ARTISTA DEL VITRAL

Beatriz Careaga desarrolló una fascinación por los vitrales en sus múltiples viajes alrededor del mundo como azafata de LAP. Esto la llevó a aprender este arte en el exterior y hoy se dedica a diseñar sobre el vidrio.

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Nuevos proyectos en puerta

La vida fue dándole lecciones de cómo superar los obstáculos, de levantarse siempre después de caer y de buscar ayuda para determinadas situaciones. “Cuando me separé –hace 10 años– lo único que tenía en mi maleta era un oficio de muy alto riesgo. Fue una etapa muy crítica, como una encrucijada existencial, pero decidí tomar el camino que mi corazón me indicó. Es así como vivo, siguiendo la voz de mi corazón”, dice.

El desarrollo de su lado racional y espiritual la convirtió en una persona plena y con deseos de ayudar a los demás, lo cual le dio una oportunidad de atender ciertas preocupaciones en el plano social.

“Cada año elijo apoyar un proyecto, como empresaria, ya sea de manera monetaria o como voluntaria. Para este 2012, quiero dar un paso más adelante e involucrarme en algo que sirva a las personas”.

El detonante para inclinarse en esta nueva actividad fue enterarse de que, en Latinoamérica, Paraguay tiene el índice más bajo en inteligencia financiera y analfabetismo. “Eso me dolió”, apunta, convencida de que toda persona debe desarrollar todas las inteligencias que posee. “Mi objetivo es llevar adelante un proyecto de alfabetización financiera, para que la gente se ayude a sí misma para salir adelante”.

Con una meta bien específica, actualmente, se está capacitando en Argentina en educación financiera desde el punto de vista práctico, para conocer, desde donde estamos parados, qué camino seguir para evitar los malos hábitos y lograr la libertad financiera. “Es un proceso que puede ser muy difícil para mucha gente, porque es como un camino espiritual empezar a desapegarse o desprenderse de cosas que creían que eran buenas; pero al cambiar la visión, te das cuenta de que como persona se puede tener un nuevo despertar”, asegura.

Beatriz aprovechó cada cosa que hizo en la vida. De sus 14 años de aeromoza, “etapa de mi juventud, vibrante y soñada”, sacó el oficio con el cual se gana la vida. Según declara, sus tres hijos son sobresalientes por sí solos y no tuvo dificultades para criarlos, lo cual le dio oportunidad de atender ciertas preocupaciones en el plano social. “El hilo conductor de toda planificación es ser felices y prósperos. Quiero dejar una huella y ayudar a los demás en ese campo del desarrollo individual”, finaliza.

MUNDO DE VITRALES

La pasión de Beatriz se convirtió en una empresa exitosa. Cada una de las piezas en las que se involucró tienen su sello personal y buen gusto. Uno de sus últimos trabajos de gran envergadura se inaugurará en mayo, aunque el lugar exacto aún no puede ser develado. Se trata de una fabulosa cúpula, ubicada en Asunción, que llevó un año y medio de tareas. La vitralista habilitó varias obras en 2011, como la de la iglesia de la Encarnación, cuya cuarta etapa está por culminar; en la capilla María Auxiliadora de Caraguatay, la iglesia Sagrados Corazones de Trinidad, el Cotolengo de Buenos Aires, Argentina; la restauración y reposición de vitrales de dos emblemáticas casonas antiguas de Asunción, y la instalación de vitrales de estilo Mondrian en la iglesia Cristo Rey. El arte de Beatriz trasciende fronteras; sus vitrales, además de Argentina, también se aprecian en la Capilla de la Nunciatura de Nueva Delhi, en la India. Otras obras están presentes en el Panteón de los Héroes, la Nunciatura de Asunción, la capilla del colegio Sor Eusebia Palomino (Lambaré) y la catedral de Caaguazú, entre otros lugares. En 2010, la firma de Beatriz Careaga recibió el premio Microempresa Exitosa del Año 2010, otorgado por la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC). Para más información, dirigirse a www.tallerdevitrales.com. 

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