Detalles poderosos

La psicología de la moda afirma que los accesorios son parte de nuestra personalidad. Esos pequeños elementos que agregamos a nuestro vestido o al cuerpo son tan antiguos y simbólicos como la vida y sus deseos: poder, sensualidad y autoridad.

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Desde los vistosos collares que usaban los jefes tribales, nobles y reyes hasta el reloj, la cartera, incluso el piercing, tatuajes y demás accesorios que utilizamos diariamente hubo una rica evolución social.

El uso de ornamentos se remonta a épocas prehistóricas, cuando con huesos, conchas, raíces y dientes de animales el hombre hacía sus amuletos mágicos y protectores. Luego, como sabemos, Egipto fue uno de los precursores en el uso de accesorios. En aquella sociedad, las personas de condición modesta, esclavos y campesinos, solían cubrirse apenas las partes íntimas; más tarde utilizaron una especie de faldilla que se arrollaba a la cintura y se ceñía con un cinturón de cuero. Hacia 1424 surgió la túnica. Por su parte, la nobleza agregaba —a esta túnica básica— mangas o encimaban telas vistosas. Hombres y mujeres de alta clase llevaban pelucas para salir y portaban el cetro y la corona como símbolos distintivos. Los zapatos eran de juncos o fibras vegetales para los comunes, mientras que para reyes y magnates podían ser de cuero trenzado. El maquillaje, peinado y joyas, paralelamente, fueron creciendo desde lo más sencillo a lo más sofisticado. A las piedras semipreciosas y preciosas se sumaron los metales: cobre, plata y oro. Todo este lujo era considerado “carne de los dioses”. De la civilización egipcia, tan guerrera como artística, el mundo de la moda ha heredado mucho; ellos fueron los que introdujeron, por ejemplo, el corte de cabello y los afeites, el maquillaje, el perfume, zapatos de taco alto y joyas con fines decorativos y estéticos. Otras grandes civilizaciones, como la griega y romana, sin olvidar las precolombinas, son famosas por desarrollar alta cultura estética en todos los sentidos.

Con el correr de las épocas, el cuidado personal, ligado estrechamente al uso de accesorios, se fue perfeccionando a través de la oferta y la demanda hasta llegar a nuestros días, en la que la venta de cosméticos genera sumas multimillonarias. Aun con el paso del tiempo y el desarrollo de la industria, los accesorios siguen recurriendo a elementos de la naturaleza, tal como lo hacían las civilizaciones primitivas.

La mayoría de las mujeres siempre ha mostrado una debilidad incurable por algunos más que por otros. La analista social Kathryn Eisman ha dicho en una charla: “Si quieres saber cómo es una mujer, mira su bolso”, para clasificar los distintos arquetipos femeninos. Lo mismo ocurre con los zapatos (¿qué mujer no se ha prometido comprar lo necesario, pero lo necesario nunca termina?). Freud consideraba a los accesorios símbolos genuinos de la sexualidad femenina. Christian Louboutin dijo: “Un zapato no es solo diseño, es parte de tu lenguaje corporal. La forma en la que te mueves la dictan tus zapatos. Te elevan física y emocionalmente”. Sin embargo, también se considera la fascinación por los zapatos y bolsos muy propios de nuestra época.

Lo cierto es que los accesorios, más allá de la utilidad práctica, siempre se han considerado demostraciones de poder, pasando por el erotismo y, de nuevo, al poder.

Botones de muestra

- Los primeros abanicos, de grandes dimensiones eran movidos en el antiguo Egipto por los esclavos.

- Antes de los botones se empleaban conchas de moluscos talladas.

- El velo de la novia significa amor, pureza y fidelidad, tal como las flores de azahar en el ramo.

- Los franceses crearon los zapatos de cuero 3500 a.c.

- Los guantes distinguían a la clase alta.

- Los egipcios inventaron el perfume y fueron los primeros en confeccionar bolsos. El uso de tocados de tela inspiró la creación del sombrero. Fuente: Internet.

lperalta@abc.com.py

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