Set de tevé, pasarela y estudios ¡al mismo tiempo!

"Me invitaron a un programa televisivo para cantar y de ahí me quedé para coconducir; en cambio, en el modelaje empecé solo porque me insistieron para participar en concursos", relata Daisy Lezcano (21). Confiesa que en ninguno de los ámbitos se formó, sino que incursionó en ellos por casualidad. Cree que lo que hace puede ser pasajero y por ello estudia Derecho en la UNA.

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La familia de Daisy se dedica a la música, por lo que ella canta de oído. En una ocasión fue invitada al programa Tradición y Cultura, que se emite por Telefuturo; allí le ofrecieron ser coconductora junto con Gabriel Gabo, debido a su dominio del idioma guaraní."Me encanta hablar nuestra lengua, debemos estar orgullosos de ella", opina.

Además de aparecer los domingos en tevé, la joven ya tiene experiencia en desfiles de alta costura muy prestigiosos, como el Asunción Fashion Week. "Es impresionante la emoción que se vive tras bambalinas, con el peinado, maquillaje y vestuario; es algo único", detalla. Sobre sus inicios, cuenta que fue de forma casual, ya que concursó a los 15 años en Miss San Lorenzo, solo por la insistencia de sus allegados.

Tras ganar dicho certamen, y pese a que nunca estudió para desfilar, se dedica al ámbito y a participar en concursos de belleza. "La gente, generalmente, solo ve el brillo y la sonrisa, pero cada presentación lleva muchos preparativos", explica. Critica el hecho de que en el país el modelaje de alta costura no sea muy tenido en cuenta. "A la gente le gusta más ver voluptuosos cuerpos al desnudo; en cambio, el ideal es vender marcas", asevera.

Aparte del set de tevé, las pasarelas y cantar de vez en cuando, también estudia Derecho en la UNA. "Si tuviera que elegir entre todo lo que hago, me quedaría con mi estudio, porque me encanta la rama jurídica de la niñez y adolescencia". Aunque admite que en el modelaje pueden existir trastornos alimenticios, ella no se siente afectada y solo cuida que su dieta sea balanceada. Manifiesta que lo más importante para un joven es mirar lejos y volar muy alto sin temor a que se le corten las alas.

Por Dayhana Agüero Brítez (19 años)

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