Wilson, el que aún falta

Con la detención de Flavio Acosta, uno de los autores materiales, el círculo se va cerrando en la investigación del asesinato del periodista de ABC Color Pablo Medina y Antonia Almada. Todavía falta encontrar a un prófugo: el sanguinario Wilson Acosta.

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La primera noticia que se tuvo de Wilson Acosta Marques llegó el 25 de octubre de 2010. En un material publicado en la página 65 de la edición impresa de ABC Color de aquel día, el entonces corresponsal de este diario en la zona baja de Canindeyú, Pablo Medina, relataba que había sido detenido en Brasil, acusado de tenencia ilegal de armas.

Wilson era hermano de Vilmar “Neneco” Acosta Marques, entonces precandidato por el movimiento Vanguardia Colorada (encabezado por el ex vicepresidente Luis Castiglioni y el caudillo altoparanaense Javier Zacarías Irún) a la intendencia de Ypejhú, un pequeño distrito del departamento de Canindeyú ubicado en la frontera seca con Brasil.

La crónica de Pablo relataba que el procedimiento durante el cual fue detenido el narcotraficante fue realizado por la Policía Civil y la Militar de la localidad brasileña de Paranhos, fronteriza con Ypejhú.

Sobre el hombre procesado por narcotráfico en el vecino país pesaba una orden de captura en Paraguay por su vinculación con un triple asesinato perpetrado en el centro de Ypejhú. En el crimen habían sido acribillados Silvio Ramón Giménez Suárez (30), y dos supuestos secuaces suyos, identificados como Marcos José Pereira (31) y Carmelo Ayala (41).

Como venganza, los Giménez Suárez a su vez se habían encargado de eliminar a dos de los hermanos de Wilson y Vilmar.

Esos crímenes había marcado el inicio de la etapa más sangrienta del enfrentamiento entre los clanes Giménes Suárez y Acosta Marques, dos grupos familiares que se disputaban el control del narcotráfico desde hacía tiempo, un control que había quedado a la deriva tras la caída del temible traficante Fernandinho Beira Mar y del paraguayo Líder Cabral.

Un par de días más tarde, Pablo volvería a enviar un informe en el que relataba que Wilson había sido trasladado a Sete Quedas, otra ciudad brasileña.

Fiel a su estilo, punzante y perspicaz, Medina siguió investigando y consiguió develar que el trasfondo de todo ello era la disputa por el control de la droga que corría hacia Brasil y que varias de las muertes violentas de la zona también tenían el mismo origen.

Lo que no sabía Pablo era que esta serie de publicaciones comenzarían a escribir su trágico final. A poco de que se cumplieran exactamente cuatros años de su primer material sobre el clan Acosta, el mismo Wilson, sobre el que publicara tantas veces, acompañado por su sobrino Flavio le abordaron en un solitario camino vecinal de Villa Ygatimí y sin mediar demasiadas palabras, abrieron fuego contra él y su joven acompañante, Antonia Almada.

De hecho, apenas semanas después de estas publicaciones, comenzaron a llegar las primeras amenazas por parte del líder del clan Acosta, Vilmar “Neneco”, ya electo intendente de Ypejhú gracias al apoyo de la maquinaria electoral del Partido Colorado y quien decía no estar dispuesto a permitir que se mancillara el “buen nombre” de su familia. “Soy político colorado ganador en Ypehú, y no narcotraficante. Cuidate para escribir, en tu valle todos te conocen y no te vas a liberar de nada”, dijo amenazante, para luego cortar la comunicación.

Luego de que se confirmara días atrás la detención de Flavio Acosta, sobrino de Wilson y Vilmar como uno de los autores materiales del asesinato de Pablo y Antonia, es precisamente Wilson el único de los supuestos implicados en el caso que aún se encuentra prófugo.

Dentro del esquema criminal del clan Acosta, Wilson cumplía básicamente la función de jefe de los sicarios al servicio de su hermano, Vilmar. Su nombre es vinculado a aproximadamente una decena de los más de 20 crímenes violentos perpetrados por el clan en los últimos seis años en la zona baja de Canindeyú y también es buscado en Brasil, por una larga lista de cuestiones.

Vilmar y Flavio fueron detenidos en territorio brasileño, lo que haría pensar que Wilson probablemente también haya huido hacia el vecino país luego de haber perpetrado el crimen de Pablo y Antonia, aprovechando la permeabilidad de la frontera seca. Para la fiscal Sandra Quiñónez, quien encabeza la investigación, esta es una posibilidad entre varias.

Sin embargo, recordó Quiñónez días atrás en conversación con radio ABC Cardinal, sobre Wilson pesa una orden de captura también en territorio brasileño por crímenes cometidos ahí, por lo que sería más difícil para él circular con la libertad que lo hacían su hermano, Vilmar; y su sobrino Flavio.

De acuerdo a la investigación fiscal, Wilson habría sido quien efectuó el disparo de escopeta con el que se aseguraron de sesgar la vida del periodista de ABC Color Pablo Medina el 16 de octubre de 2014. La Fiscalía llegó a esta conclusión gracias al cruce de llamadas entre los involucrados y al relato de una testigo.

Si bien el Ministerio Público habla de cuatro implicados en el crimen, el otrora chofer y capanga de Vilmar, Arnaldo Javier Cabrera, también involucrado en el caso, llegó a dar el nombre de un quinto hombre: Lorenzo Acosta Marques, hermano de Neneco y Wilson.

Lo cierto y lo concreto es que aún se debe dar con Wilson para cerrar el círculo dentro del asesinato de Pablo Medina y Antonia Almada. El más sanguinario de los Acosta Marques todavía sigue dando vueltas, libre y escondido en algún punto.

juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano

Infografía: Rodrigo Pujol (rodrigo.vergara@abc.com.py - @PujolRodrigo)

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