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Sofía cuenta que, actualmente, se encuentra en el grupo de alabanzas de su iglesia, unas veces cantando y otras ejecutando la guitarra. “Continuamente tenemos actividades recreativas, como campamentos o retiros; pero también estoy en un conjunto que se llama Consolidación, con el cual visitamos a personas carenciadas, limpiamos sus hogares y les damos ropas o alimentos”, comenta.
Además, explica que anteriormente visitaba las iglesias católicas y que, con el tiempo, decidió unirse a la comunidad evangélica. “Me comenzó a gustar esta religión, porque en ella se predica la verdadera palabra de Dios de una manera convincente, hablándote de alguien que vive y no de una persona que está en un mástil o encarnada en un barro”, expresa.
Igualmente, manifiesta que una de las diferencias que hay entre los católicos y evangélicos es que los primeros idolatran a imágenes o figuras de personas canonizadas. “Algunos creen que un santo que está personificado en el barro puede escuchar o cumplir milagros. Nosotros no aceptamos eso, porque la Biblia dice todo lo contrario”, relata.
Del mismo modo, también opina que un ecumenismo total es imposible entre las iglesias cristianas, pues todas tienen posturas que no están dispuestas a abandonar. Asimismo, recalca que es aún más utópico esperar una armonía completa entre otras religiones. “Un cristiano y un musulmán nunca se pondrán de acuerdo, porque ambos creen en cosas distintas: nosotros alabamos a Jehová y ellos a Alá; además niegan que Dios tuvo un sucesor y maldicen al supuesto hijo de Él”, apunta.
En cuanto a la venida del pontífice a nuestro país, opina que nos visitó una figura muy influyente. A parte de ser el máximo representante de los católicos, también lo es del Estado Vaticano. “Respeto las creencias de los demás, pero no considero que el cargo del papa sea necesario para la humanidad, siendo que la Biblia no habla de un sucesor, sino de representantes de Dios en el mundo, que somos nosotros, sus hijos”, concluye.
Por Gonzalo Recalde (18 años)