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El Dr. Julio Recalde, cirujano y director médico de la fundación Operación Sonrisa, afirma que se considera que nacen aproximadamente entre 300 a 350 niños con labio leporino al año en Paraguay. Esta malformación produce secuelas desde los puntos de vista estético y nutricional.
“Como la mayor parte de los casos de labio leporino están asociados a fisura palatina, también el problema del habla es una secuela importante”, agrega.
Al respecto, la licenciada Leticia Pose, fonoaudióloga, refiere que la fisura del labio alveolo palatina es una de las malformaciones congénitas más frecuentes. Ocurre debido a la falta de fusión entre los procesos que conforman el labio y el paladar.
“El abordaje terapéutico de un paciente con fisura del labio y paladar debe realizarse con un equipo interdisciplinario conformado por el cirujano plástico, odontólogo, fonoaudiólogo, nutricionista y psicólogo”, acota.
El cirujano explica que el labio leporino consiste en una falta de formación del labio superior a nivel de la unión del labio con la nariz, esto lleva a una comunicación entre la nariz y la boca, haciendo difícil la succión (para mamar).
Enfatiza el profesional que “puede ser en forma unilateral o bilateral. La cirugía bilateral es más complicada y sus secuelas son más evidentes. En tanto, la del paladar puede ser de la parte ósea, muscular o ambas, y este defecto produce problemas para la fonación”.
La licenciada Pose menciona que algunas de las funciones que pueden verse afectadas a consecuencia de la fisura del labio alveolo palatina son la respiración, succión, deglución, voz, audición y el habla.
“La evaluación de la fonoaudiología es fundamental desde los primeros días de vida, a fin de determinar si existe algún compromiso en alguna de estas funciones e iniciar el acompañamiento, brindando orientaciones a los padres y cuidadores para el manejo adecuado”, resalta.
En tanto, el doctor Recalde informa que “la corrección de las fisuras se realiza a partir de los seis meses, con una cirugía que busca reconstruir todo el labio y cerrar el espacio entre los huesos. La cirugía del paladar se realiza a partir del año de edad y permite la reconstrucción de la musculatura del paladar blando”.
“Se necesitan una cirugía de labio y una de paladar, luego se debe hacer el tratamiento de fonoaudiología y odontología. Suelen necesitarse cirugías complementarias”, describe.
Durante los primeros años de vida el trabajo se realiza orientando a los padres sobre las formas de alimentación, adaptaciones en la postura y sugerencias para el adecuado desarrollo del lenguaje. El niño con fisura palatina necesita este apoyo para alcanzar la completa normalidad.
Cirugía y comunicación
El doctor Recalde recomienda “el uso de placas de paladar, que favorecerá la succión, también biberones con las boquillas especiales para fisurados”.
No se conocen las causas exactas, resalta el cirujano, “pero se asocia a la exposición a tóxicos, como por ejemplo alcohol, tabaco y drogas durante el primer trimestre del embarazo, así como factores genéticos”.
Un aspecto poco difundido es que los pacientes con fisura de paladar pueden tener problemas en los oídos, por una disfunción de la trompa de Eustaquio, lo que lleva en la mayoría de los pacientes a acumular líquido en los oídos. El otorrinolaringólogo debe participar en la atención de este bebé.
A medida que crezca se hará también la debida consulta con el odontólogo para la realización de las pertinentes correcciones.
El paciente debe contar con un peso de 5 kilogramos y estar libre de infecciones y enfermedades para afrontar la cirugía.
Las modernas técnicas favorecen resultados sorprendentes y en muchos casos el infante queda con mínimas cicatrices.
Es muy importante que los padres de este chico cumplan con todas las indicaciones médicas para evitar las temidas secuelas.