Además, es muy frecuente encontrar alumnos con un bloqueo emocional que dificulta sus aprendizajes. Eso hace que se silencien sus talentos. Cuando esto ocurre, podemos afirmar que este alumno tiene el síndrome de bajo rendimiento (Gerson y Carracedo, 2007). Según este fenómeno:
- No se debe a un problema de capacidad (el alumno puede tener inteligencia media o incluso alta).
- Es una respuesta conductual y emocional a factores personales, familiares, escolares o sociales.
- Supone una desconexión progresiva entre el potencial real del estudiante y su rendimiento observable.
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El síndrome de bajo rendimiento se manifiesta en la discrepancia entre el rendimiento esperado, en relación con su potencial intelectual y creativo, y el rendimiento real. Podemos pues concluir que el bajo rendimiento puede tener múltiples causas: puede ser a causa de un problema de personalidad, de la presión familiar, de la influencia de los compañeros o del clima escolar en el que se desenvuelven esos alumnos.
Hay un porcentaje de alumnos que destacan en todas las áreas, otros que pasan inadvertidos y un porcentaje que fracasa, pues al tener tanta facilidad para aprender no han desarrollado hábitos de estudio o capacidad para organizarse.
Es importante saber identificar a este alumnado lo más precozmente posible, para poder darle una educación adecuada a sus características individuales.
Al mismo tiempo, es necesario realizar un seguimiento constante, para observar su evolución, durante la etapa de la enseñanza obligatoria, ya que pueden fracasar. Los educadores han de evitar que esto suceda.

Fuente: - RENZULLI, J. S. (2005). The Three-Ring Conception of Giftedness: A Developmental Model for Promoting Creative Productivity. En R. J. Sternberg & J. E. Davidson (Eds.), Conceptions of Giftedness (2nd ed., pp. 246–279). Cambridge University Press.