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Este hombre es un pillo, que quiere cambiarme su carroza por mi castillo. Yo, se lo daría tal como me pide, pero a condición que me descifre al momento el enigma de las calzas. De lo contrario, lo llevaremos ante el rey.
Gil se negó a contestar, y entonces le llevaron preso ante el monarca.
—¿Por qué dices que tus calzas son verdes? —preguntó el monarca.
—Lo diré, si me entregas antes todo el oro que quepa dentro de este saco.
Como el rey tenía mucho dinero, no le importaba perder un poco. Y se lo dio.
Gil de las calzas verdes ya era rico. Y dijo al rey de los tontos: —Ahora quiero ser primer ministro.
También fue primer ministro, y como ya no ambicionaba nada más, le confesó al rey la verdad de su afirmación. Porque las calzas eran amarillas por fuera, efectivamente, pero por dentro eran verdes.
Las mostró delante de todos, y todos se dieron por satisfechos.
Y acabó el cuento.
Sobre el libro
Libro: Mis cuentos de hadas
Título: Gil de las calzas verdes
Editorial: Cuenticolor