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A lo largo de la historia, la mujer ha sido relegada a una categoría inferior a la del hombre, a pesar de sus méritos, que dejan en evidencia que el género no es impedimento para ser protagonista de sucesos trascendentales en diferentes ámbitos. No obstante, en la actualidad, ciertos tabúes –como otorgar a las chicas más valor superficial que intelectual– siguen casi tan firmes y fuertes como antes, lo cual es totalmente increíble.
Es más creíble pensar que una mujer llegó a cierto puesto laboral por "hacer favores" que por sus aptitudes e inteligencia. Si bien es cierto que con casos como "la secretaria vip" del contralor de la República nos volvemos escépticos, sobre todo si de administración pública se trata, esto no quiere decir que se deba meter a todas las chicas en la misma bolsa.
Seguro que muchas ocupan un alto puesto sin siquiera poder deletrear un título universitario, pero en contrapartida, la historia es testigo de que infinidad de mujeres aportaron a la sociedad valiéndose de su ingenio. En nuestro país, por ejemplo, las hermanas Adela y Celsa Speratti, quienes se dedicaron intensamente a la educación, o Serafina Dávalos, la primera en obtener el título de abogada y pionera del feminismo, son las grandes demostraciones del valor no solo de mujer, sino de persona.
Si se empezaran a enumerar acciones audaces de mujeres, no se terminaría nunca; aun así, sigue el prejuicio machista de verla como algo vano nada más. Un claro ejemplo es que al buscar fotos de bomberos en internet, seguramente encontrarás a un hombre intrépido que apaga llamas; en cambio, si buscás imágenes de chicas que también se dedican a lo mismo, hallarás más tomas para revista de adultos que cualquier otra cosa. ¡Qué injusticia para las que arriesgan su vida en tan admirable voluntariado!
Al parecer, no importa que Carmen Casco de Lara Castro haya sido una de las fundadoras de la Comisión de los Derechos Humanos en Paraguay ni su condecoración por parte de la ONU debido a sus altruistas labores. Que en la actualidad existan miles de mujeres que sin la ayuda de un hombre saben educar solas a sus hijos no tiene relevancia, pues se siguen aceptando ciegamente los tabúes de la sociedad machista.
Por Dayhana Agüero Brítez (19 años)