No próximamente: “Bone Tomahawk”

Kurt Russell y Patrick Wilson protagonizan un brutal “western” que toma un giro inesperado y macrabro hacia latitudes de intensa tensión y terror.

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No Próximamente es una entrega semanal dedicada a destacar y reseñar películas recientes que, según mis estimaciones, difícilmente lleguen a cines de Paraguay (aunque esas estimaciones han sido, afortunadamente, equivocadas en un par ocasiones hasta ahora).

Más allá de una inusual predominancia del color rojo en su cartel, básicamente garantizando que va a haber sangre, no hay mucho que a primera vista indique que Bone Tomahawk va a ser muy distinto a cualquier “western” promedio. Claro que va a haber sangre y violencia, después de todo no creo haber visto un “western” en mi vida sin disparos.

Pero Bone Tomahawk no es solo una película de violento drama fronterizo. Es también una película de terror.

El filme comienza de forma fragmentada y enigmática, con poco contexto y, francamente, no demasiado interesante. Dos bandidos acaban de asesinar a un par de personas y emprenden una huida hasta entrar a un valle de peculiar aspecto con piedras colocadas como una especie de memorial. De la nada, un pálido indígena aparece y mata a uno de ellos.

Tras haber escapado, el otro bandido llega un pequeño pueblo, Bright Hope, donde inmediatamente es confrontado por el alguacil del lugar, Hunt (Kurt Russell) y su segundo al mando Chicory (Richard Jenkins), lo que lleva a que el criminal acabe con un balazo en la pierna y confinado al calabozo. Para impedir que muera, el alguacil pide la ayuda de una mujer local con experiencia médica, Samantha O'Dwyer (Lili Simmons), quien remueve la bala y decide quedarse durante la noche en la oficina del alguacil con un ayudante del mismo para asegurarse de que la salud del prisionero no empeore.

A la mañana siguiente, un mozo de establo negro es hallado brutalmente asesinado y las tres personas que estaban en la oficina del alguacil desaparecieron. Con las advertencias de que los secuestradores son una siniestra y temida tribu de nativos caníbales, Hunt, Chicory, el esposo de Samantha, Arthur (Patrick Wilson) y un mujeriego y educado vecino, John Brooder (Matthew Fox) deciden adentrarse en territorio hostil y rescatar a los abducidos.

El director debutante S. Craig Zahler imprime a su película un ritmo relajado que quizá al principio se antoje lento. Mientras el grupo de cuatro rescatistas cabalga por los áridos parajes del Oeste estadounidense, el drama viene principalmente de la tensa interacción entre el engreído Brooder y y el bondadoso pero no demasiado inteligente Chicory – Richard Jenkins hace un trabajo para los premios –, y la forma en que la grave lesión de Arthur, quien se está recuperando de una fractura en la pierna al momento de partir, pone en dificultades al grupo, con Hunt actuando como el líder que guía al grupo y la fuerza cohesiva que mantiene a sus tan diversas personalidades unidas a pesar de las tensiones.

Con una primera parte en la que, si uno se pone a prestar atención, no ocurren demasiadas cosas memorables – más allá de un incidente con un par de mexicanos y la conclusión lógica de la imprudente decisión de hacer que una persona con la pierna rota emprenda un viaje tan arduo – la película sobrevive a base del inteligente guión de Zahler, que aprovecha el tiempo para hacernos conocer bien a sus protagonistas, y las grandes actuaciones del cuarteto protagonista.

A estas alturas Russell ya tiene tanta experiencia como el “tipo duro” estoico que no tiene ningún problema en desaparecer en su personaje y exudar un aura de autoridad y firmeza, y Patrick Wilson es consistentemente bueno en casi todo lo que hace; aprovecho para volver a recomendar verlo en la demencial Stretch o en la más vieja pero inolvidable Hard Candy. Matthew Fox, quien ha tenido bastantes desaciertos en su selección de papeles después de saltar a la fama con Lost – por ejemplo, la terrible Alex Cross –, demuestra que en el papel correcto puede hacer un gran trabajo; suyo es el personaje más moralmente complejo y ambiguo del filme, y Fox le hace justicia.

Sin embargo, lo que era un “western” bastante estándar en su primera parte, en su tramo final hace un giro fluido pero notable a una atmósfera más propia de una película de terror, puntuada por estallidos repentinos de violencia que nunca dejan de sorprender por lo súbito de su aparición y lo impactante de su crudeza, puntuando esto con una de las ejecuciones cinematográficas más terribles que recuerdo haber visto; básicamente el equivalente de un “fatality” de Mortal Kombat, pero con los elementos caricaturescos reemplazados por brutal realismo.

En su última porción, el filme se mueve impulsado por una increíble tensión, con los protagonistas en una situación enormemente precaria que deben superar lentamente, paso a doloroso paso, superados en número y en fuerza.

Bone Tomahawk es una interesante variación del género “western” hacia características más propias del horror, y eso lo hace único e inolvidable.

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BONE TOMAHAWK

Dirigida por S. Craig Zahler

Escrita por S. Craig Zahler

Producida por Jack Heller y Dallas Sonnier

Edición por Greg D'Auria y Fred Raskin

Dirección de fotografía por Benji Bakshi

Banda sonora compuesta por S. Craig Zahler y Jeff Herriott

Elenco: Kurt Russell, Patrick Wilson, Richard Jenkins, Matthew Fox, Lili Simmons, David Arquette, Evan Jonigkeit, Sid Haig, Michael Paré, Kathryn Morris, Geno Segers y Eddie Spears

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