El planeta, ¿hacia una catástrofe?

Las energías renovables son la “única opción” para salvar el planeta de los “efectos catastróficos” el calentamiento global, alertó el doctor Henry Giménez Guanipa, unos de los instructores de un diplomado sobre esta materia y su relación con el derecho.

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Henry Giménez Guanipa, doctor en derecho en Alemania y especialista en acuerdos internacionales, forma parte del staff de profesores de la Universidad de Heidelberg (Alemania), que conjuntamente con el Centro Estudios de Derecho Economía y Política (CEDEP) y la Cámara de Comercio Internacional - Capítulo Paraguay, iniciaron el último fin de semana el diplomado internacional Derecho de la Energía, Inversiones y Medio Ambiente.

–¿Cuál es el propósito de este diplomado?
–Venimos desarrollando un conjunto de actividades académicas con el propósito de debatir temas actuales como energía, cambio climático, medio ambiente e inversiones. Es vital poder conocer más acerca de las tendencias mundiales sobre estos temas, y en particular Paraguay, que entiendo que ya ha comenzado un debate sobre la construcción de una política energética diferente y que tenga como su centro principal el hombre y el medio ambiente. Una política energética que deberá cambiar sustancialmente para ser más sostenible.

–¿Cuáles son las propuestas para ese cambio en la política energética?
- Lo principal es tener en cuenta que ahora todo debe girar sobre la protección del medio ambiente. De hecho, Paraguay forma parte del Acuerdo de París y tiene unos compromisos asumidos sobre la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

–¿Cuáles son las pretensiones del Acuerdo de París?
–Este acuerdo no es más que un “acuerdo energético solapado”, dado que lo que intenta es disminuir 2º la temperatura para evitar el calentamiento global y las catástrofes ambientales, que al final es la amenaza más fuerte que tiene la humanidad en los años por venir.

–¿Qué se entiende por “acuerdo energético solapado?
–Lo que el Acuerdo de París propone en el fondo es un cambio radical en la forma de mirar la política energética de los países. No podemos seguir pensando en las tradicionales hidroeléctricas que construíamos, sin inspección, sin estudio de impacto ambiental, al menos sin supervisión, porque las hidroeléctricas también causan impactos ambientales, sobre todo en la etapa de la construcción, cuando se desplazan ríos, poblaciones enteras, mueren especies, etc., que son cuestiones que hay que tomar muy en cuenta.

Por otro lado, países como Paraguay y Costa Rica, que son importadores netos de petróleo, están intentando retomar la bandera de la explotación de petróleo y gas, mientras el llamado del planeta es a desarrollar energías renovables, que -inclusive- tienen un costo mucho menor.

–De qué tipos de energías renovables estamos hablando?
–Por ejemplo, la fuente de energía primaria no es el agua, sino el sol y el aire, y Paraguay creo que de sol tiene bastante durante la mayor parte del año, entonces más bien habría que pensar en dirigir hacia estos sectores la inversión, cuyos costos son mucho menores que explorar el petróleo.

De hecho, ya existen bases de datos que demuestran que los proyectos de exploración petrolera son a 10, 15 y 20 años, que en muchos casos ya no están prosperando en muchas partes del mundo. En Canadá, por ejemplo, hay propuestas que ya no irán adelante, porque son inversiones a muy largo plazo, que al compararlas con las renovables, estas últimas son mucho más rentables en el largo lazo.

–¿Qué hay de cierto de que el petróleo se está agotando?
–El petróleo no se está agotando. Es más, se puede decir que en este momento hay más petróleo por descubrir que antes, con las nuevas tecnologías como es el caso del Fracking (fracturación hidráulica), se ha descubierto que el gas y el petróleo de lutita (roca sedimentaria detrítica o clástica) existe y hay formas de sacarlos, pero naturalmente los efectos ambientales también son catastróficos.

Pero dejar la explotación petrolífera no solamente conviene por el efecto ambiental, que de por sí es una razón suficiente, sino también desde el punto de vista económico es más rentable invertir en energías renovables.

–Estados Unidos, uno de los mayores contaminadores del planeta, se han negado seguir con el Acuerdo de París...
–Si bien Estados Unidos denunció el acuerdo y ya solicitó retirarse, lo que no se va a concretar, sino dentro de tres años, muchos Estados (de Norteamérica) hay importantes grupos que están presionando para que eso no cambie. Incluso, aún saliéndose como Estado Federal, varios estados han asumido los compromisos de continuar.

–¿Pero usted cree que puede llegar a prosperar el Acuerdo de París con la falta de voluntad de los grandes?
–La voluntad política está. El Acuerdo de París se encuentra en vigor (desde el 2016), aunque será exigible recién a partir del año 2020, y solo Estados Unidos se ha retirado.

De hecho, China, siendo uno de los países que más contaminan, junto con Estados Unidos, es el que más ha crecido en energías renovables. Ha dado un paso gigante, es el país que más construye vehículos eléctricos y plantas de energías renovables, porque no tenemos otra salida que irnos todos hacía allí, porque es la única opción para salvar el planeta.

 

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