrio… No me explico cómo hay tantos consumidores que aún se dejan influenciar por el peso de la botella.

Ya lo hemos explicado varias veces, el público consumidor de vinos se regenera y los novatos siguen cayendo en estos absurdos mitos, pero ustedes, lectores, seguro que la próxima vez que vean a una persona indecisa sobre qué vino comprar, por lo menos, la ayudarán a elegir un vino porque el mismo es bueno y no por su botella.

A todos, ¡salud! y hasta el próximo sábado.

oligayet@hotmail.com

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