El “108” no es sólo un número

El “108” ha sido asociado desde la dictadura con la homosexualidad en Paraguay. No obstante, hay una terrible historia detrás del número, que es recordada cada 30 de setiembre, fecha en que un “amoral” defendió a un sector perseguido, torturado, y muerto.

/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2061

Cargando...

Fue el 1 de setiembre de 1959 cuando el comunicador Bernardo Aranda era asesinado violentamente. Su cuerpo fue hallado quemado con combustible, maltratado, irreconocible. Un crimen atroz que quedó impune, como tantos otros cometidos en la época de la dictadura de Alfredo Stroessner.

A partir de este asesinato, se inició una “cacería” de personas que al igual que él eran homosexuales o que eran “sospechosos” de serlo. Una dictadura violenta, disfrazada de Gobierno “moralista” –con todas las comillas posibles– se encargó de perseguir injustamente a este sector durante ese mes sin cansancio. Se dice que fueron “108” los detenidos en esta persecución, tras la muerte de Aranda, supuestamente en el marco de las investigaciones del crimen.

Como “se sospechaba que Aranda era homosexual”, se dedujo automáticamente que los autores del supuesto crimen también lo eran y que por lo tanto cualquier homosexual estaba involucrado. Esta fue la excusa para la feroz persecución, la cual muchas personas que hasta ahora siguen vivas pueden testimoniar haberla presenciado.

“108 y un quemado” queda entonces en el imaginario popular, pero como algo asociado a lo “amoral”, a lo negativo. Es lo que quería el dictador. Más de uno de nosotros ha conocido este número como “algo malo”. Inclusive, muchos pueden recordar cómo los padres y maestros han reprendido a los niños cuando mencionaban el número, o cómo era –es– utilizado de manera despectiva.

Fue el 30 de setiembre de 1959, que un lector identificado simplemente como “un amoral” envía una carta (ver imagen) al director del diario El País, uno de los medios de comuniación oficiales. La misiva es publicada, y sorprende tanto a nivel nacional e internacional. Era la primera vez que alguien defendía a todos los “108”, que en la realidad fueron muchos más, según consta en documentos. Inclusive las “fichas” de algunos en el Archivo del Terror aclaraban que eran “homosexuales”, como si se tratara de un crimen. Para el régimen, lo eran.

“Los moralistas de El País están errados”, arremetía la carta. “A El País le ha parecido justo bautizar con el nombre de ‘lacra social’ a un grande y respetable número de personas honradas, que son tales, porque respecto a sus vidas hacen de ellas un motivo moderado de placer, sin ofender a los demás, tan moderado y silencioso, como corresponde a las sanas actividades íntimas, a diferencia de los placeres desenfrenados que también en el seno de la sociedad llamada culta suelen desembocar en públicos escándalos”, manifiesta la carta del “amoral”, que fue toda una revolución para su época. El País lo publicó, probablemente porque en Paraguay “se vivía en democracia”. O al menos había que disimularla en algunos momentos.

Esta es una parte de la historia detrás del número “108” que encontramos en el libro del abogado Erwing Szokol, titulado justamente de la misma manera. El material es un trabajo de recopilación y reconstrucción histórica que se realizó a partir de diferentes publicaciones, archivos y otros documentos. Se completó en cuatro años, y recorre este caso y otros similares cometidos entre 1954 y 1989, durante la dictadura. Como el material tiene el objetivo de difundir la historia documentada de estas violaciones a los Derechos Humanos, está disponible para su distribución gratuita en la web, en este link: http://108memorias.files.wordpress.com/2014/01/108-ciento-ocho-se.pdf

Desde hace 11 años que organizaciones sociales se unen para recordar la historia de Aranda y de otras víctimas de la dictadura, con manifestaciones y actividades culturales, con el fin de preservar la memoria y repudiar la discriminación, en la fecha en que fue publicada la carta. 

Al respecto se refirió una de las colaboradoras del material de Szokol, la abogada Mirta Moragas, quien trabaja con organizaciones como “Aireana”. “Es un hecho histórico que se tiene que hacer ver. Es un crimen que nunca se resolvió”,  manifestó. Recordó que el caso de Aranda y los “108” fue mencionado en el informe de la Comisión de Verdad y Justicia, que recomendó que “el Estado debe reparar e investigar”. Cada 30 de setiembre, se hablan de estas recomendaciones, dijo.

Es necesario que en las escuelas, en los medios y en otros sitios se conozca esta parte de la historia, ya que fueron violentados Derechos Humanos, ya que fue la fuerza del Estado la que actuó, reprimiendo, torturando y matando, reflexiona. “El problema no es solo con el sector LGBTI, sino con las personas con discapacidad, los indígenas. Es una sociedad que discrimina”, dijo Moragas. A pesar de que en algunos aspectos se puede decir que hay más “tolerancia”, aún queda mucho por hacer, especialmente desde las mismas autoridades, dijo.

“No hay ley contra toda forma de discriminación. Si yo soy gordita, y pierdo un trabajo por eso, no tengo dónde denunciar ni quién me defienda al haber sido discriminada por este motivo”, dijo. Lamentó que las propuestas que ya se han presentado en el Congreso al respecto han fracasado, pero nuevamente hay esperanza en tener al menos la ley con una nueva propuesta que tuvo entrada hace algunos días en el Parlamento.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...