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A la hora de hablar de alumnado con discapacidad auditiva podemos clasificarlos en dos grandes grupos: alumnado con hipoacusia y alumnado con sordera. Los alumnos y alumnas con hipoacusia son aquellos que, aun padeciendo una pérdida de audición, son capaces de adquirir por vía auditiva el lenguaje oral y utilizar el mismo de manera funcional en su proceso comunicativo, aunque necesitarán en la mayoría de los casos del uso de unas prótesis adecuadas. Se considera que una persona presenta sordera, cuando su pérdida auditiva es de tal grado que sus restos auditivos no son aprovechables y se encuentra incapacitado para adquirir la lengua oral por vía auditiva, convirtiéndose la visión en su principal canal de comunicación.
Señales de alerta
La familia y la escuela son los ámbitos donde con más facilidad se puede detectar signos o síntomas en el comportamiento del niño o la niña que nos aporten indicios o sospecha de la presencia de una deficiencia auditiva
Los signos de alerta que debemos observar en el ámbito escolar se resumen en los siguientes:
Presenta dificultad para comprender y recordar las instrucciones del profesorado.
Su lenguaje es poco inteligible.
Presenta una pobreza de vocabulario.
Tiene dificultad para mantener la atención.
Presenta retraso escolar y bajo rendimiento.
Se distrae con facilidad en actividades de alto componente verbal.
Presenta alteraciones articulatorias.
El desarrollo del lenguaje es deficitario y presenta estructuras orales muy simples.
No participa en las actividades grupales de aula.
Se aísla con facilidad y no atiende a las explicaciones.
Responde solo en ocasiones cuando se le llama o requiere.
Orientaciones metodológicas
Mediante la aplicación de determinadas orientaciones metodológicas podemos mejorar significativamente el acceso a la información del alumnado con discapacidad auditiva en el ámbito escolar. Sirvan a modo de ejemplo las que a continuación se reseñan:
Procurar siempre tener una sonoridad e iluminación lo más adecuadas posibles, teniendo en cuenta que la luz natural le debe dar de espaldas y de cara a la persona que le habla.
Intentar reducir el ruido ambiental o aplicar dispositivos técnicos que lo reduzcan (emisoras FM).
Buscar la posición idónea del alumnado con sordera respecto al profesor y compañeros, hablándoles de frente con normalidad, lo más cerca posible, estando a su altura y sin darle la espalda mientras se está explicando.
Asegurarse del funcionamiento correcto de las prótesis auditivas.
Utilizar la lengua de signos como código de transmisión de conocimientos en el desarrollo curricular en la opción bilingüe.
Adaptar los textos de las diferentes asignaturas utilizando un lenguaje sencillo y, en su caso sinónimos, para hacerles más fácil su comprensión.
Introducir anticipadamente el vocabulario correspondiente a un tema y sus ideas básicas para facilitarles la comprensión y asimilación de los contenidos curriculares.
Proporcionarle otras vías de comprensión además de la auditiva (labiolectura, gestos, pictogramas, esquemas, mapas conceptuales, palabras clave).
Asegurarse que comprende las consignas que se le dan, y que no actúa por imitación de sus compañeros y compañeras.
Ofrecerle la información de forma lineal y ordenada procurando evitar incisos que desvíen la atención y le impidan captar el contenido esencial de la misma.