¿Qué es y cuándo se celebra?
El Día Internacional de la Música es una jornada dedicada a escuchar, crear y compartir música. No hay una única fecha universal: según el país o la institución, se lo conmemora en momentos distintos del año, pero el 1 de octubre es la fecha establecida por el Consejo Internacional de la Música en 1975 para promover la paz y la amistad a través de la música.
Y el 22 de noviembre se celebra el Día del Músico, en honor a Santa Cecilia, patrona de los músicos, una fecha que también se conoce como Día de la Música en varios países.
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Por qué estudiar música es importante
En la escuela, la música no es solo la «hora de arte». Cuando cantas en coro o tocas en conjunto, entrenas la escucha activa, el respeto por los turnos y la coordinación con otras personas.
Al practicar ritmos y melodías, fortaleces la memoria, la atención y la capacidad de resolver problemas paso a paso. Si compones el texto de canciones, exploras tu voz y aprendes a expresar ideas y emociones con claridad.
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Qué aporta al cerebro y a las emociones
- Atención y memoria: la práctica regular mejora la memoria de trabajo y la concentración sostenida, claves para estudiar otras materias.
- Lenguaje: al distinguir patrones sonoros, entrenas habilidades que ayudan en lectura y pronunciación de idiomas.
- Matemática y pensamiento lógico: el conteo rítmico y las estructuras musicales refuerzan nociones de proporción y secuencias.
- Bienestar: hacer música reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, factores que impactan en la convivencia escolar.
Organismos como la Unesco y el International Music Council han señalado que el acceso a la educación musical favorece el desarrollo integral y la participación cultural, especialmente en personas jóvenes.
La música como espacio de encuentro
En una banda escolar, cada instrumento tiene un rol. Si entras tarde, aprendes a corregir; si te adelantas, esperas.
Esa dinámica enseña a escuchar antes de hablar, a valorar el silencio y a confiar en el grupo. En un taller de rap o de canto, las letras ponen en palabras lo que a veces cuesta decir en clase.
Así, la música se vuelve un puente entre lo que sientes y lo que la escuela busca trabajar: convivencia, respeto y creatividad.
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Además, la música permite participar con distintos niveles de experiencia. Puedes acompañar con palmas, programar una base en el celular o animarte a un solo musical.
Esa accesibilidad hace que más estudiantes se sumen y encuentren un lugar. Para quienes llegan nuevos al curso o vienen de otra escuela, un ensamble o un coro es una puerta rápida para hacer amistades y sentirse parte.

Y hoy es más fácil grabar y producir. Con aplicaciones gratuitas, puedes armar beats, mezclar voces y compartir proyectos. Esto conecta la clase con lo que escuchas todos los días y te muestra el proceso detrás de una canción: idea, prueba, error, mejora. Aprendes a aceptar devoluciones, a versionar y a respetar los derechos de autor.
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Los docentes de música suelen remarcar que la continuidad vale más que la perfección: practicar un poco cada semana cambia la forma en que estudias y te relacionas con los demás.
Las familias y la comunidad escolar pueden apoyar prestando instrumentos, ofreciendo espacios para ensayar o simplemente escuchando con atención. Esa red refuerza el sentido del Día Internacional de la Música: que la cultura no se mira de lejos, se vive y se comparte.