Un viaje por las arenas del tiempo

Tras estar abandonado por varios años, se iniciaron los trabajos para recuperar el Campamento Cerro León. Un grupo de arqueólogos viaja en el tiempo a través de la tierra en busca de vestigios de la guerra que lo vio nacer.

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El Campamento Cerro León, asentado en Pirayú, fue un sitio clave para la formación de las tropas paraguayas que se enfrentaron a la Triple Alianza entre los años 1865 y 1870, una de las contiendas bélicas más cruentas y desiguales de la historia del continente.

Su estructura se erigió en 1864 y en principio contaba con 40 pabellones, aunque solo dos pudieron ganarle la batalla al tiempo y el olvido. Su papel en la Guerra Grande fue trascendental. De acuerdo al periódico El Semanario, de fecha 9 de abril de 1864, el campamento Cerro León era “el tercero de instrucciones de nuestras tropas. En él se encuentran acampando actualmente miles de reclutas, jóvenes llenos de vida para empuñar el fusil y hacer respetar, si fuere necesario, los derechos sagrados de la patria”.

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El protagonismo del campamento Cerro León sucumbió el 25 de mayo de 1869, cuando tropas de la de caballería brasileña atacaron la guarnición paraguaya instalada en esa posición y capturó a numerosos prisioneros de guerra antes de continuar su camino hacia Asunción.

A pesar de ser una pieza clave en la historia paraguaya, por décadas estuvo ignorada. Este año se iniciaron los primeros trabajos para la puesta en valor del Museo que funciona en el Campamento, como parte del proyecto aprobado en la Comisión Nacional de Conmemoración del Sesquicentenario de la Epopeya Nacional.

“Se tiene planeado realizar en el Campamento Cerro León varias mejoras. Entonces hacemos sondeos o diagnósticos arqueológicos en las zonas donde se harán las intervenciones”, de manera tal a determinar si las obras son viables y no hay elementos patrimoniales en riesgo, comenta Carlos Von Horoch, historiador con especialización en arqueología preventiva.

Un equipo de especialistas de la Secretaría Nacional de Cultura, integrado por Ruth Alison Benítez y Sergio Ríos, además de los tres becarios capacitados en Arqueología Preventiva en Francia en el 2018, las arqueólogas Mirtha Alfonso y Astrid Ávalos, y el historiador Von Horoch, trabaja en la primera fase de arqueología preventiva, es decir, diagnósticos de las zonas donde se pretende hacer excavaciones e intervenciones urbanas, de manera a preservar así cualquier rastro que la tierra guarde sobre aquella contienda.

Los trabajos ya permitieron encontrar algunos elementos que nos transportan a esos tiempos de combate y nos acercan a cómo podía ser el día a día de las miles de tropas paraguayas que se formaron en esa escuela de guerra.

“Queremos tener un acercamiento de lo que era el Campamento Cerro León y ver la materialidad de los edificios, si se puede datar; todo eso para potenciar el monumento”, expone Von Horoch.

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Sostiene que cada pieza que desentierran puede lograr enriquecer la información sobre el sitio, lo que sumado al museo, potenciará el turismo atrayendo a más visitantes.

Para desplazarse en el tiempo en busca de reliquias, los profesionales trazan cuadrículas en las zonas donde se harán las intervenciones edilicias. Cada territorio es “sondeado” entre el 20% al 50% dependiendo de los hallazgos, mientras más elementos se colectan, mayor es la superficie de diagnóstico. “Si la zona es potencialmente arqueológica, se para la obra y se puede hacer sondeo del 100%”, acota.

“Los elementos que se encuentran en la excavación no son removidos, primero son fotografiados y entendidos en su contexto. La capa de tierra te puede indicar el periodo de tiempo al que pertenece, por ejemplo, a los cincuenta centímetros ya pertenece a la época de los guaraníes”, explica. Con cada centímetro que se adentran, se sumergen en las arenas del tiempo hacia épocas distintas.

Sostiene que se planea un trabajo de al menos un año, ya que además de estas tareas de arqueología preventiva, se tienen previstos diagnósticos para obtener un acercamiento a las dimensiones reales del campamento, a falta de los planos originales. También intentar datar los edificios con el fin revelar si el campamento tuvo agregados posteriores a la guerra. 

Von Horoch detalla que los edificios que siguen de pie -los pabellones principales del Campamento- pertenecen a la Comandancia y a los dormitorios del Mariscal Francisco Solano López y fueron construidos con los mejores materiales de la época. El resto de las edificaciones fue levantado con adobe y paja, por lo que sucumbió pronto a los elementos.

El proyecto de la SNC apunta a la puesta en valor de los dos pabellones del Campamento, reubicación de la casa de los cuidadores y los servicios para el público, alambrado perimetral, portones y puente.

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