Arte en movimiento

Danza, escritura, pintura, diseño, escenografía, cerámica son artes que ama. Se resiste a las definiciones inmutables. Mamá de tres hijos y esposa, inventa sorpresas culinarias para los suyos.

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Con tanta inquietud artística, ¿hoy, qué sentís? Suelo buscar la respuesta a eso pero apenas me encasillo en una de esas facetas, siento que estoy negando la otra, ya que todas influyen muchísimo entre sí. Hace tiempo no bailo, pero siempre trabajo para producciones de ballet.

¿El arte es una manera de vivir diariamente o el mundanal ruido perturba la creación? Lo cotidiano alimenta lo que hago; siempre trato con imágenes figurativas y me baso en las relaciones con otras personas y el espacio físico. Para trabajar me distancio un poco, pero me nutro del día a día.

¿Cómo es tu día a día? Lastimosamente me levanto muy temprano para ir al colegio. Hay días en que enseño y otros en que voy al taller. Mi trabajo va conmigo a casa y de vuelta al taller. A veces tengo encargos de figuras pequeñas o ilustraciones y me paseo miles de kilómetros con pinturas, plumillas, papeles o esculturas. No es raro encontrar cosas de hierro en mi camioneta. De noche estoy en el taller.

¿Qué le falta y qué le sobra a nuestro país artísticamente? Falta educación, obviamente apoyo. Sobran diversidad y creatividad. Sería bueno que el público se abriera a nuevas propuestas.

¿Le das sentido político a tu creación? No. La política está en todas partes, pero no la tengo en cuenta al trabajar; si mi trabajo transmite algún valor que se quiera adjudicar alguno, todo bien, fue sin querer; y si ofendo a alguien también todo bien (tal vez fue a propósito).

Algunos artistas sostienen que el arte debe ser caro. No pienso así. Los artistas deberíamos tener apoyo para dedicarnos solo a pensarlo y producirlo y que llegue realmente a todos. Pero la realidad es que debemos financiar toda nuestra producción y hay gran inversión de tiempo y material.

¿Tu arte tiene un nombre o una corriente? Por favor, nunca quisiera que eso me pasara. Espero que no tenga. Gracias por lo de arte.

Si tuvieras que reflejar la situación del país en una obra, ¿qué disciplina sería la mejor? Todas; danza, escultura, literatura... Juntas y con intensa música.

¿Qué tipo de artistas pueden vivir bien de su labor? Los artistas podemos vivir de lo que hacemos, pero no es posible solo con obras. Hay que apuntar a otras formas de trabajo: enseñar, desarrollar proyectos.

Y estudiar arte. No creo que quien estudie arte produzca mejores obras; lo bueno de estudiar, en algún caso, es que tenés otra óptica.

¿Qué frase dijeron alguna vez de tu obra que te dolió o te exaltó de alegría? Lo malo no me lo dicen a mí; si alguien a quien confío mi trabajo me hace una crítica, la recibo sin drama. Algo muy bueno para mí fue el comentario de un gran artista sobre una obra, sin saber que la escultura era mía.

¿A quién admirás como persona y artista? Eso es interminable, solo mirando nuestro medio hay artistas que con los años crecieron tanto viviendo por y para su trabajo, creando arte paraguayo genuino. Don Hermann instaló el concepto de la escultura moderna en Paraguay; Gustavo Beckelmann hizo de su taller su casa. A todos aquellos que siguen su búsqueda implacable y viven su arte día a día enseñando todo a los curiosos como yo.

Desde tu mirada docente, ¿cómo sentís a la próxima generación de artistas? La docencia es una responsabilidad feroz, mucho mayor de lo que muchos creen. El relacionamiento con los jóvenes, el cómo se sienten, cómo lo demuestran, qué piensan del futuro y sobre todo del presente es primordial para que sean más conscientes de su realidad, de lo que nosotros fuimos.

Extendamos la pregunta a la próxima generación de ciudadanos. No puedo contestar eso. Hay dos polos opuestos. Por un lado, la conciencia social que pueden adquirir los jóvenes hoy y el beneficio que esto les puede dar en el futuro y, por el otro, el mal ejemplo que muchos de ellos siguen con el ‘igual nomás’, como camino más fácil.

Tu tarea está ligada al reciclaje, ¿puede interpretarse como interesada en el porvenir? No es casualidad cómo se fue dando esto de emplear materiales como papel, hierro o maderas recicladas. Son parte de mi obra, ya que darle un nuevo significado es definitivamente renovar. Si reutilizamos las cosas que ya están deshechas para decir algo nuevo, estamos cambiando nuestro futuro.

¿Ser mujer y hacerse un espacio laboral en el arte fue difícil? Para nada, todos me abrieron las puertas. La escultura a gran escala no es tan practicada por mujeres aquí.

¿Las colegas son buenas compañeras? Los artistas de mi círculo trabajamos con reciprocidad. Todos necesitamos que el arte tenga un lugar.

Contanos sobre tu familia y del amor. Estoy casada con Yeimi Pascottini, soy mamá de tres hijos: Bruno (20), Valentina (13), Luciana (7). No sé si el amor es un arte, solo sé que cada día lo siento más.

¿Qué valores transmitís a tus hijos como los más importantes? El amor. Todo lo que de él deriva, de ahí saldrá el respeto para sí mismos y para los otros, y la determinación de hacer lo que ellos quieran.

Llevás sangre europea, ¿qué cultura te identifica más? Tengo un carácter fuerte. Soy y me siento paraguaya, pero en mi casa viví también la cultura alemana, incluyendo el idioma. Mi mamá nos crió con las tradiciones de su país y mi papá, respecto a Alemania, es el más fanático.

¿Qué heredaste de cada uno de ellos? De mi papá (Piki) heredé el amor desmedido a los hijos y la férrea conciencia de la realidad; de mi mamá (Renate), su fuerza y perseverancia ante cualquier barrera.

¿Proyectás el arte en las simples cosas de la casa? Amo cocinar, inventar y mimar.

¿Amante de la moda y de cuidar la figura? Trato de no descuidarme demasiado nomás.

Lectura y música de una artista de tu talla. Amo leer. ¡Quisiera más tiempo solo para eso! Música, desde Bach a Jamiroquai.

¿Qué te conquista fácilmente en la naturaleza? Los gatos y los árboles.

¿Qué piensa tu marido de tu obra y cómo “compite” con tal rival? No quiero saber qué opina de mis obras, pero desde un principio me dijo: “Vos necesitás hacer eso. Si no, te morís o me matás”.

Laboriosa y creativa, Ingrid ama la tierra que la vio nacer, cree en Paraguay como fuente inagotable de talento y espera más respaldo para los artistas. Su emotiva obra en hierro Madre Patria se erige como monumento de la plaza del Bicentenario en la ciudad del Guairá.

PRÓXIMA EXPO

Ingrid prepara una muestra individual. Son obras en movimiento hechas en resina y papel. La colección consta de figuras pequeñas y medianas, y podrá verse en febrero en El paseo de las Artes, de Verónica Torres, planta baja del Mariscal López Shopping. “Mantengo abstracción pero la referencia siempre es la figura humana, la mujer sobre todo”. Esta muestra se aleja de la representación realista. “Casi siempre mis esculturas son bastante realistas. Presento la silueta como algo más poético. Hay momentos en que uno siente la onda o energía a través de los colores. Ahora estoy buscando eso”. La escultora tambien apresta un formato grande, de 2 m, para un espacio público en Asunción.

lperalta@abc.com.py

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