La rinitis

Los alérgicos son propensos a padecer esa molesta “nariz tapada” o dolor de garganta, entre otros síntomas. Es imperativo no exponerse al polvo, moho, venenos y polen de las plantas para estar a salvo.

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Una sensibilidad mayor a los agentes alérgicos desencadena la secreción nasal, inflamación que podría abarcar garganta, piel y hasta ojos. La variedad de medicamentos que se pueden utilizar para mantener bajo control la rinitis alérgica depende de las afecciones de salud que ya están instaladas como el asma.

El Dr. José Balmaceda señala que la rinitis es la inflamación de la mucosa nasal, y cuando tiene como causal una sustancia ambiental (alergeno) como el polvo, hongos, ácaros, pelo de animales, polen, etc. se la denomina alérgica. “Afecta a una gran franja de la población que es hiperreactiva ante estos “agresores”. La incidencia máxima se tiene al finalizar la infancia y en la adolescencia (un 15-30% de los jóvenes)”.

La rinitis alérgica y el asma comparten un proceso inflamatorio común. “Un 80% de la población asmática padece rinitis y esta puede complicar el tratamiento de la primera. Asimismo, un 15-20% de los que padecen rinitis tienen asma”.

La vía aérea es única, es así que la afección de la nariz complica a la vía aérea inferior (pulmones), comenta el especialista.

“Uno de cada tres pacientes con rinitis alérgica puede padecer al cabo de 10 años asma. Por dicho motivo es importante tratar la rinitis alérgica para prevenir la aparición de la segunda. Asimismo, en un asmático el no tratar la rinitis crearía dificultades en su tratamiento”.

Los síntomas
El Dr. Balmaceda detalla que la rinitis alérgica se caracteriza por prurito nasal (picazón), rinorrea acuosa (secreción clara por nariz) y crisis de estornudos en salva, esto es que son muy repetitivos en un corto tiempo. El diagnóstico es clínico (la historia del paciente, la secreción clara en nariz, la congestión (obstrucción nasal) debida a un agrandamiento de los cornetes nasales (pálidos, de coloración violácea)”.

La manera de corroborar esto se logra con datos laboratoriales: “Ig E, frotis de secreción nasal, pruebas cutáneas a los alérgenos o análisis en sangre para los alérgenos”.

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