La premiación, organizada por el Comité Paraguay-Kansas (CPK), Kansas-Paraguay Partners (KPP) y el Centro Cultural Paraguayo Americano (CCPA), realizó un acto que celebró no solo el talento, sino también el compromiso social del arte contemporáneo paraguayo.
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En la obra de Riveros, vemos a un vendedor de chipas cargando a un niño, un mendigo con su perro, un adicto inmerso en su sombra un demonio urbano y más: todos conviviendo en una misma escena.
“‘Los antihéroes de Asunción’ son espejos que representan esa verdad urbana que no queremos mirar. Son los malditos, los abatidos, personajes que destilan la esencia lúgubre de nuestra raza”, afirma el artista con una crudeza honesta.
Joel Riveros no es un mero observador en estas historias. Recorre las calles, escucha, se involucra. Su proceso creativo es casi documental, pero con la sensibilidad de quien transforma lo invisible en metáfora pictórica.

“Siempre ando por la calle observando todo y fue así como fui armando la narrativa en mi cabeza, a veces apoyado de una fotografía voy transformando contextos intangibles, que en pintura pueden ser reales o simbólicos igualmente”, detalló.
El artista no suaviza la realidad: la expone. En su obra no hay maquillaje ni consuelo. Hay denuncia, crítica y también compasión. “Muchas veces los personajes vienen de los más bajos fondos, de los suburbios de una verdad embrutecida por la falta de educación, en un Paraguay que se desgarra por una cultura corrupta”, sentenció.
La obra no busca aleccionar, sino confrontar. Riveros no impone lecturas, más bien propone preguntas. “¿Por qué la pobreza y la exclusión? Esto está programado. ¿Acaso el clientelismo político? El espectador debe interpretar según su propia experiencia. No trato de imponer nada; simplemente represento el contexto que me toca vivir".

Pintar con conciencia
Riveros desarrolla desde hace casi veinte años una línea estética y temática coherente: el arte como testigo social, como memoria viva del pueblo, según contó.
“He retratado a niños jugando en los barrios, a las madres, a los trabajadores, a la gente de mi propio contexto social. Siempre con una mirada sensible y a la vez crítica, sin dejar de revisar la historia del arte y sus diferentes periodos, adaptándolos a mi obra”.
Aunque este reconocimiento le da impulso y visibilidad, el artista deja claro que su compromiso va más allá de los premios: “Con o sin premio, seguiría pintando. Esto simplemente refuerza mi convicción de que el arte puede tener un rol social fundamental”.
El Concurso Elden Tefft, que lleva el nombre del escultor y diplomático estadounidense comprometido con el arte y la paz, busca visibilizar propuestas que dialoguen con el presente. Gracias a este certamen, el ganador vivirá una residencia académico-cultural de cuatro semanas en el estado de Kansas, EE. UU., con todos los gastos cubiertos.
Bajo el lema “El arte como voz social”, la edición 2025 reafirma la necesidad de que las artes visuales sean espacio de cuestionamiento, relato y transformación.
La exposición con las obras finalistas permanecerá abierta al público durante las próximas semanas en el CCPA (Avda. España 352 c/ EE.UU.).