La licenciada Gabriela Casco Bachem, psicóloga, refiere: “todas queremos ser la mejor mamá, pero pocas sabemos que la única herramienta para lograrlo se encuentra en las palabras que decimos y cómo lo hacemos. Ese discurso equilibrado entre la disciplina y el amor, entre una crianza con límites y una en libertad, se encuentra en la forma en que vivimos, trabajo, pareja y cómo nos criaron a nosotras. Hoy la verdad, que hemos escuchado por siglos, sale a la luz desde Jesús, Einstein y el novedoso científico Jean Pierre Garnier Malet con su teoría del desdoblamiento para leer: la salvación de todos nuestros problemas a través de las palabras, ‘benditas’ o bien dichas, que tienen un poder energético real y científicamente comprobado, poder de curación y transformación de la realidad”.
La psicóloga asegura que “la ley de atracción existe como explica en su libro Laura Gutman que dice: ‘los niños creen en los padres. Cuando les decimos una y otra vez que son encantadores, que son los príncipes o princesas de la casa, que son guapos, listos, inteligentes y divertidos, se convierten en eso que nosotros decimos que son. Por el contrario, cuando les decimos que son tontos, mentirosos, malos, egoístas o distraídos, responden y actúan como tales. El niño no mirado, mimado, apalabrado y tomado en cuenta por sus padres, dará mayor crédito a sus discapacidades. Y sufrirá. En cambio, el niño amado a través de los actos cariñosos cotidianos contará con una seguridad en sí mismo que le permitirá erigirse sobre sus mejores virtudes y al mismo tiempo reírse de sus dificultades”.
La licenciada Eugenia De Loof manifiesta que las mamás que trabajan, además manejan el hogar y cuidan una familia, cumplen labores muy exigentes. Muchas hacen malabares para combinar las responsabilidades profesionales y familiares.
La psicóloga señala que “para cuidarnos debemos tener en cuenta nuestro cuerpo, mente y espíritu. Llevar un plan alimenticio adecuado, practicar ejercicio, sueño reparador, meditación y técnicas de relajación que producen efectos fisiológicos que acercan el cuerpo al equilibrio. Incluso pedir ayuda cuando necesitamos”.
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Invita a tener pasatiempos agradables, leer un buen libro, escribir en un diario o salir con amigas, porque los hijos crecen o las empresas se cierran, pero el crecimiento espiritual permanece.
Es bueno también agradecer lo que somos y tenemos con alegría, que se evidencia con una sonrisa.
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Fotos: Claudio Ocampo