La silenciosa Santa María

El museo Santa María de Fe cumple 37 años de inauguración. En su interior guarda 56 imágenes barrocas que formaban parte del altar mayor del templo local. La ciudad, conocida como “La silenciosa”, fue considerada como un gran taller de las Reducciones.

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Las grandes imágenes fueron talladas por los jesuitas y por sus aprendices guaraníes, en la época de las Reducciones. Algunas de las obras ya presentan un visible deterioro, obviamente por el paso del tiempo y el polvo.

El encargado del museo, Lic. Isabelino Martínez, indicó que las obras nunca fueron restauradas, pues no se conoce una técnica que no pueda afectar las reliquias. "Justamente nuestro mayor tesoro es que ninguna de las obras fueron tocadas, porque no se quiere dañar. No se conoce de una técnica. En Alemania se intentó restaurar las obras de los jesuitas, pero no tenemos la certeza de que no se dañen", dijo Martínez.

Explicó que cuentan con un sistema de limpieza, cada tres meses, con un cepillo y con extrema delicadeza para no pelar la pintura. Solo sacan el polvo superficial y las telarañas que se acumulan en las imágenes talladas.

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Ingresar al museo, con su techo de tacuarita y grandes tejas, las gruesas paredes, el piso de cerámica y el fuerte olor a antiguo, ya te transporta automáticamente al pasado. La antigua "Casa de los Indios" data de 1672 y está a un costado del templo, frente a la plaza Mariscal Estigarribia.

Su aspecto por fuera es una galería con corredores bajos, faroles y pilares de gruesa madera, rodeada de un tejido de alambre. La casona, es administrada por la Iglesia Católica y fue restaurada en 1981 gracias al aporte de unos ciudadanos norteamericanos.

Entretanto, en su interior, en sus seis salas se guardan las reliquias de los jesuitas. En la primera sala están los vestigios de la antigua iglesia. Allí hay dos ángeles, partes del altar y un armario.

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En la segunda sala están las esculturas de San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Pedro y la Inmaculada Concepción. "La pintura de la imagen de la Inmaculada Concepción contiene polvo de oro. Está raspada en la superficie, porque posiblemente la familia que la tuvo quiso saber hasta qué punto era oro", dijo el licenciado Isabelino Martínez, encargado del museo.

Mientra tanto, en la tercera sala se encuentran las figuras de los santos mártires de la Iglesia: San Sebastián, Santa Bárbara y Santa Cecilia. Además, la Virgen Dolorosa y Virgen del Rosario.

La cuarta sala está dedicada a los santos ángeles y arcángeles. Figuras de San Miguel Arcángel, San José y el Niño y la Virgen María están dispuestas en la habitación.

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"En esta sala está la imagen de San Miguel Arcángel según la visión de los jesuitas y otra según la visión de los guaraníes. En uno, el mal está representado como una serpiente y en otro como un aña", dijo el guía durante el recorrido.

La quinta sala alberga un hermoso pesebre, el Nacimiento del Niño Jesús, con los pastores y los Reyes Magos, incluidos los animales, en tanto que al otro costado están las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María.

La sexta sala corresponde a La Pasión del Señor; es la habitación más triste. Allí se observan imágenes de Jesús que sufre y muere por la redención de la humanidad. Pasando desde su entrada triunfal a Jerusalén y los distintos momentos de la flagelación: Jesús arrestado, Jesús caminando con la cruz y Jesús crucificado.

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Además, está el Santo Sepulcro, de madera policromada, muy ornamentado y también bastante ajado. Una figura de San Pedro de las Lágrimas, el Señor de la Palmas. También ángeles llorando forman parte de esta habitación.

La pareja Ross y Marianne Beach, de Kansas City, ayudó al caserón, mientras que de la restauración y puesta en valor del museo se encargó la Fundación Paracuaria en los años 1980.

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La "silenciosa" Santa María de Fe está situada a 242 kilómetros al sur de Asunción, en el departamento de Misiones. Se llega mediante un desvío sobre la ruta I "Mariscal López" en la ciudad de San Ignacio.

El pueblo fue fundado por el padre jesuita Emanuel Berthod en 1669, luego de emigrar desde varios lugares del país, a raíz de la persecución de los bandeirantes.

Uno de los sitios más concurridos después del museo es la arbolada plaza Mariscal Estigarribia, conocida por la presencia de los monos. Estos animalitos sueltos en el espacio verde son todo un atractivo, principalmente para los niños.

Es otro sitio muy visitado por los turistas es el Ycua Teja, donde antiguamente la población se surtía de agua para el consumo y las mujeres iban a lavar la ropa y compartían una ronda de tereré. Los antiguos pobladores indican que en el ycua era un sistema de agua de donde los jesuitas distribuían luego el vital liquido a la comunidad.

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Los visitantes también ingresan al sencillo templo en donde se puede apreciar la enorme imagen policromada de Santa María, protectora espiritual. Se considera que la localidad fue el gran taller de las Reducciones, ya que contó con dos grandes maestros artistas: Joseph Brassanelli y Antonio Sepp.

La Reducción de Santa María de Fe fue fundada en 1637 por la Compañía de Jesús, en los Itatines. A causa de los permanentes acosos de los bandeirantes (portugueses) se trasladó en 1669 al lugar que ocupa hoy.

Isabelino Martínez explicó que el antiguo templo fue abandonado durante la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), comenzó a deteriorarse cerca de 1900 hasta que finalmente colapsó en el centro en 1910. Los lugareños llevaron en sus viviendas las imágenes y parte de los ornamentos tallados en madera.

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"Los lugareños llevaron las imágenes en sus casas, pero los ornamentos ya no nos entregaron cuando comenzamos a recuperar las obras. Se quedaron con eso, esperemos que alguna vez los hijos de estas personas puedan entregar estas reliquias y así completar de nuevo todas las imágenes", dijo el encargado.

La Fundación Paracuaria, tras un largo trabajo de rescate de las obras, inauguró el 8 de setiembre de 1981 el Museo Diocesano de Artes Jesuíticas. En el día de la fiesta patronal de Santa María de Fe, este año se celebró el 37º aniversario del espacio cultural.

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